viernes, 19 de abril de 2013

Deriva violenta contra el matrimonio gay


Agresiones homófobas, ataques a periodistas, enfrentamientos con la policía, amenazas de muerte a diputados, hostigamiento a ministros... El movimiento de oposición a la autorización del matrimonio homosexual en Francia está derivando en una protesta violenta que escapa ya al control de sus promotores. Los líderes del movimiento, con la controvertida Frigide Barjot a la cabeza, que se dicen pacíficos y antihomófobos, han resultado totalmente desbordados por la dinámica que ellos mismos –en colaboración activa con la derecha parlamentaria– han desencadenado.

La protesta anti matrimonio gay va camino de ser secuestrada por diversos grupúsculos violentos de extrema derecha y católicos integristas –Grupo Unión Defensa (GUD), Juventud Nacionalista, Bloque Identitario, Primavera Francesa, Civitas...– que, pese a constituir una minoría, están marcando la dinámica cada vez más agresiva del movimiento. Su emergencia no ha sido espontánea: la espiral de violencia verbal y de deslegitimación sistemática del poder democráticamente elegido en la que se ha embarcado la derecha han sido el caldo de cultivo que ha propiciado esta deriva.

Una de las primeras en derrapar fue Frigide Barjot, quien pese a definirse como “no violenta” reaccionó a la aprobación del proyecto de ley por el Senado diciendo: “Si quieren sangre, habrá sangre”. A parecido nivel se puso la muy católica ex ministra Christine Boutin, presidenta del Partido Demócrata-Cristiano –aliado de la UMP–, quien se preguntó si el presidente François Hollande quería la “guerra civil”. La escalada llevó ayer a un diputado conservador, Philippe Cochet, a acusar al Gobierno en el hemiciclo de estar “asesinando a niños” (en alusión a la concesión a las parejas homosexuales del derecho a la adopción en las mismas condiciones que las heterosexuales)

Unos y otros han acusado asimismo al Gobierno, que cuenta con una amplísima mayoría absoluta en el Parlamento, de autoritario cuando no de totalitario, y de querer imponer su reforma “contra el pueblo de Francia”. Una idea que se puede escuchar en declaraciones y comunicados, así como en las filas de los manifestantes, cada vez más encrespados ante la evidencia de que el proyecto de ley, que acaba de volver a la Asamblea Nacional, será aprobado el próximo martes.

La deriva empezó hace unos días, cuando grupos diversos –algunos dirigidos por las huestes de Frigide Barjot y su organización “La Manif pour tous”, otros por libre– empezaron a hostigar y a increpar a políticos favorables a la reforma en sus actos públicos o a la puerta de sus casas. Una especie de escrache, pero de derechas. Los insultos estuvieron a punto de pasar a la agresión en el caso de la periodista Caroline Fourest, cuyo tren fue bloqueado por extremistas en Nantes, adonde había acudido para participar en un debate.

A Fourest la habían amenazado a través de las redes sociales. Lo mismo que les ha sucedido a dos parlamentarios socialistas de la Vendée, una región particularmente católica y tradicionalista, que además han recibido cartas anónimas amenazándoles de muerte. “A mi me han amenazado con secuestrarme y con hacerme saltar con explosivos”, contó la diputada Sylviane Bulteau.

Como si alguien hubiera levantado una veda, las agresiones homófobas han empezado a proliferar. Una pareja de homosexuales fue agredida el pasado día 7 en París. Y la noche del miércoles, un grupo de ultras agredió a tres empleados de un bar de ambiente gay en el centro de Lille.

Esa misma noche, los extremistas hicieron también aparición en la concentración organizada por los opositores a la reforma frente a la Asamblea Nacional, donde agredieron a varios periodistas y se enfrentaron violentamente a los antidisturbios. La policía detuvo a 11 personas.

El presidente François Hollande salió ayer al paso de este clima y advirtió que no tolerará comportamientos de este tipo. “No puedo aceptar, como presidente de la República, ni los actos hómofobos ni la violencia, ni que los parlamentarios no puedan expresarse libremente”, dijo.



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