Un empujoncito. Es lo que Francia ha querido dar a los grupos rebeldes libios que actúan al sur de Trípoli con la entrega secreta de armamento ligero. La iniciativa, desvelada ayer por Le Figaro y confirmada por el Ministerio de Defensa, amenaza con desbordar lo previsto en una de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que autorizaron la intervención internacional en Libia. Las resoluciones 1970 y 1973 decretan, en efecto, un embargo internacional de armas en Libia. Pese a ello, los rebeldes libios han ido recibiendo armas subrepticiamente a través de algunos emiratos árabes, como Qatar. Hasta ahora, sin embargo, ninguno de los países occidentales directamente comprometidos en la intervención militar contra el régimen del coronel Muamar el Gadafi había franqueado este umbral (o no lo había admitido). Un portavoz del Ministerio de Defensa francés confirmó ayer que Francia lanzó a principios de junio, mediante paracaídas, “algunas armas” en la zona rebelde, junto a víveres, aguas y medicamentos. Se trató, añadió, de armanento ligero, esencialmente fusiles, y municiones. Según la información de Le Figaro, que cita como fuente una persona “situada a alto nivel”, además de fusiles de asalto, Francia habría distribuido ametralladoras, lanzagranadas y misiles anticarro de tipo Milan. Desde entonces, los rebeldes han ganado terreno en la zona.
Periodistas liberados
Los periodistas franceses Hervé Ghesquière y Stéphane Taponier, secuestrados por los talibanes el 29 de diciembre del 2009 cuando realizaban un reportaje en Afganistán, fueron finalmente liberados ayer –junto a sus acompañantes– y entregados a las fuerzas militares francesas. El Gobierno francés guarda silencio sobre las circunstancias de la liberación de los dos rehenes, aunque el canal de televisión de información continua BFM aseguró que Francia habría pagado un rescate de varios millones de euros y el Gobierno de Hamid Karzai habría liberado a varios mandos talibanes presos. Los dos periodistas, del canal público de televisión France 3, trabajaban por libre cuando fueron secuestrados, después de haber seguido a las tropas francesas en la región de Kapisa. El presidente Nicolas Sarkozy les acusó de imprudencia.
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