miércoles, 19 de junio de 2013

Sobrevivir con orina y dentífrico

Abu Kurke, etíope de 25 años, tiene la muerte grabada en la retina. Él es uno de los únicos nueve supervivientes de la patera que durante quince días –entre el 26 de marzo y el 10 de abril del 2011– navegó a la deriva frente a las costas de Libia sin que nadie le prestara socorro. Abandonados a su suerte, 63 inmigrantes africanos –entre ellos, veinte mujeres y tres niños– perdieron la vida. Ahora, apoyados por varias organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, Abu Kurke y otro superviviente han presentado sendas denuncias contra los Estados de España y Francia por denegación de auxilio. Buques de guerra de ambos países surcaban aquellos días las aguas de Libia, donde acababa de empezar la intervención militar internacional contra el régimen del coronel Muamar el Gadafi.

La embarcación de los infortunados inmigrantes, que al cabo de una semana se quedaron sin agua ni víveres, lanzó dos mensajes de socorro a través de un móvil vía satélite, que los guardacostas italianos reenviaron a todos los buques en la zona. Durante su trágica deriva, la zodiac en la que intentaban ganar Europa se cruzó con un avión de patrulla francés –que les fotografió y envió la imagen a las autoridades marítimas italianas–, un helicóptero militar –que les lanzó agua y galletas para no regresar nunca más–, un buque de guerra no identificado y dos barcos pesqueros. Nadie hizo nada por rescatarles y poco a poco, uno tras otro, los ocupantes de la patera fueron muriendo. Dos de ellos fallecieron en tierra, después de acabar su viaje embarrancando de nuevo en una playa libia.

“Algunos cayeron al agua arrastrados por el fuerte oleaje, pero la mayoría murieron de sed y de hambre”, explicaba ayer en París Abu Kurke, quien resistió la tentación –fatal– de beber agua de mar, al contrario de lo que hicieron, desesperados, muchos de sus desdichados compañeros de infortunio. “Yo sobreviví bebiendo mi orina, que guardaba en una de las botellas de agua vacías, y comiendo un poco de pasta dentífrica”, añadió.

Nadie conoce a ciencia cierta la nacionalidad del buque militar ni del helicóptero avistados por los náufragos. Pero, a partir de sus testimonios, y de las observaciones de satélite, las organizaciones denunciantes –con la Federación Internacional de ligas de Derechos del Hombre (FIDH) a la cabeza– creen que el navío más cercano a la patera, a unos 44 kilómetros, era la fragata española Méndez Núñez. El portaaviones francés Charles de Gaulle, según sus cálculos, tampoco debía andar muy lejos...

"Se trata de un crimen de guerra, sin ninguna duda”, aseguró el abogado español Gonzalo Boye, que representa a los supervivientes en España. Ayer mismo formalizó la presentación de una querella criminal ante la Audiencia Nacional contra las autoridades militares españolas. Sus colegas franceses han presentado por su parte una demanda con constitución de parte civil, después de que una primera denuncia fuera archivada en el 2012 por la fiscalía. Una demanda similar está ya presentada en Italia y otra lo será pronto en Bélgica.

Asilado en Holanda, donde se ha casado y tenido un hijo, Abu Kurke aspira a que la acción de la justicia pueda evitar una nueva tragedia. Lo que ningún tribunal podrá impedir, sin embargo, es que el horror le siga asaltando cada noche en sus sueños.



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