Todos a una
contra Europa. Punta de lanza del antieuropeísmo en Francia, el Frente Nacional
(FN) ha decidido por una vez abrazar la Europa sin fronteras para atacar
directamente al corazón de la construcción europea. En un gesto inédito, la
presidenta del FN. Marine Le Pen, lanzó ayer un llamamiento a todos los pueblos
europeos a forzar la celebració simultánea, en el 2014, de referéndums
nacionales para liquidar la Unión Europea. En nombre de la libertad y la
democracia, Le Pen opuso la legitimidad de las soberanías nacionales a la
Europa “totalitaria”, los pueblos a la “oligarquía” de Bruselas.
El Frente Nacional no tiene ninguna posibilidad de forzar la
celebración –ni en Francia ni en la mayor parte de los países de la UE– de las
consultas populares que propugna, pero su iniciativa pretende alimentar y
reforzar el sentimiento antieuropeo que las políticas de austeridad están
fomentando en todo el continente.
A juicio de Marine le Pen, el triunfo en Italia de las
fuerzas antieuropeístas –de Beppe Grillo al reconvertido Silvio Berlusoni– y el
nacimiento en Alemania de un partido euroescéptico –Alternativa para Alemania–
son signos de un movimiento subterráneo, “como el de las placas tectónicas”,
que acabará por provocar un seísmo político. Aunque menos evidente, Le Pen
apuntó que también en España “algunas personalidades” están reflexionando para
crear una fuerza antieuropea.
El FN, que en las próximas semanas multiplicará sus
contactos internacionales con este fin, pretende actuar como federador o
catalizador de este magma, que podría estallar en una erupción en las
elecciones europeas previstas el verano del año que viene.
Ironía o provocación, Marine Le Pen aprovechó su condición
de eurodiputada para hacer su proclama en la sede de las instituciones europeas
en París. Minutos antes, una de sus colaboradoras retiró y arrinconó la bandera
europea presente en la sala. Toda una declaración de intenciones.
Con un lenguaje apocalíptico, la líder del FN acusó a la UE
de haber sumido a los pueblos europeos en las “tinieblas”, de haber convertido
el sueño europeo en “un monstruo frío, hinchado de orgullo y de desprecio por
las democracias y las soberanías”, dispuesto a “sacrificar a los pueblos” en
nombre de los “dogmas”. Le Pen juzgó que las “terribles políticas de
hiper-austeridad” impuestas por Bruselas –de Berlín, nada dijo– son una nueva
“forma de esclavitud” y dibujó un panorama catastrófico: “Nos vendieron la paz,
y muchos creyeron en el proyecto europeo porque ponía fin a la guerra entre los
pueblos de Europa (...) Pero es ahora hacia el odio, hacia la guerra, adonde
nos conduce la Unión Europea, al atizar las tensiones, el resentimiento y los
rencores entre las naciones”.
El discurso de la ultraderecha francesa sobre Europa –que
tiene su eco en la extrema izquierda populista liderada por Jean-Luc Mélenchon–
puede prender fácilmente en la sociedad francesa, que ya en el 2005 demostró
con su “no” en el referéndum de la Constitución europea su aversión a la Europa
diseñada en Bruselas. Un reciente sondeo del instituto BVA, publicado el pasado
mes de febrero, constataba que el 75% de los franceses considera a la UE
ineficaz y por primera vez quienes piensan que la Unión es un motivo de temor
(37%) casi equipara a quienes la ven como un motivo de esperanza (38%)
Los analistas atribuyen a la crisis económica –agravada por
la rígida política de austeridad impuesta de forma inflexible a toda Europa
contra la opinión de todos los organismos internacionales, del FMI a la OCDE– y
al descrédito de la clase política y las instituciones, el aumento de las
fuerzas populistas, nacionalistas y antieuropeas en todo el continente, donde
el proceso de radicalización general recuerda, según algunos observadores, a la
situación de los años treinta.
Para el politólogo Alain Duhamel, Europa es la única
solución. Pero la UE “reacciona con una espectacular y terrorífica torpeza,
siempre demasiado tarde, cada vez peor. La absurdidad de su gobernanza, la
inadaptación trágica de su toma de decisiones, su déficit mortal de democracia,
la excepcional mediocridad de sus dirigentes le enajenan los pueblos”. A juicio de Dominique Reynié, director de Fondapol, el populismo
prospera en todos los países y las elecciones europeas del 2014 pueden
catalizar una “ola protestataria” caracterizada por “el rechazo de las élites,
del sistema, de lo extranjero y de Europa”.
Un ex ministro confiesa tener una cuenta secreta
Si el populismo se nutre del desprestigio de la clase política,
el hasta hace poco ministro francés del Presupuesto, el socialista Jérôme
Cahuzac, le ha dado más carnaza. Forzado a dimitir el pasado 19 de marzo tras
ser objeto de una investigación judicial, Cahuzac confesó ayer públicamente
tener una cuenta bancaria en el extranjero –en Suiza, luego transferida a
Singapur– desde hace una veintena de años, algo que –frente a las revelaciones
del diario digital Mediapart– había negado
categóricamente una y otra vez. Tras declarar ayer voluntariamente ante los
jueces que instruyen la causa, fue imputado por blanqueamiento de fraude
fiscal. A través de su blog, el ex ministro –cuya fortuna procede de su etapa
como cirujano especializado en implantes capilares– admitió tener 600.000 euros
en una cuenta bancaria que, según él, no habría sido alimentada desde hace 12
años, esto es. desde que entró en política. Cahuzac pidió perdón al presidente
francés, François Hollane, al primer ministro, al Gobierno, al Parlamento y a
todos los franceses. “Estoy devastado por los remordimientos”, aseguró. El
Elíseo calificó sus mentiras de “imperdonable falta moral”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario