viernes, 11 de abril de 2014

Vivir a cuerpo de embajador

Antes, la casa era grande y no reparaba en gastos. Pero ese tiempo de grandeur ha quedado olvidado en el desván de las glorias perdidas. Hoy, Francia es una potencia venida a menos y aunque mantiene la gallardía de disponer de la segunda red diplomática más numerosa del mundo –únicamente por detrás de Estados Unidos– no tiene más remedio que recortar gastos y sacar dinero de las piedras... De las piedras, nunca mejor dicho. Porque desde hace unos años, el Estado francés pone sistemáticamente a la venta una parte de su extensísimo patrimonio inmobiliario con el fin de reducir gastos y obtener unos ingresos extras. Y el Quai d’Orsay no podía ser una excepción.

Desde hace unos meses, un simbólico cartel de “se vende” cuelga de un suntuoso apartamento dúplex en el número 740 de Park Avenue, en Manhattan, una de las direcciones más exclusivas y más buscadas de Nueva York. Y con menos clientes potenciales también, hasta tal punto sus precios son prohibitivos. En este inmueble art-decó, construido en 1929 y convertido en un paraíso de multimillonarios, ha tenido hasta ahora su residencia oficial el embajador de Francia ante las Naciones Unidas.

El precio de venta de partida del apartamento, según la agencia Associated Press, es de 48 millones de dólares (unos 34,6 millones de euros), a lo que hay que añadir unos gastos de comunidad de entre 10.000 y 20.000 dólares mensuales (entre 7.000 y 14.000 euros). Claro que el pisito, situado en las plantas 12ª y13ª, dispone de 18 habitaciones, siete cuartos de baño y cinco chimeneas... No son muchos los potenciales adquirientes, toda vez que aunque dispongan del dinero después deben pasar un serio examen por parte de la exquisita comunidad de propietarios, poco dispuestos a aceptar a cualquier recién llegado, por muchos dólares que transporte en sus maletas. La cantante Barbara Streissand, el compositor Neil Sedaka o el millonario ruso Leo Blavatnik, por ejemplo, fueron rechazados en su momento. Así que no es de extrañar que el apartamento lleve casi un año a la venta...

El 740 de Park Avenue no es una dirección cualquiera. Los grandes magnates de la industria y las finanzas norteamericanas tuvieron aquí su residencia. En el edificio vivieron el empresario John D. Rockefeller Jr., Ronald Lauder (hijo de la fundadora de la marca de cosméticos Estée Lauder) o Steve Ross (Time Warner), y se crió Jacqueline Kennedy, cuyo abuelo, James T. Lee, fue el constructor. Entre sus residentes actuales se cuentan Steve Schwarzman (Blackstone), John Thain (expresidente de Merrill Lynch), el industrial David Koch y la diseñadora Vera Wang.

El periodista Michael Gross llegó a dedicarle un libro, “740 Park. La historia del edificio de apartamentos más caro del mundo”, en el que repasaba las andanzas de sus ilustres vecinos y describía este lujoso refugio integrado por una treintena de exclusivos apartamentos como el “epicentro del poder mundial”.

El apartamento del embajador francés ante las Naciones Unidas no es la única joya que el Quai d’Orsay ha puesto a la venta. Así, la suntuosa residencia del cónsul de Francia en Hong-Kong, con vistas sobre la ciudad, fue vendida hace un tiempo a un multimillonario chino por 52 millones de euros. Menos suerte ha tenido hasta ahora con el palacete de Arenzana, que alberga la embajada francesa en Madrid. Situado en el número 9 de la calle de Salustiano Olózaga, el edificio fue adquirido por el primer embajador francés ante el régimen de Franco una vez acabada la Guerra Civil en 1939. Que no era otro que el Mariscal Pétain... 


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