miércoles, 10 de abril de 2013

Camello a la cazuela


"Lo utilizaré tanto como pueda como medio de transporte, pero...”. Sin gran convicción, pero son su habitual gracejo, François Hollande recibió el pasado 2 de febrero en Tombuctú (Mali) un regalo inusual: un joven y ruidoso camello que eludió bruscamente el tímido intento del jefe de Estado francés de acariciarle la cabeza. Acompañado por el presidente maliense, Dioncounda Traoré, Hollande había acudido a la ciudad de los 333 santos como liberador, después de que las tropas francesas echaran de la ciudad a los grupos islamistas armados que habían sembrado el terror durante casi un año. Aclamado por la multitud, el presidente francés recibió diversos presentes, particularmente el camello. Dos meses después, el animal ha acabado en la cazuela...

La primera intención de Hollande fue conducir el joven dromedario a París, donde hubiera sido alojado en el zoo de Vincennes o en el Jardin des Plantes. Como la mayor parte de los ilustres animales presidenciales que recibieron algunos de sus antecesores, como Georges Pompidou (dos tigres de Bengala), Valéry Giscard d’Estaing (bisontes europeos) o François Mitterrand (un elefante indio), por citar los más espectaculares. Entre los obsequios vivos, a los que son especialmente inclinados los africanos, ha habido tortugas, dromedarios, osos, leones, antílopes, cebras, serpientes, monos, loros...

El joven dromedario de Hollande debería haber seguido sus pasos y aterrizar en París, previo paso por el zoo de la capital maliense, Bamako, donde debería haber pasado una cuarentena y ser vacunado. Pero, por alguna razón, el Elíseo cambió de opinión. Así que el camello, que empezaba a estar rodeado de cierta polémica –corrió el rumor de que había sido robado a su propietario original, un tuareg– fue cedido por el presidente francés, de acuerdo con las autoridades malienses, a una familia de Tombuctú.

Pero, ¡oh, sorpresa!, la familia agraciada, en lugar de criarlo, decidió cocinarlo y comérselo. Según la revista Valeurs Actuelles, informado del triste fin del camélido el pasado 7 de marzo, el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, se lo comunicó a Hollande en un aparte del Consejo de Ministros. Consternadas, las autoridades malienses indicaron ayer su intención de enviar a París un nuevo camello. Vivo.




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