El tribunal, presidido por el magistrado Dominique Pauthe –el mismo que juzgó los casos Clearstream y Kerviel-, decidió tomar nota del informe médico y darlo por bueno para excusar la presencia de Chirac y juzgarlo en ausencia, algo que la fiscalía y la acusación civil aceptaron sin problema para evitar un enésimo aplazamiento de la vista. “Su presencia personal no será ordenada”, comunicó el tribunal tras una corta deliberación. El ex president francés, juzgado junto a otros nueve inculpados, será representado por sus abogados.
El llamado caso de los empleos ficticios de la alcaldía de París, por el que ya fue condenado en 2004 el hoy ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, alude a un sistema de financiación irregular del antiguo partido fundado y dirigido por Chirac –el RPR, antecedente de la UMP– durante su etapa como alcalde de París (1977-1995) consistente en pagar fraudulentamente sueldos municipales a personas del partido por funciones inexistentes. Las acciones judiciales contra Chirac tuvieron que suspenderse mientras fue presidente a causa de la inmunidad penal del jefe del Estado.
El juicio de Chirac, que se enfrenta a una pena teórica de 10 años de cárcel y 150.000 euros de multa, tiene una particularidad: la única acusación es la de un grupo de asociaciones anticorrupción, presentadas en la causa en el último momento. La fiscalía, que en su momento pidió su archivo por juzgar que no había indicios de delito, ha renunciado a ejercer la acusación. Lo mismo que el Ayuntamiento de París, principal perjudicado y hasta agosto del 2010, principal acusación particular, que decidió retirarse tras llegar a un acuerdo económico con la UMP y el propio Chirac por el cual percibirá 2,2 millones de euros como compensación por los perjuicios sufridos.
Sobre la degradación de la salud de Chirac llevaba varios meses hablándose. Entre quienes le visitaban, había quien le encontraba en baja forma, abúlico, olvidadizo y disperso. En este contexto, su estentóreo anuncio del pasado mes de junio diciendo que votaría por el socialista François Hollande ¿fue una boutade o un descarrilamiento?
La maniobra de última hora de la defensa de Chirac ha generado un cierto escepticismo y hay quienes sospechan que todo ha sido instigado por la esposa del ex presidente francés, Bernadette Chirac, para evitar que su marido tuviera el dudoso honor de ser el primer presidente de la V República en sentarse en el banquillo. Pero si es así, ha sido a costa de un costoso peaje: la presentación del informe médico y su aceptación por el tribunal supone, en la práctica, la muerte pública definitiva de Chirac, imposibilitado a partir de ahora de emitir opiniones políticas o participar en las deliberaciones del Consejo Constitucional, del que todos los ex presidentes son miembros natos.
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