martes, 22 de octubre de 2013

Las largas orejas de América

Nuevas revelaciones sobre el espionaje masivo realizado por los servicios secretos de Estados Unidos sobre las comunicaciones con origen o destino en Francia sacudieron ayer al mundo político y al mundo empresarial francés, que descubrieron estupefactos la gran dimensión de la intromisión norteamericana. Un total de 70,3 millones de comunicaciones telefónicas francesas fueron interceptadas en un sólo mes por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense, según revelo el diario Le Monde. El Gobierno, que juzgó inaceptable semejantes prácticas, llamó inmediatamente al embajador estadounidense en París para pedirle explicaciones y exigirle garantías del cese de tales actividades.

El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, se confesó “sorprendido” e “impactado” por estos hechos y consideró “inverosímil” que Estados Unidos espíe de esta forma y con esta amplitud las comunicaciones privadas de un país aliado. “No hay ninguna justificación estratégica”, afirmó.

Las informaciones de Le Monde proceden, al igual que las que trascendieron el pasado verano, de los miles de documentos confidenciales obtenidos y revelados por el ex agente de la NSA Edward Snowden, actualmente refugiado en Moscú bajo la protección de las autoridades rusas.

Según el rotativo, un total de 70,3 millones de comunicaciones telefónicas fueron interceptadas en Francia por la NSA en sólo un mes, entre el 10 de diciembre del 2012 y el 8 de enero del 2013. Y la mayoría no tenía en realidad ninguna relación con la protección de la seguridad nacional de EE.UU. Junto a personas efectivamente vinculadas, o sospechosas de vinculación, con el terrorismo internacional, entre los objetivos de las escuchas norteamericanas había también hombres de negocios, políticos y miembros de la administración francesa.

El complejo sistema de espionaje puesto en marcha por la NSA, basado en dos programas denominados Prism y Upstream, permite detectar y grabar automáticamente las llamadas efectuadas desde determinados números de teléfono –previamente seleccionados–, así como interceptar y leer los mensajes de texto (sms) enviados desde teléfonos móviles. También pueden acceder al contenido del correo electrónico, los mensajes instantáneos intercambiados, los sitios visitados en internet e incluso las búsquedas realizadas en la red,
Como ya se puso de manifiesto el pasado mes de junio, la NSA recolecta gran parte de estos datos a través de los grandes servidores de internet –Microsoft, Yahoo, Google, Paltalk, Facebook, Skype, AOL y Apple–, lo que dio lugar el pasado mes de julio a una denuncia presentada en Francia por la Federación Internacional de Ligas de Derechos del Hombre (FIDH) y la Liga de los Derechos Humanos (LDH) pidiendo la apertura de una información judicial. La demanda está siendo estudiada aún por la fiscalía.

Pero además de esta vía, según informa Le Monde, la NSA extrae también sus datos directamente de los cables submarinos trasatlánticos, por donde discurren las conversaciones telefónicas y las comunicaciones por internet. Los documentos que ha podido analizar el vespertino francés revelan asimismo que la NSA espió las direcciones de correo electrónico de Wanadoo –antigua filial de Orange–, utilizadas todavía por unas 4,5 millones de personas en Francia, y del grupo franco-norteamericano de telecomunicaciones Alcatel-Lucent.

Tras conocerse estos nuevos datos, el embajador de Estados Unidos en París, Charles Rivkin, fue llamado al Quai d’Orsay por el director de gabinete del ministro, Alexandre Ziegler, que le expresó la protesta formal del Gobierno francés y le exigió garantías del cese de tales actividades. Hoy, el titular francés de Exteriores, Laurent Fabius, se reunirá con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para abordra la situación en Siria y aprovechará para tratar este asunto. Fabius consideró “inaceptables” tales prácticas y avanzó que Francia colocará este tema sobre la mesa, y en particular la cuestión de una reglamentación común sobre la protección de datos personales, durante el Consejo Europeo que empieza el jueves en Bruselas y en cuya orden del día está abordar el desarrollo de la “agenda digital” europea. “La cuestión digital es muy importante, pero no es posible desarrollarla sin una protección de los datos personales”, añadió el ministro francés de Exteriores.

La misma indignación expresó el ex primer ministro François Fillon, quien consideró que Washington debe dar explicaciones sobre lo sucedido y ofrecer garantías de que el espionaje ha cesado. “Espero que el Gobierno francés tenga todavía bastante autoridad para defender los intereses de Francia”, añadió irónicamente en clave interna. A raíz de las primeras revelaciones, el presidente francés, François Hollande, amenazó con boicotear las negociaciones comerciales entre EE.UU. y la UE, pero fue prudente en sus declaraciones.

La Casa Blanca reaccionó ayer relativizando la importancia del espionaje, asegurando que la recuperación de datos que llevan a cabo los Estados Unidos es lo mismo que “hacen todos los países”. Así lo declaró en Washington el portavoz del presidente norteamericano, Jay Carney, quien nada quiso comentar sobre la información concreta de Le Monde y recordó que EE.UU está revisando sus métodos para lograr “un equilibrio entre las preocupaciones legítimas de seguridad (...) y por la vida privada”.



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