Una disputa por
una herencia podría estar detrás de la matanza de Chevaline, en los Alpes
franceses, en los que una familia británica fue diezmada por uno o varios
asesinos el pasado miércoles junto a un camino forestal, con el resultado de
cuatro personas muertas. El fiscal de Annecy, Eric Maillaud, confirmó que un
equipo de investigación conjunto franco-británico indagará sobre esta pista,
considerada como seria e importante, aunque no la única.
Según varios testigos del barrio donde vivían las víctimas,
una zona acomodado de Claygate (Surrey), al sur de Londres, el padre de familia
asesinado, Saad al-Hilli –un ingeniero de origen iraquí que vivía en el Reino
Unido desde los años setenta– mantenía un duro litigio con su hermano, Zaid,
sobre la herencia de su padre, fallecido hace un año.
Zaid al-Hilli se presentó espontáneamente en dos ocasiones
ante la policia británica, primero para pedir información sobre el suceso y
confirmar que su hermano era una de las víctimas, y después para desmentir toda
disputa familiar y negar toda implicación. Zaid al-Hilli será interrogado en
los próximos días, en principio como testigo, después de que los dos jueces de
instrucción que han asumido el caso en Francia hayan presentado una comisión rogatoria
internacional. La herencia en disputa, según algunas fuentes, estaría integrada
por diversas propiedades en el Reino Unido, Francia y España. Los
investigadores de la Gendarmería no descartan, sin embargo, otro móvil de
carácter criminal.
La matanza se produjo poco antes de las cuatro de la tarde
del pasado miércoles, en un aparcamiento situado junto a un camino forestal
cercano al cámping donde la familia Al-Hilli pasaba unos días de vacaciones.
Uno o varios pistoleros –el fiscal no quiso desvelar cuántas armas ni de qué
tipo se utilizaron– mataron a tiros a Saad al-Hilli, su esposa Iqbal, la que
parece ser la madre de la mujer, de 74 años y nacionalidad sueca, y un
ciudadano francés, Sylvain Mollier, que pasaba en aquel momento por allí con su
bicicleta. Sólo las dos hijas de la pareja, de 7 y 4 años –la mayor, Zainab,
herida de gravedad, y la pequeña, Zeena, ilesa–, sobrevivieron milagrosamente a
la masacre. La familia fue acribillada cuando se encontraba en el interior del
coche. Todas las víctimas presentaban varios impactos de bala y al menos una en
la cabeza.
Los gendarmes recogieron unos 25 casquillos junto al vehículo, un
lujoso BMW todoterreno.
La hija pequeña, que se salvó al esconderse bajo su madre
–donde permaneció ocho horas hasta ser descubierta por los gendarmes–, ha
hablado a los investigadores, pero no ha contado nada sustancial. La mayor,
golpeada violentamente en la cabeza y con una herida de bala en el hombro –a la
que los asesinos dieron seguramente por muerta–, aún no ha podido ser
interrogada.
De repente, el horror
El horror se
presentó la tarde del miércoles en un camino forestal de Chevaline (Alta
Saboya), un hermoso y apacible rincón de los Alpes franceses cercano a Annecy.
Un misterioso asesino, cuyas motivaciones se ignoran pero cuya voluntad de matar
no ofrece ninguna duda, acabó con la vida de cuatro personas: tres adultos de
una misma familia –una pareja británica de origen iraquí y una mujer de más
edad– que pasaba las vacaciones en un cámping cercano y un ciclista francés que
pasaba por el lugar en el peor momento y que con toda probabilidad fue testigo
de la matanza.
Dos niñas de 7 y 4 años, pertenecientes a la misma familia,
se salvaron milagrosamente de la masacre. La mayor, golpeada brutalmente en la
cabeza y con una bala alojada en el hombro, resultó herida de gravedad, aunque
su vida no corre peligro. La menor, ilesa, permaneció ocho horas bajo el
cadáver de su madre, dentro del coche, inmóvil y en silencio, sin que los
gendarmes percibieran de su presencia. Ambas permanecen hospitalizadas bajo una
fuerte vigilancia policial.
La matanza ha causado una gran conmoción en Francia y en
Gran Bretaña. El fiscal de Annecy, Eric Maillaud, juzgó el crimen de una
“salvajada extrema”.
El motor del vehículo de la familia, un lujoso todoterreno
BMW de matrícula británica, estaba todavía encendido cuando un segundo ciclista
que pasaba por el lugar, un turista británico veterano de la Royal Air Force
(RAF), descubrió la matanza. Eran las 15.50h y el drama acababa de producirse,
pues hacía muy poco que el ciclista muerto, que yacía junto al coche, le había
adelantado por el camino. Dentro del vehículo estaban los cadáveres de los tres
adultos y la niña herida, que el veterano socorrió colocándola en posición
lateral. No vio a la pequeña, como tampoco la vieron los gendarmes después,
obligados a mantener intacta la escena del crimen a la espera de los
especialistas del Instituto de Investigación criminal de la Gendarmeria
Nacional (IRCGN) procedentes de París. Ocho horas pasó la niña oculta hasta que
fue descubierta a medianoche. Un sindicato policial, Synergie, criticó lo que
considera un sistema “inepto que roza el ridículo”.
El padre de familia muerto ha sido identificado como Saad
al-Hilli, de 50 años, un ingeniero aeronáutico nacido en Bagdad y residente en
Gran Bretaña desde los años setenta. Su esposa, de nombre Iqbal, era asimismo
de origen iraquí. La mujer de más edad –presuntamente la abuela de las niñas–
tenía 74 años y era de nacionalidad sueca. La familia se alojaba desde hacía
varios días en el cercano cámping Le Solitaire du Lac, en Saint-Jorioz, junto
al lago de Annecy.
La policía británica registró ayer el domicilio familiar de
las víctimas, en un barrio acomodado de Claygate, en el condado de Surrey, una
treintena de kilómetros al sur de Londres, donde residían desde el año 1984.
El ciclista asesinado era Sylvain Mollier, de 45 años y
vecino de un municipio cercano, que había salido a dar un paseo.
Tres de las cuatro personas muertas fueron asesinadas de un
tiro en la cabeza. Los investigadores, que hallaron una quincena de casquillos
de bala de pistola automática, no se inclinan por ninguna hipótesis en
particular.
El presidente francés, François Hollande, que ayer se
entrevistó en Londres con el primer ministro británico, David Cameron, prometió:
“Haremos todo para encontrar a los culpables”.
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