domingo, 7 de octubre de 2012

Del narcotráfico a la Yihad


Una huella biológica en una granada lanzada el pasado 19 de septiembre contra un colmado judío de Sarcelles (al norte de París) ha permitido a la policía francesa seguir el rastro, identificar y desmantelar un grupo de islamistas radicales aparentemente dispuestos a cometer una ola de atentando contra intereses judíos en Francia. La operación policial, llevada a cabo en la madrugada de ayer en París y su periferia, en Estrasburgo y en Cannes, se saldó con un presunto terrorista muerto y once sospechosos detenidos. Otros dos supuestos miembros del grupo están siendo buscados por las fuerzas de seguridad.

La personalidad de los detenidos guarda una cierta similitud con el perfil de Mohamed Merah, el terrorista de Toulouse que el pasado mes de marzo asesinó a siete personas –tres militares de fuerzas desplegadas en Afganistán y cuatro personas de confesión judía– antes de ser muerto por las fuerzas especiales de la policía. Todos los detenidos son nacidos en Francia y de nacionalidad francesa, muchos de ellos proceden del mundo de la delincuencia común y han experimentado una “radicalización extremadamente rápida”, en palabras del fiscal de París, François Molins.

El presunto terrorista muerto en la operación policial de ayer, ejecutada por fuerzas de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) en colaboración con la Dirección Central de Información Interior (DCRI), es Jérémy Sidney, de 33 años, nacido en Melun (Sena y Marne) y vecino de Estrasburgo. Según el fiscal, el sospechoso recibió a la policía a tiros, hiriendo levemente –gracias a que iba protegido por un chaleco antibalas y un casco– al agente que abría el asalto a la vivienda. “Vació el cargador de su arma, un revólver Smith & Wesson 357 Magnum, de seis balas”, explicó Molins. La policía respondió al ataque disparando y le hirió mortalmente.

Jérémy Sidney se encontraba, en el momento del asalto, en el domicilio de una de sus dos “esposas religiosas”, una mujer de 22 años, madre de una niña de seis años y un bebé de un mes. Condenado en el 2008 a dos años de prisión por tráfico de drogas, Sidney fue detectado en la primavera de este año por la DCRI por su vinculación al islamismo radical y a un grupo sospechoso de querer unirse a la Yihad. Desde entonces, estaba sometido a una “vigilancia técnica”. Su huella biológica (ADN) estaba en los restos del artefacto explosivo –una granada de defensa yugoslava– lanzado contra el colmado de Sarcelles y que sólo hizo un herido leve. Inicialmente, el ataque se atribuyó a un acto de vandalismo, pese a coincidir con la polémica de las nuevas caricaturas de Mahoma. Pero la identificación de Sidney hizo que se movilizaran los servicios antiterroristas.

“Era alguien muy determinado y probablemente con la voluntad de acabar como mártir”, apuntó por su parte el fiscal de Estrasburgo, Patrick Poiret. En su bolsillo, Sidney llevaba un testamento y hacía poco que se había afeitado la barba, “un signo al parecer de que se disponía a pasar al acto”.

En los diversos registros llevados a cabo por la policía –y que proseguían al cierre de esta edición–, los investigadores encontraron una publicación de Al Qaeda, 27.000 euros en efectivo, armas –uno de los detenidos, en Torcy (Sena y Marne) llevaba una pistola, que no utilizó– y municiones, así como una lista de asociaciones judías de la región de París que podrían haber sido objeto de próximos ataques. El fiscal Molins advirtió, no obstante, que todavía era prematuro llegar a conclusiones sobre la inminencia de nuevos atentados.

El presidentde francés, François Hollande, saludó la actuación de la policía y confirmó “la total determinación del Estado de proteger a los franceses contra todas las formas de amenazas terroristas”. El ministro del Interior, Manuel Valls, suspendió un viaje oficial a Qatar para seguir de cerca la operación policial.

El desmantelamiento de este grupo de islamistas radicales confirma una vez más, como ya puso brutalmente de relieve el caso Merah, que la amenaza yihadista en Francia no viene ya sólo del exterior, sino también del interior, de la mano de jóvenes musulmanes de nacionalidad francesa. 


Endurecimiento legal

El Consejo de Ministros aprobó esta semana el proyecto de ley que permitirá endurecer la legislación antiterrorista en lo que atañe a la persecución de los yihadistas que viajan a los santuarios terroristas islamistas –particularmente Afganistán y Pakistán– para recibir entrenamiento o combatir. La iniciativa, anunciada por Nicolas Sarkozy tras los atentados de Toulouse, ha sido retomada por François Hollande y su ministro del Interior, Manuel Valls (véase La Vanguardia del 18 de septiembre). Una vez se apruebe, antes de final de año, la ley permitirá encausar a todo aquel que viaje a los santuarios terroristas, así como perseguir judicialmente en Francia a quien cometa atentados en cualquier lugar del mundo. Lo que no hará será penalizar la consulta de sitios yihadistas en internet.





No hay comentarios:

Publicar un comentario