Hartos de dormir
al raso durante semanas, siempre escondiéndose para eludir el acoso de la
policía francesa, un grupo de unos 60 refugiados sirios –veinte de los cuales
se habían declarado e huelga de hambre– ocuparon el miércoles una pasarela
peatonal de la terminal de ferries del puerto de Calais para exigir su entrada
en el Reino Unido, donde aspiran a encontrar asilo político. Las autoridades británicas
y francesas llegaron ayer tarde a un acuerdo para estudiar individualmente cada
caso y, mientras tanto, alojar dignamente a los afectados.
Los refugiados sirios alcanzaron Calais hace un mes y sus
intentos de cruzar el Canal de la Mancha –cosa que intentan desde esta zona
centenares de inmigrantes ilegales cada año– acabaron en fracaso. Cansados de
malvivir en la tierra de nadie que rodea el puerto, decidieron ocupar una
pasarela para dar a conocer sus reivindicaciones. La policía intentó desalojarlos
por la fuerza ayer por la mañana, pero la amenaza de dos de ellos de lanzarse
al vacío desde la azotea de un edificio próximo, abortó la operación. Por la
tarde, las autoridades francesas les ofrecieron una regularización temporal de
su situación, mientras buscaban un acuerdo con las británicas para hallar una
solución definitiva.
El prefecto de Pas-de-Calais, Denis Robin, acudió a la zona
para tratar de convencer a los ocupantes de deponer su actitud a cambio de
facilitarles la tramitación de una petición de asilo temporal en Francia. Robin
consideró que había un 95% de posibilidades de que la Oficina Francesa de
Protección de Refugiados y Apátridas (Ofpra) les reconociera el estatuto de
refugiados, habida cuenta la guerra civil en Siria. Pero los sirios no querían
saber nada de quedarse en Francia y reclamaban poder pasar a Gran Bretaña.
Al final, por mediación de las autoridades francesas y de la
organización humanitaria Socorro Católico (Cáritas), representantes de la
policía de fronteras británica se desplazaron a Calais y les explicaron que la
entrada en grupo en el Reino Unido no era posible y que estudiarían cada caso
de forma individual. Según fuentes francesas, sólo quienes tuvieran familiares
en el país podrían finalmente ser acogidos. Mientras dure el proceso, Francia
les dará alojamiento. Los refugiados acogieron con decepción la oferta
británica, que esperaban más generosa, pero la mayor parte dejó la protesta.
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