Quienes conservamos una
cierta memoria histórica –un atributo que tiene menos que ver con el fósforo
que con la edad- todavía nos acordamos de la formidable aportación que Adolfo
Suárez hizo al acerbo de la prestidigitación política con el referéndum sobre
la autonomía de Andalucía del 28 de febrero de 1980. Convocados para decidir si
querían una autonomía rápida y de primera, o una lenta y de segunda, los
andaluces tuvieron que responder a la siguiente pregunta: “¿Da usted su acuerdo
a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y
uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento
establecido en dicho artículo?”. ¡Claro y diáfano¡ Por desgracia para el
Gobierno de la UCD, que promovía la abstención, la maniobra fracasó.
Artur Mas no se dedicaba
aún a la política en aquella época, pero parece poseer la misma maestría que
Suárez para las fórmulas equívocas: “¿Usted desea que Catalunya se convierta en
un nuevo Estado de la UE?”, es la pregunta que el presidente de la Generalitat
querría someter a los catalanes en un futuro referéndum sobre la independencia.
Hay que quitarse el sombrero ante la filigrana. No todo el mundo está dotado
para esconder el verdadero objeto de la consulta –la independencia, esa palabra
que parece a veces tan difícil de pronunciar-, introducir un elemento ajeno a
lo que se discute –la adhesión a la Unión Europea- y hacer que tenga una
apariencia aceptable. Dan ganas de gritar “¡olé!”, si no fuera porque los
antitaurinos podrían ofenderse.
En contra de lo que
pueda parecer, la pregunta de Artur Mas es muy pertinente. El único problema es
que se quiere plantear a destiempo. Preguntar por la pertenencia a la UE
tendría todo el sentido en un segundo referéndum –suponiendo que el sí a la
independencia ganara el primero- para ratificar un eventual reingreso en
Europa… Reingreso, en efecto, porque una Catalunya independiente y separada de
España, quedaría automáticamente fuera de la UE desde el primer día de la
independencia.
Quienes pretenden negar
esta evidencia alegan que los tratados europeos no prevén –y, por tanto, no
regulan- la eventualidad de que un territorio de uno de los Estados miembros se
independice, y que en ese momento la voluntad política de Los 27 –que serán 28
cuando entre Croacia el 1 de julio del 2013- bastará para que Catalunya sea
acogida con los brazos abiertos… Es una opinión basada en la fe.
Quienes venden ese
magnífico futuro –con la misma convicción , por cierto, que quienes acaban de
descubrir el valor de la lengua castellana en una Catalunya independiente y de
los que dan por supuesto que ataremos los perros con longanizas- prefieren
obviar el hecho de que la UE no es una unión de territorios, sino una unión de
Estados. Con la independencia de Catalunya, España quedaría amputada, pero
seguiría existiendo. Y el Reino de España se mantendría como miembro de pleno
derecho de la UE (así como de la ONU y de todas las demás organizaciones
internacionales). Catalunya, en cambio, sería un Estado totalmente nuevo, una
entidad jurídico-política nueva que debería solicitar, negociar y ratificar su
ingreso en todas estas organizaciones.
La Comisión Europea lo
ha dejado bien claro: Catalunya causaría baja inmediata de la UE en el momento
mismo de convertirse en un Estado independiente. Los tratados europeos no
prevén qué hacer en un caso así, pero sí estipulan con meridiana claridad
quiénes son los Estados miembros de la UE y Catalunya no aparece entre ellos.
Reintroducirla en la Unión como socio número 29 obligaría a reformar los
tratados, para lo cual sería necesaria una negociación y la unanimidad de todos
los demás miembros.
La realidad de esta
situación la ha advertido el vicepresidentes de la Comisión Europea Joaquín
Almunia y la ha confirmado -como muy bien explica Beatriz Navarro en un
artículo clarificador en La Vanguardia- el ex jefe del servicio jurídico del
Consejo Europeo, Jean-Claude Piris. Quienes quieran seguir abundando en los argumentos
jurídicos pueden buscar las opiniones del profesor Jordi Sellarès (Esade) o el
trabajo redactado en el año 2000 por Andrés Ortega y José María de Areilza.
Llegado el momento, que
el trámite para formalizar el reingreso en la UE fuera más breve o más largo,
más fácil o más penoso, dependería mucho de la voluntad política de los socios
europeos: entre ellos España – y ya se sabe el papel perverso que juega el
despecho en muchos divorcios-, pero también Francia o el Reino Unido, poco
interesados a priori en que el ejemplo cunda. Pero aún imaginando el escenario
más favorable, la nueva Catalunya independiente necesitaría un tiempo para
hacerse un hueco como sujeto internacional que ahora no tiene, incluido en la
UE. Así son las cosas.
El periodo transitorio
en el que Catalunya estaría fuera de la UE podría servir para hacer una nueva
consulta a los catalanes. Esta vez sí, sobre la adhesión a la Unión Europea. A
fin de cuentas, el reingreso supondría volver a ceder –esta vez, a Europa- una
gran parte de la soberanía nacional recuperada, particularmente en materia
económica, financiera y fiscal. O sea, dejar una parte sustancial de la
independencia –ahí donde más duele- por el camino. ¿Por qué dar por supuesto
que los soberanistas catalanes pueden estar interesados en que la nueva
Catalunya independiente quede de nuevo sometida a los dictados de Bruselas,
Berlín y París (más, en ciertos casos, Londres, Roma y Madrid)?
Una vez me pregunté en
voz alta sobre la contradicción insoluble entre soberanismo y europeísmo. Un
lector me dio esta respuesta: “Si alguna vez el pueblo catalán decide su
independencia no me parece tan terrible salirse de Europa y del diktat del
directorio, y como ejemplo le cito países como Noruega y Suiza, que les va muy
bien sin pertenecer a la UE, y otro ejemplo más cercano, Andorra, que vive tan
ricamente aplicando la política fiscal que le place y adoptando la moneda de
los vecinos, con lo que no tienen ni que molestarse en tener Banco Central ni
en imprimir billetes”. Sí… Artur Mas debería reflexionar seriamente sobre un
segundo referéndum. La pregunta ya la tiene.
Enlaces:
http://t.co/SgziZOG;
http://t.co/Nx7UksCt; http://t.co/YHCJncVt
http://www.esade.edu/web/eng/about-esade/today/esade-opinion/viewelement/247842/1/demanar-lingres-a-la-ue-i-negociar
http://www.global-strategies.es/noticias/docs/ESCISION_PERMANENCIA_UE.pdf
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