Nuevas revelaciones
sobre el espionaje masivo realizado por los servicios secretos de Estados
Unidos sobre las comunicaciones con origen o destino en Francia sacudieron ayer
al mundo político y al mundo empresarial francés, que descubrieron estupefactos
la gran dimensión de la intromisión norteamericana. Un total de 70,3 millones
de comunicaciones telefónicas francesas fueron interceptadas en un sólo mes por
la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense, según revelo el diario Le Monde. El Gobierno, que juzgó inaceptable semejantes
prácticas, llamó inmediatamente al embajador estadounidense en París para
pedirle explicaciones y exigirle garantías del cese de tales actividades.
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, se confesó
“sorprendido” e “impactado” por estos hechos y consideró “inverosímil” que
Estados Unidos espíe de esta forma y con esta amplitud las comunicaciones
privadas de un país aliado. “No hay ninguna justificación estratégica”, afirmó.
Las informaciones de Le Monde proceden, al igual que las que trascendieron el pasado verano, de los miles de
documentos confidenciales obtenidos y revelados por el ex agente de la NSA
Edward Snowden, actualmente refugiado en Moscú bajo la protección de las
autoridades rusas.
Según el rotativo, un total de 70,3 millones de
comunicaciones telefónicas fueron interceptadas en Francia por la NSA en sólo
un mes, entre el 10 de diciembre del 2012 y el 8 de enero del 2013. Y la
mayoría no tenía en realidad ninguna relación con la protección de la seguridad
nacional de EE.UU. Junto a personas efectivamente vinculadas, o sospechosas de
vinculación, con el terrorismo internacional, entre los objetivos de las
escuchas norteamericanas había también hombres de negocios, políticos y
miembros de la administración francesa.
El complejo sistema de espionaje puesto en marcha por la
NSA, basado en dos programas denominados Prism y Upstream, permite detectar y
grabar automáticamente las llamadas efectuadas desde determinados números de
teléfono –previamente seleccionados–, así como interceptar y leer los mensajes
de texto (sms) enviados desde teléfonos móviles. También pueden acceder al
contenido del correo electrónico, los mensajes instantáneos intercambiados, los
sitios visitados en internet e incluso las búsquedas realizadas en la red,
Como ya se puso de manifiesto el pasado mes de junio, la NSA
recolecta gran parte de estos datos a través de los grandes servidores de
internet –Microsoft, Yahoo, Google, Paltalk, Facebook, Skype, AOL y Apple–, lo
que dio lugar el pasado mes de julio a una denuncia presentada en Francia por
la Federación Internacional de Ligas de Derechos del Hombre (FIDH) y la Liga de
los Derechos Humanos (LDH) pidiendo la apertura de una información judicial. La
demanda está siendo estudiada aún por la fiscalía.
Pero además de esta vía, según informa Le
Monde, la NSA extrae también sus datos directamente de los cables
submarinos trasatlánticos, por donde
discurren las conversaciones telefónicas y las comunicaciones por internet. Los documentos que ha podido analizar el vespertino francés
revelan asimismo que la NSA espió las direcciones de correo electrónico de
Wanadoo –antigua filial de Orange–, utilizadas todavía por unas 4,5 millones de
personas en Francia, y del grupo franco-norteamericano de telecomunicaciones
Alcatel-Lucent.
Tras conocerse estos nuevos datos, el embajador de Estados
Unidos en París, Charles Rivkin, fue llamado al Quai d’Orsay por el director de
gabinete del ministro, Alexandre Ziegler, que le expresó la protesta formal del
Gobierno francés y le exigió garantías del cese de tales actividades. Hoy, el
titular francés de Exteriores, Laurent Fabius, se reunirá con el secretario de
Estado norteamericano, John Kerry, para abordra la situación en Siria y
aprovechará para tratar este asunto. Fabius consideró “inaceptables” tales
prácticas y avanzó que Francia colocará este tema sobre la mesa, y en
particular la cuestión de una reglamentación común sobre la protección de datos
personales, durante el Consejo Europeo que empieza el jueves en Bruselas y en
cuya orden del día está abordar el desarrollo de la “agenda digital” europea.
“La cuestión digital es muy importante, pero no es posible desarrollarla sin
una protección de los datos personales”, añadió el ministro francés de
Exteriores.
La misma indignación expresó el ex primer ministro François
Fillon, quien consideró que Washington debe dar explicaciones sobre lo sucedido
y ofrecer garantías de que el espionaje ha cesado. “Espero que el Gobierno
francés tenga todavía bastante autoridad para defender los intereses de
Francia”, añadió irónicamente en clave interna. A raíz de las primeras
revelaciones, el presidente francés, François Hollande, amenazó con boicotear
las negociaciones comerciales entre EE.UU. y la UE, pero fue prudente en sus
declaraciones.
La Casa Blanca reaccionó ayer relativizando la importancia
del espionaje, asegurando que la recuperación de datos que llevan a cabo los
Estados Unidos es lo mismo que “hacen todos los países”. Así lo declaró en
Washington el portavoz del presidente norteamericano, Jay Carney, quien nada
quiso comentar sobre la información concreta de Le Monde y recordó que EE.UU está revisando sus métodos para lograr “un equilibrio entre
las preocupaciones legítimas de seguridad (...) y por la vida privada”.
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