Google, el motor
de búsqueda norteamericano de internet, y los editores de prensa franceses se
encuentran al borde de una guerra, de incierto desenlace, por el pago de los
contenidos difundidos en la red. En este pulso, los medios de comunicación han
encontrado en el Elíseo un aliado de peso. El presidente francés, François
Hollande, recibió el lunes al presidente de Google, Eric Schmidt, y le dio un
ultimátum: o la empresa norteamericana llega a un acuerdo con los editores en
el plazo de dos meses o el Gobierno francés enviará a principios de 2013 un
proyecto de ley al Parlamento para regular el pago de una remuneración por cada
artículo referenciado en Google.
Los editores de prensa reprochan a Google que haga negocio a
su costa. El motor de búsqueda norteamericano absorbe anualmente cerca de la
mitad del mercado publicitario por internet en Francia –1.100 millones de
euros, una cifra al alza–, mientras que la prensa se queda con una escuálida
parte: 150 millones, una cifra además que va a la baja. Ahora bien, Google se
beneficia claramente –argumentan– de los contenidos permanentemene actualizados
de los medios de comunicación, que contribuyen de forma fundamental a la
“pertinencia” de los resultados de búsqueda.
Google ha rechazado hasta ahora, de malas maneras, la pretensión
de los editores de prensa, a quienes ha respondido con el sacrosanto principio
de la gratuidad total de internet. “La información no tiene valor”, les habría
respondido Eric Schmidt, según la presidenta de la Asociación de la Prensa
diaria y semanal de información política y general, Nathalie Collin. La idea de
los editores de promover una proposición de ley al respecto fue contestada por
Google con la amenaza de dejar de referenciar a los periódicos franceses, a
quienes redirigen del orden de 4.000 millones de conexiones al mes.
Los editores franceses, además de buscar el amparo del
Elíseo, forjaron el jueves pasado una alianza con los editores de prensa
alemanes e italianos para hacer pagar a Google, y han abierto conversaciones
con españoles, belgas y suizos.
El Gobierno francés, el de ahora y el anterior –bajo la
presidencia de Nicolas Sarkozy–, lleva tiempo buscando la manera de que Google
y otros gigantes de internet que hacen suculentos negocios en Francia paguen
también impuestos en el país. En un primer momento, la idea del Ejecutivo fue
vincular la cuestión de la prensa al tema global, pero finalmente el presidente
Hollande ha decidido acometer el problema particular de los periódicos sin
esperar más.
El frente común organizado por los editores de la prensa de
papel no ha encontrado, sin embargo, la complicidad de los editores de diarios
digitales. El Sindicato de la prensa en línea considera que, aún si una tasa
puede aportar ingresos a corto plazo, a largo plazo puede hacer depender a la prensa
de Google y comprometer su independencia.
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