sábado, 24 de noviembre de 2012

Juppé, general de 'cascos azules'


Se llaman a sí mismos los cascos azules. Son un puñado de dirigentes y militantes no alineados de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) decididos a actuar como fuerza de interposición para evitar que las tropas de Jean-François Copé y François Fillon destruyan el partido en su lucha ciega por hacerse con el poder. Al frente de este precario contingente se encuentra el general Alain Juppé, la figura probablemente más carismática y respetada de la UMP, de la que fue fundador y primer presidente (2002-2004). La tarea de mediación del ex primer ministro se enfrenta a grandes dificultades. La frágil tregua pactada el jueves por la noche fue ya violentada ayer mismo. Y el ex presidente Nicolas Sarkozy –librado de sus cuitas por el caso Bettencourt– ha empezado a maniobrar entre bambalinas. No necesariamente de forma neutral.

“Lo que está en juego ya no es la presidencia de la UMP, sino su existencia. Vamos directos hacia la explosión si no se detiene esta mascarada”. Con estas duras palabras asumió Alain Juppé la responsabilidad de intentar una difícil mediación entre Jean-François Copé, oficialmente proclamado presidente de la UMP –por una escueta ventaja de 98 votos, sobre 175.000 en la elección del domingo– y el ex primer ministro François Fillon, que contesta los resultados alegando que la comisión de control “olvidó” contabilizar 1.304 votos de tres federaciones de ultramar. Un error que la propia comisión ha admitido.

Para intentar hallar una solució, Juppé ha impuesto una serie de condiciones a los dos contendientes que pasan básicamente por dos premisas: tener las manos libres para dirigir el proceso de revisión de los resultados, y que la Comisión Nacional de Recursos –instancia oficial jurídicamente responsable de dicha revisión, pero en la que Fillon no confía– acepte su relegación. Por encima de ella, con una función política, Juppé constituirá una comisión de notables integrada por dos personalidades neutrales –los ex ministros Bruno Le Maire y Nathalie Kosciusko-Morizet– y dos partidarios moderados de cada bando: el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin y el ex presidente de la Asamblea Nacional Bernard Accoyer.

Aceptadas estas condiciones por las dos partes el jueves por la noche, el viernes Jean-François Copé volvió a cuestionar la marginación de la Comisión Nacional de Recursos. Y lo mismo ha hecho la misma comisión (que ya ha empezado, por cierto, a ser objeto de chanzas por su acrónimo, Conar, cuyo sonido en francés es idéntico a conard, gilipollas). Esta marcha atrás se produjo después de que Copé hablara telefónicamente con Nicolas Sarkozy, quien mantuvo asimismo otros contactos durante la jornada. “No voy a dejarme robar la victoria”, advirtió ayer Copé, mientras Fillon le acusaba de dirigir el partido como una “mafia”. Juppé quiere reunirlos el domingo para limar asperezas... O así.


El retorno del 'mejor’

“El mejor de entre nosotros”. Así lo calificó una vez Jacques Chirac, que había querido hacer de él su delfín. Alain Juppé, de 67 años, reducido hoy a su condición de alcalde de Burdeos y padre fundador de la UMP, lo tenía todo para haber sucedido a Chirac como líder de la derecha francesa. Ministro en varias ocasiones durante los años ochenta y primer ministro entre 1995 y 1997, Juppé dirigió en paralelo el antiguo partido gaullista, el RPR, y en 2002 pasó a ser presidente de la nueva UMP. Pero los cambalaches de Chirac en la alcaldía de París –por los que el ex presidente sería finalmente condenado en 2011– truncaron la carrera de Juppé en 2004. Condenado a un año de inhabilitación por el caso de los empleos ficticios, el otrora mano derecha de Chirac en el Ayuntamiento tuvo que abandonar todos sus cargos y se exilió temporalmente en Canadá. Cuando regresó, Nicolas Sarkozy estaba al mando.


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