lunes, 1 de octubre de 2012

Redada en el vestuario


El eco de los aplausos todavía resonaba ayer tarde en la cancha del estadio municipal Pierre de Coubertin de París, donde acababa de disputarse el partido de liga de balonmano entre el Paris Saint-Germain (PSG) y el Montpellier (MAHB) –que ganó el primero por 38 a 24–, cuando la policía desembarcó inopinadamente en los vestuarios y se llevó detenidos a siete jugadores y el kinesoterapeuta del equipo languedociano, por su presunta implicación en un escándalo de partidos amañados y apuestas trucadas. El golpe policial causó un auténtico seísmo en Montpellier y en el mundo del balonmano francés. El alcalde adjunto de la capital del Languedoc-Rossellón, Patrick Vignal, resumió el impacto con estas palabras: “Es un tsunami, sólo tenemos ganas de llorar”, dijo. El presidente del club, Rémi Lévy, estaba devastado.

La policía interrogó a lo largo de la tarde a una docena de personas, entre ellas las esposas de algunos jugadores, así como dos jugadores del PSG que la temporada pasada habían competido bajo los colores del Montpellier. Al menos siete titulares del MAHB permanecían anoche bajo detención en las dependencias del tribunal de Nanterre, en la periferia oeste de la capital francesa, entre ellos Nikola Karabatic y su hermano. Campeón de Francia y de Europa en las filas del Montpellier y doble campeón de Europa, doble campéon del Mundo y doble campeón olímpico – la última vez en los Juegos de Londres– con la camiseta de los bleus, el jugador francés de origen serbio es una gran estrella en Francia, que asiste atónita a los acontecimientos. Tanto más cuanto que, en contraste con los problemas de la selección de fútbol, el equipo nacional de balonmano había sido presentado hasta ahora como un modelo de comportamiento dentro y fuera de las canchas.

Los hechos se remontan al pasado 12 de mayo, última jornada del campeonato de la Liga pasada. El Montpellier, campeón imbatible de Franca desde el 2008, ya tenía ese día la liga –una vez más– en el bolsillo y no se preocupó mucho, es lo menos que cabe decir, por el partido que le enfrentaba al equipo bretón Cesson-Sévigné, al borde del descenso. Sorpresivamente, el Montpellier perdió el match por 31 a 28. Karabatic no jugó ese día.

Todo hubiera quedado aquí si la empresa pública que gestiona las loterías y las apuestas deportivas, Française des Jeux, no hubiera advertido una serie de apuestas sospechosas, con sumas de dinero anormalmente elevadas, en torno a ese partido en varios bar-tabac de la región de París, Bretaña y Montpellier, y hubiera decidido presentar denuncia. Aquel día se apostaron 80.000 euros en unas pocas horas sobre el resultado del partido en la media parte, cuando normalmente el dinero apostado para todos los partidos en su conjunto no pasa de 5.000.

La investigación de la policía habría permitido descubrir, según fuentes de la investigación, la implicación de algunas mujeres, novias y familiares de jugadores del Montpellier en estas apuestas, que les habrían reportado unas ganancias de hasta 250.000 euros.



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