Un equipo de 16 agentes
de la policía judicial desembarcó a primera hora de la mañana de ayer
en el liceo privado católico Fénelon-Notre-Dame, en la ciudad francesa de La
Rochelle (Charente-Maritime), armado con guantes, mascarillas y bastoncillos de
algodón. Su misión, recoger muestras de ADN con el fin de tratar de identificar
al autor de la violación, el 30 de septiembre pasado, de una estudiante de 16
años en unos lavabos del establecimiento, de 1.300 alumnos.
Ante el empantanamiento de la investigación, que durante
seis meses no ha conseguido avanzar ni un milímetro, la justicia decidió la
semana pasada una acción radical: efectuar un test masivo de ADN sobre los
potenciales sospechosos. O lo que es lo mismo, los 527 hombres –475 alumnos, la
mayoría de ellos menores de edad, 31 profesores y 21 miembros del personal no
docente– que se encontraban en el centro el día de los hechos. La policía cuenta
con una huella de ADN del presunto violador, rescatada de las ropas de la
muchacha. Es, en realidad, lo único que tiene...
La violación se produjo en la oscuridad y por detrás. La
víctima, sorprendida por la espalda, no pudo zafarse de su agresor ni verle la
cara. Lo único que los investigadores han podido establecer es que la huella de
ADN no pertenece a ningún miembro masculino de la familia de la chica. Ni
tampoco a los individuos que han sido condenados alguna vez por agresión sexual
y cuyo ADN está registrado en el Fichero Nacional Automatizado de las Huellas
Genéticas (FNAEG)
Llegados a un callejón sin salida, la fiscal de La Rochelle,
Isabelle Pagenelle, decidió realizar un test masivo de ADN, una medida de la
que existen precedentes pero que es harto infrecuente y más aún en un centro
escolar. Era eso o archivar el caso, ha subrayado, con el riesgo de dejar
suelto a un violador y probable reincidente. Nada asegura, sin embargo, que el
violador sea alguien vinculado al liceo. Aunque sea improbable, no es imposible
que fuera alguien de fuera. En tal caso, la investigación chocará con un muro
infranqueable... De hecho, en otros tests masivos realizados en el pasado –en
Pleine-Fougères en 1997, en Guermantes en el 2003, en Saint-Brévin-les-Pins en el
2004– el resultado fue nulo.
Los policías, vestidos de civil, empezaron ayer a tomar las
primeras 200 muestras en el liceo Fénelon-Notre-Dame, tarea que proseguirán hoy
y mañana. Los convocados pasaban de ocho en ocho por las dos salas del
instituto requisadas para tal fin. Los agentes tomaban dos muestras, bajo la
lengua y en el interior de la mejilla, que serán enviadas en primer lugar a un
laboratorio de Lyon para establecer el perfil genético de cada uno y, después,
a otro laboratorio de Nantes que realizará la comparación con el ADN hallado en
las ropas de la víctima. Los resultados pueden tardar entre seis y ocho
semanas. La inmensa mayoría de ellos –si no todos– acabarán exculpados y sus
códigos genéticos destruidos.
Durante la primera jornada, nadie se negó a someterse a las
pruebas, aunque legalmente podrían haberlo hecho. Por si acaso, la fiscal de La
Rochelle ya advirtió que una negativa sería interpretada como un motivo de
sospecha y el renuente, detenido, interrogado y su domicilio, registrado.
Persuasivo, el argumento lo es...
Informados el jueves pasado, a través de una carta, y el
viernes en una reunión, los alumnos del centro –y sobre todo sus padres– se
preguntan cómo la justicia puede haber callado los hechos durante seis meses y
no haber realizado antes tales pruebas. Junto a la inquietud lógica, hay
también otro tipo de aprensión. Como dijo uno de los estudiantes a Europe 1:
“Tenemos ganas de saber, pero en el fondo de nosotros, no queremos saber,
porque si lo encuentran, será un amigo...”.
Razones plausibles
La ley francesa prevé la posibilidad de realizar tests de
ADN cuando hay una o varias razones plausibles que abonen la sospecha de que la
persona en cuestión ha cometido un delito. ¿Ser alumno de un instituto es una
razón suficiente para ser considerado sospechoso? La Liga de Derechos Humanos
(LDH) no lo ve así y juzga la medida “desproporcionada, amenazadora y
traumatizante”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario