sábado, 30 de marzo de 2013

Hollande: "La austeridad condena a Europa a la explosión"


Toque de atención de François Hollande a Angela Merkel. La política de austeridad, que Alemania ha impuesto hasta a ahora con mano de hierro al conjunto de la Unión Europea, no sólo conduce a la recesión económica, sino a algo mucho peor. “La austeridad condena a Europa a la explosión”, alertó el jueves por la noche el presidente francés durante una entrevista en el canal público de televisión France 2.

“En Europa estamos asistiendo al aumento de los populismos, de los movimientos extremistas y neonazis, de los egoísmos nacionales”, advirtió Hollande, quien subrayó que prolongar la política de austeridad –criticada ya por otra parte por el FMI y la OCDE– no sólo impedirá reducir los déficit, sino que conducirá a acrecentar la impopularidad de los gobiernos y ponerlos a merced de los movimientos populistas. Como sucede, subrayó, en Italia.

Francia no seguirá ese camino, aseguró el presidente de la República, que presentó la incapacidad de alcanzar el objetivo de reducción del déficit público al 3% este año –acabará, yendo bien, en el 3,7%– como el fruto de una decisión plenamente consciente. “Si forzáramos el ritmo, romperíamos la esperanza de reencontrar el crecimiento”, aseguró.

Hollande fijó el horizonte de la recuperación económica y la inversión de la curva del paro –que no cesa de crecer y afecta ya a cerca de 3,2 millones de persomas (por encima del 10%)– a finales de este año, por más que las previsiones de la Unión Europea no comparten tal optimismo. “No se trata de un deseo ni de un pronóstico, sino de un compromiso, de una batalla”, afirmó.

Hollande habló con convicción, pero... ¿convenció? No parece probable que quienes le escucharon meses atrás diciendo que la crisis había quedado ya atrás encuentren elementos para creerle ahora. Sobre todo después de que el presidente reconociera haberse equivocado: “Éramos conscientes de la gravedad de la crisis, pero no anticipamos que iba a durar más de lo previsto”, dijo. Hollande argumentó que el Gobierno ha tomado ya todas las medidas necesarias –empleos de futuro, contrato de generación, pacto de competitividad, reforma laboral, banco público de inversiones...– para relanzar la actividad. “Tenemos todas las herramientas, ahora han de ser utilizadas plenamente”, dijo. Eso es todo.

Durante algo más de una hora, Hollande trató de devolver la confianza a los franceses y reconquistar a la opinión pública, pero no desveló grandes cosas sobre sus planes inmediatos. Prometió no aumentar más los impuestos por encima de lo ya previsto y avanzó que habrá que adoptar medidas de ahorro. ¿Cuáles? No lo avanzó, salvo para asegurar que el presupuesto de Defensa se mantendrá –Mali obliga– al mismo nivel que hasta ahora. Vagamente, aludió a una reforma de las pensiones y cambios en el sistema de ayudas a las familias... ¿Para no asustar? Probablemente. “No se trata de prometer sangre, sudor y lágrimas, sino de devolver la esperanza”, dijo. Otra cosa es que lo consiguiera.

En diez meses de mandato, Hollande ha batido todos los récords de impopularidad de todos los presidentes de la V República, incluyendo al aborrecido Nicolas Sarkozy. Anoche necesitaba frenar esta deriva. El martes, el presidente francés no se atrevió a vaticinar una victoria de Francia frente a España en el partido de clasificación para el Mundial de fútbol y se conformó, modestamente, con un empate. Anoche pareció salir con el mismo objetivo. El tiempo dirá si no abandonó el campo como Didier Deschamps. Derrotado y cabizbajo.


Amenazas de muerte al juez que inculpó a Sarkozy

De las críticas y los insultos se ha pasado a las amenazas de muerte. El juez de Burdeos que hace una semana se atrevió a inculpar al ex presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el caso Bettencourt, Jean-Michel Gentil, recibió el miércoles en el juzgado una carta anónima, acompañada por varios cartuchos de fogueo de arma de guerra, en la que se le amenaza de muerte, a él y a sus allegados, por su presunto posicionamiento político de izquierdas. La carta, firmada por un desconocido grupo que se hace llamar Interacción de las Fuerzas del Orden (IFO) y utiliza un lenguaje propio de la extrema derecha, incluye asimismo amenazas contra dos juezas colaboradoras de Gentil. Dos conocidos periodistas, Jean-Pierre Elkabbach (Europe 1) y Michaël Darmon (i-Télé) –que comparten un programa político semanal en televisión– han recibido cartas similares del mismo grupo, pero remitidas antes de la imputación de Sarkozy.

“Usted ha franqueado lo irreparable, condicionado por su ideología, heredada del Terror y de la privación de las Libertades”, escribe el anónimo, que adscribe al juez Gentil –erróneamente– en el Sindicato de la Magistratura, “grupúsculo de jueces rojos, revolucionarios, socioalo-soviéticos, totalitarios, rabiosos y comprometidos políticamente”. Tras constatar que el magistrado está “bien protegido”, el anónimo amenaza con atacar a uno de sus allegados: “Ese pagará con su vida su voluntad discrecional de desestabilización del país”.

La amenaza ha sido tomada muy en serio por las autoridades, que han confiado la investigación a la policía antiterrorista. En marzo del 2009 Sarkozy, entonces presidente, y varios ministros y cargos de la UMP, recibieron también cartas amenazadoras con balas. Hubo varios detenidos, pero quedaron en libertad.
En el caso de las amenazas al juz Gentil, duramente atacado estos días por la derecha, no puede descartarse un vínculo directo con la imputación de Sarkozy por “abuso de debilidad”. El Sindicato de la Magistratura relacionó en un comunicado las declaraciones “indignadas e incluso injuriosas” y este “insoportable desencadenamiento de odio”.




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