miércoles, 3 de abril de 2013

Antieuropeísmo sin fronteras


Todos a una contra Europa. Punta de lanza del antieuropeísmo en Francia, el Frente Nacional (FN) ha decidido por una vez abrazar la Europa sin fronteras para atacar directamente al corazón de la construcción europea. En un gesto inédito, la presidenta del FN. Marine Le Pen, lanzó ayer un llamamiento a todos los pueblos europeos a forzar la celebració simultánea, en el 2014, de referéndums nacionales para liquidar la Unión Europea. En nombre de la libertad y la democracia, Le Pen opuso la legitimidad de las soberanías nacionales a la Europa “totalitaria”, los pueblos a la “oligarquía” de Bruselas.

El Frente Nacional no tiene ninguna posibilidad de forzar la celebración –ni en Francia ni en la mayor parte de los países de la UE– de las consultas populares que propugna, pero su iniciativa pretende alimentar y reforzar el sentimiento antieuropeo que las políticas de austeridad están fomentando en todo el continente.
A juicio de Marine le Pen, el triunfo en Italia de las fuerzas antieuropeístas –de Beppe Grillo al reconvertido Silvio Berlusoni– y el nacimiento en Alemania de un partido euroescéptico –Alternativa para Alemania– son signos de un movimiento subterráneo, “como el de las placas tectónicas”, que acabará por provocar un seísmo político. Aunque menos evidente, Le Pen apuntó que también en España “algunas personalidades” están reflexionando para crear una fuerza antieuropea.

El FN, que en las próximas semanas multiplicará sus contactos internacionales con este fin, pretende actuar como federador o catalizador de este magma, que podría estallar en una erupción en las elecciones europeas previstas el verano del año que viene.

Ironía o provocación, Marine Le Pen aprovechó su condición de eurodiputada para hacer su proclama en la sede de las instituciones europeas en París. Minutos antes, una de sus colaboradoras retiró y arrinconó la bandera europea presente en la sala. Toda una declaración de intenciones.

Con un lenguaje apocalíptico, la líder del FN acusó a la UE de haber sumido a los pueblos europeos en las “tinieblas”, de haber convertido el sueño europeo en “un monstruo frío, hinchado de orgullo y de desprecio por las democracias y las soberanías”, dispuesto a “sacrificar a los pueblos” en nombre de los “dogmas”. Le Pen juzgó que las “terribles políticas de hiper-austeridad” impuestas por Bruselas –de Berlín, nada dijo– son una nueva “forma de esclavitud” y dibujó un panorama catastrófico: “Nos vendieron la paz, y muchos creyeron en el proyecto europeo porque ponía fin a la guerra entre los pueblos de Europa (...) Pero es ahora hacia el odio, hacia la guerra, adonde nos conduce la Unión Europea, al atizar las tensiones, el resentimiento y los rencores entre las naciones”.

El discurso de la ultraderecha francesa sobre Europa –que tiene su eco en la extrema izquierda populista liderada por Jean-Luc Mélenchon– puede prender fácilmente en la sociedad francesa, que ya en el 2005 demostró con su “no” en el referéndum de la Constitución europea su aversión a la Europa diseñada en Bruselas. Un reciente sondeo del instituto BVA, publicado el pasado mes de febrero, constataba que el 75% de los franceses considera a la UE ineficaz y por primera vez quienes piensan que la Unión es un motivo de temor (37%) casi equipara a quienes la ven como un motivo de esperanza (38%)

Los analistas atribuyen a la crisis económica –agravada por la rígida política de austeridad impuesta de forma inflexible a toda Europa contra la opinión de todos los organismos internacionales, del FMI a la OCDE– y al descrédito de la clase política y las instituciones, el aumento de las fuerzas populistas, nacionalistas y antieuropeas en todo el continente, donde el proceso de radicalización general recuerda, según algunos observadores, a la situación de los años treinta.

Para el politólogo Alain Duhamel, Europa es la única solución. Pero la UE “reacciona con una espectacular y terrorífica torpeza, siempre demasiado tarde, cada vez peor. La absurdidad de su gobernanza, la inadaptación trágica de su toma de decisiones, su déficit mortal de democracia, la excepcional mediocridad de sus dirigentes le enajenan los pueblos”. A juicio de Dominique Reynié, director de Fondapol, el populismo prospera en todos los países y las elecciones europeas del 2014 pueden catalizar una “ola protestataria” caracterizada por “el rechazo de las élites, del sistema, de lo extranjero y de Europa”.


Un ex ministro confiesa tener una cuenta secreta

Si el populismo se nutre del desprestigio de la clase política, el hasta hace poco ministro francés del Presupuesto, el socialista Jérôme Cahuzac, le ha dado más carnaza. Forzado a dimitir el pasado 19 de marzo tras ser objeto de una investigación judicial, Cahuzac confesó ayer públicamente tener una cuenta bancaria en el extranjero –en Suiza, luego transferida a Singapur– desde hace una veintena de años, algo que –frente a las revelaciones del diario digital Mediapart– había negado categóricamente una y otra vez. Tras declarar ayer voluntariamente ante los jueces que instruyen la causa, fue imputado por blanqueamiento de fraude fiscal. A través de su blog, el ex ministro –cuya fortuna procede de su etapa como cirujano especializado en implantes capilares– admitió tener 600.000 euros en una cuenta bancaria que, según él, no habría sido alimentada desde hace 12 años, esto es. desde que entró en política. Cahuzac pidió perdón al presidente francés, François Hollane, al primer ministro, al Gobierno, al Parlamento y a todos los franceses. “Estoy devastado por los remordimientos”, aseguró. El Elíseo calificó sus mentiras de “imperdonable falta moral”.



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