La ley que
autorizará el matrimonio homosexual en Francia será aprobada definitivamente
mañana por la Asamblea Nacional y las decenas de miles de personas que salieron
ayer a la calle en París para protestar contra esta reforma lo saben. Como lo
saben también los dirigentes del movimiento, que en unos pocos meses han
logrado movilizar a una parte importante de la sociedad francesa como no lo
había logrado hacer la derecha, hundida por sus luchas intestinas. Pero la
batalla no ha hecho sino empezar.
Los líderes del movimiento antibodas gais, con la mediática
y controvertida Frigide Barjot a la cabeza, se preparan ya para lanzarse a la
política y su primer objetivo serán las elecciones municipales del 2014. Un
nuevo fenómeno de ecos populistas y tinte conservador amenaza con surgir en
Francia, siguiendo la estela de Beppe Grillo en Italia.
Frigide Barjot, que hasta ahora había planteado una
intervención activa en la campaña de las municipales pero desde fuera, ha
decidido cruzar el Rubicón: el movimiento presentará candidaturas propias en un
número todavía indeterminado de municipios, allí donde los políticos de la
Unión por un Movimiento Popular (UMP) –el gran partido de la derecha– se han
alineado con la reforma socialista o se han mostrado excesivamente tibios.
“Bajo una forma y una apelación que todavía están por
defnir, presentaremos candidatos en las ciudades donde los cargos electos no
han jugado el juego”, anunció ayer Barjot aprovechando la celebración en París
de una nueva manifestación –en este caso, de ámbito regional– contra el
matrimonio homosexual, que reunió sin incidentes a entre 45.000 y 270.000
personas, según los cálculos contradictorios de la Prefectura y de los
organizadores. En otro punto de la ciudad, 3.500 personas se manifestaron a
favor de la reforma.
La ambición de los antibodas gais va, sin embargo, mucho más
allá del objeto inicial de su protesta. Su apuesta es convertirse en el eje
mismo de la contestación social a la política del presidente francés, François
Hollande. La gran cita es el próximo 26 de mayo, fecha en la que el movimiento
prepara una gran manifestación nacional en París, en la que quieren movilizar
de nuevo a cientos de miles de personas. Después de haber reivindicado cerca de
un millón el 13 enero, y 1,4 millones el 24 de marzo, el objetivo es ahora
llegar a los dos millones... Pero no se tratará ya única y exclusivamente de
combatir el matrimonio homosexual –que ya estará aprobado– sino al Gobierno en
sí mismo. La manifestación sumará “bastantes otras quejas contra la política
del gobierno de François Hollande”, subrayó Barjot, quien vaticinó que la cita
de 26 de mayo “será la primera de una nueva era”. La derecha francesa sueña con
su propio Mayo del 68.
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