Nicolas Sarkozy
lo había anunciado y, finalmente, será François Hollande quien lo lleve a cabo.
El Gobierno francés tiene previsto aprobar la semana que viene un
endurecimiento de la legislación antiterrorista en respuesta a la amenaza islamista,
puesta crudamente de manifiesto con los atentados llevados a cabo en Toulouse
por Mohamed Merah. El ministro del Interior, Manuel Valls, anunció que el
proyecto de ley permitirá juzgar en Francia a todos aquellos ciudadanos
franceses que cometan atentados en el extranjero, así como a todos aquellos que
viajen al extranjero –fundamentalmente a la zona fronteriza entre Afganistán y
Pakistán– para instruirse en campos de entrenamiento para terroristas.
Ambas medidas habían sido anunciadas –en realidad, propuestas–
por Nicolas Sarkozy tras los atentados de Toulouse del pasado mes de marzo, que
costaron la vida a siete personas. La identidad del terrorista, un islamista
francés que actuó en solitario tras haberse entrenado en la zona
afgano-pakistaní, reveló fallos en los sistemas de información, pero también
algunas lagunas legales, pues la ley sólo hubiera permitido perseguir a Mohamed
Merah en caso de demostrársele conexiones con un grupo terrorista. El ex
presidente francés planteó esta respuesta en plena campaña electoral de las
presidenciales, a sabiendas de que no podía aprobarla –en caso de ganar– hasta
después de los comicios.
Poco habrá importado al final el resultado de las
elecciones, pues será su sucesor en el Elíseo, François Hollande, quien llevará
a cabo por lo menos parte de lo anunciado por Sarkozy (éste pretendía también
actuar penalmente contra quienes siguieran de forma reiterada aquellos sitios
web que hagan apología de la Yihad)
El nuevo paquete antiterrorista no debería tener, pues,
problemas para ser aprobado con una amplísima mayoría en el Parlamento. Pero en
el mundo de la justicia no existe el mismo grado de unanimidad. Así, el juez
antiterrorista Marc Trévidic, presidente de la Asociación fancesa de jueces de
instrucción, declaró a France Info que la nueva ley, a base de perseguir
inmediatamente a todo aquel que regrese de las zonas conflictivas, no permitirá
establecer cuáles de estos individuos son o no peligrosos y cuáles de entre
ellos planeaban realmente atentado terroristas, lo cual arroja dudas sobre su
efectividad.
Varias asociaciones de derechos humanos han criticado ya la
ley por “liberticida”. “En el caso Merah, la deficiencia no fue judicial, sino
de vigilancia policial”, declaró al presidente de honor de la Federación Internacional
de Derechos del Hombre (FIDH), Patrick Baudoin.
La lucha contra el islmaismo radical provocó ayer un choque
entre el Gobierno y la oposición. Diversas figuras de la UMP responsabilizaron
al Ejecutivo de no haber detectado a tiempo –y evitado– la manifestación
islamista del pasado domingo en las proximidades de la embajada de Estados
Unidos en París. La policía, que apunta a grupos salafistas como organizadores,
practicó 150 detenciones. El ataque de los conservadores fue rechazado
airadamente por Manuel Valls, que acusó a la oposición de deslealtad y juzgó su
comportamiento reprobable. El ministro del Interior recordó que, en su momento,
el Partido Socialista no criticó al Gobierno de Nicolas Sarkozy pese a los
fallos cometidos por los servicios de información en el caso Mohamed
Merah.
No hay comentarios:
Publicar un comentario