Una doble
tragedia, sobrevenida en uno de los programas de ‘telerrealidad’ más populares
de la televisión francesa, Koh Lanta –equivalente del
español Supervivientes–, donde murió un concursante y
posteriormente el médico se suicidó, ha llevado al Gobierno a plantearse una
regulación especial de este tipo de emisiones. Así lo avanzó el miércoles la
ministra de la Cultura y la Comunicación, Aurélie Filippetti. “Hay que regular
estos programas para que aseguren bien la preservación de la dignidad de la
persona humana, de aquellos que participan y de los telespectadores que les
miran”, dijo en el canal France 2.
El Consejo Superior de lo Audiovisual (CSA), por su parte,
ha planteado la posibilidad de retrasar la emisión de este tipo de programas a
después de las 22 horas –esto es, en segunda sesión– y de abrir un diálogo con
las cadenas de televisión para pactar una carta de “buenas prácticas” en este
ámbito.
El suceso, que ha hecho temblar al mundillo de la televisión
y ha conmocionado a todo el país, se produjo el pasado 22 de marzo, cuando uno
de los concursantes en el programa Koh Lanta, que
acababa de empezar a rodar su décimosexta temporada en la isla de Koh Rong, en
Camboya, murió de un ataque cardíaco. Gérald Babin, un fornido joven de 25
años, empezó a quejarse de calambres en un brazo durante la primera prueba a la
que se sometía a los concursantes nada más llegar a la isla. Atendido en
primera instancia por el médico urgentista del programa, Thierry Costa, fue
posteriormente trasladado en helicóptero al hospital más cercano, donde
falleció. El canal privado de televisión que emitía el programa, TF1, decidió
anular el rodaje y repatriar a todos los concursantes.
La productora de Koh Lanta, Adventure Line Production (ALP),
sostuvo desde el primer momento que el joven fue evacuado rápidamente al
hospital, pero testimonios posteriores pusieron en cuestión la versión oficial
y apuntaron presuntas deficiencias en la atención prestada al concursante.
Presionado por las críticas, el médico del programa, Thierry Costa, se suicidó
diez días después en el hotel donde se alojaba en Camboya, dejando una amarga
carta en la que se dolía de ser lanzado a la vindicta pública.
La autopsia realizada al cadáver de Gérald Babin ha
demostrado que el joven sufría una patología cardíaca, una “cardiopatía
dilatada”, deformación de las cavidades del corazón que puede ser congénita o
adquirida. La fiscalía de Créteil (periferia de París) ha abierto una
investigación preliminar por homicidio involuntario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario