¿Es necesario ir
a comprar un perfume a las once de la noche o herramientas para el bricolaje el
domingo por la mañana? A muchos consumidores, sobre todo en las grandes
ciudades, les parece de lo más natural. Y algunas cadenas comerciales realizan
en estas franjas horarias una buena parte de su cifra de negocios (hasta el 20%
o el 25%). Pero no todo el mundo está de acuerdo.
La ampliación de los horarios comerciales hasta entrada la
noche y los domingos se ha colocado en Francia en el centro de una dura batalla
entre los sindicatos, de una parte, y las grandes enseñas –con al apoyo de una
parte de los trabajadores–, de otra. La justicia, aplicando escrupulosamente la
ley, ha fallado recientemente contra varias empresas, pero el Gobierno ha abierto
un proceso de reflexión con el objetivo de revisar la actual legislación.
La cruzada contra la apertura nocturna de los comercios la
lleva a cabo desde hace varios años la Intersindical del Comercio de París
(Clic-P), que considera que la prolongación de los horarios atenta contra la
salud de los trabajadores. La semana pasada, la acción de Clic-P ante la
justicia logró forzar a la cadena de perfumerías Sephora –del grupo LVMH– a
cerrar su tienda de los Campos Elíseos de París a partir de ahora a las 21 horas
en lugar de a medianoche como venía haciendo. Lo mismo le va a suceder a la
cadena de hipermercados Monoprix –cerca de un centenar de cuyos
establecimientos cerraban hasta ahora después de las nueve de la noche–, a
causa de la oposición la CGT, el sindicato mayoritario. Y vendrán más.
La ley, mientras no cambie, establece que el trabajo
nocturno –entre las 21 y las 6 horas– debe ser “excepcional y justificado por
la necesidad de asegurar la continuidad de la actividad económica o servicios
de utilidad social”. Para los jueces, ello no cubre la actividad comercial
ordinaria.
Las grandes cadenas han protestado airadamente contra esta
situación, que en caso de generalizarse, representaría un daño a su cifra de
negocios. Y los trabajadores afectados, que lógicamente temen perder sus
complementos salariales o incluso sus empleos, han salido a la calle para
protestar por el acoso sindical...
Algo parecido sucede con la apertura dominical, autorizada
únicamente para el comercio alimentario –durante la mañana– y en las zonas
turísticas previamente autorizadas. El problema se concentra en los centros
comerciales del extrarradio, no cubiertos por estos supuestos. Así, la cadena
Bricorama, que en el 2012 se vio obligada por orden judicial a cerrar sus
tiendas el domingo, ha forzado recientemente otro fallo de los tribunales para
lograr el cierre de sus competidores, Leroy Merlin y Castorama.
El Gobierno acaba de crear una comisión de estudio para
revisar, en el plazo de dos meses, la cuestión de la apertura dominical. No así
la apertura nocturna... Aunque una cosa conducirá necesariamente a la otra.
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