viernes, 14 de septiembre de 2012

De SOS Racisme a la jefatura del PS

Añadir leyenda

Martine Aubry se va, regresa a sus cuarteles de invierno. La primera secretaria del Partido Socialista francés abandonará el viernes la jefatura del partido para refugiarse en su alcaldía de Lille (Norte) a la espera de tiempos mejores. Ni siquiera se esperará al congreso que los socialistas celebrarán en Toulouse del 26 al 28 de octubre y del que saldrá su sucesor. Las principales corrientes del PS, de acuerdo con el presidente de la República, François Hollande, han pactado ya su nombre: se trata del actual número dos del partido, Harlem Désir, de 52 años, uno de los fundadores de SOS Racisme en 1984. Esta vez no habrá ninguna guerra.

La marcha de Martine Aubry de la primera secretaría del PS, a la que accedió en el congreso de Reims en 2008 frente a Ségolène Royal, quedó sellada en las elecciones primarias celebradas en otoño de 2011 por los socialistas para designar a su candidato al Elíseo. Tras una dura campaña, en la que fue muy crítica con su rival, Aubry fue derrotada por François Hollande, quien seis meses después acabaría siendo elegido presidente de la República. El enfrentamiento fue demasiado violento como para que Hollande la quisiera después como primera ministra –puesto al que aspiraba–, por lo que Aubry optó por quedarse fuera del Gobierno.

La jefa del PS se despidió el miércoles de sus compañeros del Consejo Nacional sin pesadumbre, aunque –según ella misma– con un “pinzamiento en el corazón”. A sus 62 años, abandona todo mandato nacional para ejercer exclusivamente como alcaldesa. Y mantenerse en la reserva.

La elección de su sucesor, no exenta de tensiones internas, ha sido el resultado de una compleja negociación de aparato a múltiples bandas, en que tan importate como la figura del primer secretario era la presencia y el peso de cada una de las corrientes internas en los órganos de dirección, y en la que ha acabado participando –en el tramo final– el propio François Hollande. Para el presidente francés, era fundamental tener un partido apaciguado y un primer secretario, si no afín, por lo menos neutro.

La designación del nuevo jefe de filas de los socialistas franceses –el voto de los militantes será en principio, y a diferencia de 2008, una formalidad– ha oscilado hasta el final entre Harlem Désir y Jean-Christophe Cambadélis, otrora lugarteniente de Dominique Strauss-Kahn bien visto por el primer ministro, Jean-Marc Ayrault. Los jóvenes leones del Gobierno, sin embargo, han maniobrado para cerrar el paso a una figura que podría ser un obstáculo para sus ambiciones. Los ministros Pierre Moscovici, Manuel Valls y Vincent Peillon se han aliado en este caso con otro compañero de Gabinete, Stéphane Le Foll, histórico colaborador de Hollande, de quien fue director de gabinete durante sus once años como primer secretario.

Nacido en París hace 52 años, hijo mestizo de una alsaciana y un martiniqués, y formado en el mundo asociativo –en los ochenta fue el rostro de la campaña Touche pas à mon pote (No toques a mi amigo) de SOS Racisme–, Harlem Désir no responde al arquetipo de dirigente socialista. Hombre de la calle, con los años se ha convertido, sin embargo, en un hombre de aparato.



No hay comentarios:

Publicar un comentario