viernes, 14 de septiembre de 2012

Hollande, ¿como Schröder?

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Sólo los socialistas y sus socios de gobierno –ecologistas y radicales–, además de las autoridades comunitarias de Bruselas, aplaudieron las medidas de rigor económico y las reformas estructurales anunciadas la noche del domingo en televisión por François Hollande. Para la derecha, los planes del presidente francés llegan demasiado tarde o van en la dirección equivocada. Para los partidos situados a la izquierda del PS y la mayor parte de los sindicatos, Hollande va en cambio demasiado lejos. Los proyectos del Elíseo para flexibilizar el mercado de trabajo y reducir las cargas sociales a las empresas amenazan con desencadenar un fuerte movimiento de contestación.

Que un presidente socialista hable, como hizo Hollande anteanoche –aunque fuera casi en voz baja–, de flexibilidad laboral es algo inaudito en Francia, casi inverosímil. Es una revolución que puede desatar tempestades. En un editorial premonitorio, el director de Le Monde, Erik Izraelewicz, comparaba ayer la agenda de reformas planteada por Hollande con la del ex canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder a principios de los años 2000, que permitió colocar a Alemania a la cabeza de Europa pero que le costó una dura sanción en las urnas. El rotativo reclama al dirigente francés la misma “firmeza” que tuvo el alemán.

De firmeza deberá hacer gala Hollande, en efecto, para llevar adelante una reforma que ha empezado a soliviantar a los sindicatos –sólo la CFDT parece dispuesta a asumir una negociación sobre una mayor flexibilidad laboral– y a las fuerzas a su izquierda. El secretariop general de Fuerza Obrera (FO), Jean-Claude Mailly, expresó su “inquietud” por la dirección tomada por el Gobierno. Y el líder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, embarcado ya en una campaña contra la ratificación del tratado europeo de disciplina presupuestaria, rechazó el tenor de las reformas y la política de austeridad, que juzgó una “pura locura”.

La derecha cargó duramente contra el aumento de la presión fiscal previsto para el año 2013 y evaluado en 20.000 millones de euros adicionales a repartir a medias entre las empresas y las familias, que a su juicio ahogará la economía. “Dentro de dos años \[el plazo dado por Hollande\] habrá más paro y estaremos en recesión”, vaticinó el ex primer ministro François Fillon.

También la ultraderecha, contraria a la austeridad que viene de Europa, se sumó a las críticas por boca de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen: “Hemos pasado de una impotencia agitada –dijo en alusión a Sarkozy– a una impotencia blanda”.



Bernard Arnault demanda a ‘Libération’

El presidente del grupo LVMH y primera fortuna de Francia, Bernard Arnault, no apreció el insultante sentido del humor del diario Libération sobre su presunta intención de exiliarse fiscalmente en Bélgica y anunció la presentación de una demanda por “injurias públicas” por el título de la portada de la edición de ayer. “¡Lárgate rico gilipollas!”, lanzó el rotativo haciendo un juego de palabras con la polémica frase pronunciada en 2008 por Nicolas Sarkozy contra un ciudadano que le increpó (“¡Lárgate, pobre gilipollas!”). El patrón de LVMH, que aparece en la foto con una maleta, deploró en un comunicado la “extrema vulgaridad y la violencia” del titular.





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