viernes, 23 de septiembre de 2011

Con velo al Elíseo

"Yo soy una mujer libre”, dice con firmeza Kenza Drider, sin que se sepa a ciencia cierta si busca más convencer a sus interlocutores o a sí misma. Su voz fluye con claridad a través de la tela que oculta su rostro. Sus afirmaciones –“Defendemos la igualdad entre hombres y mujeres”- resultan sin embargo chocantes, pronunciadas desde la profundidad de esta prisión de tela llamada niqab que sólo deja ver sus ojos color almendra. Detrás de su figura menuda, un cartel electoral ha usurpado la imagen semidesnuda de La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix, ocultándola tras un velo integral de color rosa, única concesión a la feminidad. “En la calle, ¡la libertad es sagrada!”, reza el eslógan.
Nacida en Avignon hace 32 años, Kenza Drider abandera desde hace meses la lucha contra la ley francesa que, desde la pasada primavera, prohíbe llevar en el espacio público el velo integral, que ella viste –asegura que “por convicción”- desde hace trece años. Ahora ha decidido dar un paso más en su campaña presentándose como candidata a la presidencia de la República. Un acto de propaganda, de agitación, puesto que nunca llegará a reunir las 500 firmas de cargos electos necesarias para formalizar su candidatura al Elíseo. Pero qué importa.

Viéndola descender enfundada en su niqab pardo de un autobús cubierto de carteles electorales frente al palacio de justicia de Meaux –55 kilómetros al este de París- se percibe su voluntad de provocación. La elección de Meaux no es casual: su alcalde, Jean-François Copé –secretario general de la UMP-, fue el promotor de la ley contra el velo integral.

Una decena de policías asiste desde lejos a la escena, sin intervenir. Drider, por si acaso, prefiere no alejarse del autocar. “La ley que prohíbe el velo representa una agresión a mi identidad de ciudadana francesa, a mi condición de mujer”, afirma, mientras no duda en comparar su lucha con la de la activista norteamericana Rosa Parks, que en 1955 lideró el movimiento contra la discriminación de los negros en los transportes públicos en Estados Unidos.

Kenza Drider no está sola. Su candidatura es respaldada por la asociación No toques mi Constitución, liderada por el empresario Rachid Nekkaz –que ha creado un fondo para pagar las multas impuestas a las mujeres a causa del velo-, y el Frente de Banlieues Independiente (FBI), de Hassan ben M’Barek. Ambos, curiosamente, se declaran laicos e incluso contrarios al velo, pero defienden el derecho de las mujeres musulmanas a vestir como quieran.

Nekkaz pagó ayer en Meaux las dos primeras multas –de 120 y 80 euros- confirmadas en Francia por la justicia en aplicación de la nueva ley. Las dos sancionadas, Hind Ahmas y Najate Naït, militantes de la asociación Ciudadanas de la Libertad, fueron detenidas el 5 de mayo al intentar entrar en el Ayuntamiento de Meaux para regalar a Copé una tarta por su cumpleaños… “La ley ha convertido mi vida cotidiana en un infierno”, se indigna Hind Ahmas, quien ha asumido la función de portavoz de la campaña electoral de Drider.

Desde la entrada en vigor de la ley, un total de 136 mujeres han sido detenidas y amonestadas por la policía por llevar el velo integral, según Rachid Nekkaz, quien pretende aprovechar el pago de las dos primeras multas para presentar un recurso en casación y acabar impugnando la ley ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. “La ley condena en la práctica a estas mujeres a un arresto domiciliario a perpetuidad”, argumenta el abogado Yann Gré.

Una mujer madura de rasgos árabes, vestida a la occidental, asiste al espectáculo con un mohín de disgusto. “Esto no representa al islam. Hay que acabar con esto”, murmura.
                                                  

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