viernes, 12 de octubre de 2012

La yihad del converso


Siete de las doce detenidos en Francia el pasado sábado por su pertenencia a una presunta célula terrorista islámica pasaron ayer a disposición judicial acusados de asociación terrorista y tentativa de asesinato. De nacionalidad francesa y nacidos en Francia, la investigación ha revelado que todos menos uno ni siquiera son de origen musulmán, sino que se convirtieron al islam –al más radical, ya puestos– recientemente. El camino al extremismo pasó en algunos casos por la prisión.

Así pues, el que pasa ya por ser el grupo de terroristas islámicos más peligroso desmantelado por la policía en Francia desde los años noventa ha resultado ser una banda de jóvenes de banlieue, cristianos convertidos al islam, cuyo extremismo es inversamente proporcional a la profundidad de su formación religiosa.

Uno de los cabecillas del grupo, Jérémie-Louis Sidney, Anas, de 33 años, muerto por la policía el sábado cuando se resistió a tiros a su detención en Estrasburgo, se crió en Torcy (Sena y Marne) en el seno de una familia antillana católica de ocho vástagos, único chico frente a siete hermanas. De pequeño, acudió a clases de catecismo, pero no encontró lo que buscaba. Tras abandonar la escuela y ser puesto por el juez en una familia de acogida, acabó huyendo tres años después a Cannes, donde realizó diversos trabajos y se introdujo en el mundo de la droga. De este época data su conversión al islam. En el 2007 fue condenado a dos años de cárcel por tráfico de drogas. Y en la prisión se radicalizó.

Su compinche Jérémie Bailly, un “rubito” Abderramán, de 25 años, vecino de Torcy, podría acabar revelándose el líder del grupo. Convertido al islam hace tres años, la policía ha encontrado en su domicilio y en un trastero diversas armas, así como material para fabricar artefactos explosivos artesanales y una lista con las direcciones de asociaciones judías. Bailly y Sidney serían los autores materiales del atentado, con una granada, contra un colmado judío de Sarcelles el pasado 19 de septiembre.

Otros dos de los detenidos, Yann Nsaku, de 19 años y origen congolés, y Víctor Guevara, de 23, nacido en Cannes, son también convertidos. Ambos lo explicaron en sendos vídeos colgados en internet en diciembre del 2011 y enero del 2012 respectivamente. Guevara, que se hace llamar Jibril pero cuyo nombre es de origen español, explica en su vídeo haber estudiado en una escuela católica y haberse convertido al islam a mediados del año pasado, después de acercarse a la religión musulmana atraído por su “modo de vida”. “El islam ha sabido responder a mis preguntas sobre mi vida social y mi vida entera”, explicaba por su parte Nsaku.

El sociólogo Mohamed-Ali Adraoui, profesor en Sciences Po, que ayer publicó un artículo en Le Figaro sobre el posible perfil de estos islamistas radicales convertidos, vincula este proceso a la mundialización y la hostilidad de quienes se consideran sus víctimas a un poder global oculto. “Políticamente, es la violencia lo que fascina, motivada por la interiorización de un antagonismo con entidades fluctuantes –judíos, americanos–, esto es, los dominantes”, razona.



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