Antes, la casa era grande
y no reparaba en gastos. Pero ese tiempo de grandeur ha quedado olvidado en el desván de las glorias
perdidas. Hoy, Francia es una potencia venida a menos y aunque mantiene la
gallardía de disponer de la segunda red diplomática más numerosa del mundo
–únicamente por detrás de Estados Unidos– no tiene más remedio que recortar
gastos y sacar dinero de las piedras... De las piedras, nunca mejor dicho.
Porque desde hace unos años, el Estado francés pone sistemáticamente a la venta
una parte de su extensísimo patrimonio inmobiliario con el fin de reducir
gastos y obtener unos ingresos extras. Y el Quai d’Orsay no podía ser una
excepción.
Desde hace unos meses, un simbólico cartel de “se vende”
cuelga de un suntuoso apartamento dúplex en el número 740 de Park Avenue, en
Manhattan, una de las direcciones más exclusivas y más buscadas de Nueva York.
Y con menos clientes potenciales también, hasta tal punto sus precios son
prohibitivos. En este inmueble art-decó, construido en
1929 y convertido en un paraíso de multimillonarios, ha tenido hasta ahora su
residencia oficial el embajador de Francia ante las Naciones Unidas.
El precio de venta de partida del apartamento, según la
agencia Associated Press, es de 48 millones de dólares (unos 34,6 millones de
euros), a lo que hay que añadir unos gastos de comunidad de entre 10.000 y
20.000 dólares mensuales (entre 7.000 y 14.000 euros). Claro que el pisito,
situado en las plantas 12ª y13ª, dispone de 18 habitaciones, siete cuartos de
baño y cinco chimeneas... No son muchos los potenciales adquirientes, toda vez
que aunque dispongan del dinero después deben pasar un serio examen por parte
de la exquisita comunidad de propietarios, poco dispuestos a aceptar a
cualquier recién llegado, por muchos dólares que transporte en sus maletas. La
cantante Barbara Streissand, el compositor Neil Sedaka o el millonario ruso Leo
Blavatnik, por ejemplo, fueron rechazados en su momento. Así que no es de
extrañar que el apartamento lleve casi un año a la venta...
El 740 de Park Avenue no es una dirección cualquiera. Los
grandes magnates de la industria y las finanzas norteamericanas tuvieron aquí
su residencia. En el edificio vivieron el empresario John D. Rockefeller Jr.,
Ronald Lauder (hijo de la fundadora de la marca de cosméticos Estée Lauder) o
Steve Ross (Time Warner), y se crió Jacqueline Kennedy, cuyo abuelo, James T.
Lee, fue el constructor. Entre sus residentes actuales se cuentan Steve
Schwarzman (Blackstone), John Thain (expresidente de Merrill Lynch), el
industrial David Koch y la diseñadora Vera Wang.
El periodista Michael Gross llegó a dedicarle un libro, “740
Park. La historia del edificio de apartamentos más caro del mundo”, en el que
repasaba las andanzas de sus ilustres vecinos y describía este lujoso refugio
integrado por una treintena de exclusivos apartamentos como el “epicentro del
poder mundial”.
El apartamento del embajador francés ante las Naciones
Unidas no es la única joya que el Quai d’Orsay ha puesto a la venta. Así, la
suntuosa residencia del cónsul de Francia en Hong-Kong, con vistas sobre la
ciudad, fue vendida hace un tiempo a un multimillonario chino por 52 millones
de euros. Menos suerte ha tenido hasta ahora con el palacete de Arenzana, que
alberga la embajada francesa en Madrid. Situado en el número 9 de la calle de
Salustiano Olózaga, el edificio fue adquirido por el primer embajador francés
ante el régimen de Franco una vez acabada la Guerra Civil en 1939. Que no era
otro que el Mariscal Pétain...
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