sábado, 8 de septiembre de 2012

Moral republicana


Enseñar la letra y la música de La Marsellesa, el himno nacional, y los principios básicos del sistema republicano está bien, pero no es suficiente. Así lo piensa el nuevo presidente francés, François Hollande, que aprovechó el inicio esta semana del nuevo curso escolar para confirmar su intención de introducir una nueva materia de “moral laica” –una asignatura que será obligatoria y evaluable– en la enseñanza primaria y secundaria que supere las limitaciones de la actual Instrucción Cívica. “La escuela no debe limitarse a transmitir conocimientos, debe transmitir también valores”, dijo.

La iniciativa, avanzada por el ministro de Educación Nacional, que es también su principal impulsor, el filósofo Vincent Peillon, ha provocado un amago de polémica, que promete adquirir un alcance mucho mayor cuando se entre en el contenido de la nueva materia. De momento, el Gobierno ha anunciado la creación de una comisión, con la vista puesta en el curso 2013-2014.

Curiosamente, el ataque más feroz ha venido de la derecha y, en concreto, del ex ministro de Educación Luc Chatel, quien criticó ásperamente el lenguaje utilizado por Peillon y lo comparó con el llamamiento realizado por el denostado mariscal Pétain en 1940. El pecado de Peillon fue haber hablado de la necesidad de una “regeneración intelectual y moral” de Francia, un lenguaje poco frecuente en la izquierda.

Algunos sindicatos de la enseñanza han reaccionado con incredulidad y algunos profesores no han dudado en tildar la medida de “reaccionaria”, comparándola con la época de la III República. El también filósofo Ruwen Ogien, director de investigación del CNRS ha juzgado en el diario Libération el proyecto de “autoritario y totalmente inadaptado”.

Al margen de la salida de Luc Chatel, la derecha ha acogido con reservas el anuncio del Gobierno no tanto por la iniciativa en sí misma, que considera positiva, como por las dudas sobre los medios que se destinarán y los contenidos que serán propuestos. La asociación de padres de alumnos conservadora, Peep, ha alertado sobre la pretensión gubernamental de intentar suplantar el papel de los progenitores.

Una vez más, fueron las palabras de Peillon las que pusieron a más de uno la mosca detrás de la oreja. Tras defender la enseñanza del sentido de lo justo y lo injusto, del bien y del mal, de derechos y deberes, así como de virtudes y valores, el ministro afirmó: “Tenemos que ser capaces de arrancar al alumno de todos los determinismos, familiares, étnicos, sociales, intelectuales, para después hacer una elección”.

La necesidad de inculcar un corpus de valores laicos en la escuela ha cobrado crecientes adhesiones en Francia en los últimos años, en proporción al avance de posturas maximalistas y fundamentalistas en algunos sectores de la comunidad musulmana.



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