En la inmensa basílica
subterránea de Saint-Pie X, la más moderna del santuario francés de
Nuestra Señora de Lourdes –construida en 1958, con motivo del centenario de las
apariciones de la Virgen– y una de las mayores del mundo, pueden llegar a
congregarse entre 20.000 y 25.000 fieles. Ayer cientos de bancos flotaban en su
interior sobre un mar de tres metros de agua, ofreciendo una imagen de
desolación. La inundación, de una dimensión nunca vista antes, alcanzó al altar
y a los órganos del templo.
Los departamentos de los Altos Pirineos y el Alto Garona han
sido duramente golpeados en los dos últimos días por las riadas. En Lourdes, el
desbordamiento del río Gave de Pau, la tarde del martes, sumergió bajo
toneladas de lodo la parte baja de la ciudad y una gran parte del célebre
santuario, incluida la gruta donde se dice que la Vírgen se apareció a
Bernadette Soubirous en 1858, así como diversas capillas y las piscinas donde
se bañan los peregrinos antes de la confesión.
La inundación causada por la crecida del Gave de Pau, que
los más viejos del lugar comparan a la que hubo en 1937, obligó a cerrar
parcialmente el santuario –sólo la basílica de la Inmaculada Concepción,
edificada en 1871 sobre una altura, y la cripta eran ayer accesibles– y se
recomendó a los fieles que preveían visitar Lourdes en los próximos días que
aplazaran su viaje. Unos 4.000 peregrinos que iban a llegar procedentes de
Italia y del norte de Francia fueron invitados a anular su desplazamiento.
La fuerza del agua arrastró troncos de árboles y toto tipo
de desechos a su paso, y destrozó el pavimento en numerosos puntos de la zona,
así como los pretiles de los puentes. El lodo acumulado alcanzó de media 40 centímetros ,
aunque en algún lugar superó incluso el metro y medio.
No fue el santuario el único afectado sino también numerosos
hoteles, que resultaron asimismo inundados. Algunos de ellos tuvieron que ser
desalojados y sus clientes, trasladados a otros establecimientos. Una sesentena
de hoteles –sobre los alrededor de 200 con que cuenta la población, segunda
ciudad hotelera de Francia tras París– fueron alcanzados por las aguas.
El desastre sumió a Lourdes en un profundo desánimo, toda
vez que la población y el santuario apenas empezaban a recuperarse de la
inundación sufrida en octubre del año pasado. “La violencia del fenómeno ha
sido superior a la del 2012, y los daños también serán superiores”, constató el
administrador diocesano del santuario, Thierry Castillo. Los daños sufridos el
pasado otoño alcanzaron un valor de cerca de 1,5 millones de euros, pero los
actuales podrían sumar varios millones. La diócesis, que ya pidió donativos
hace ocho meses, no sabía ayer cómo dirigirse de nuevo a los fieles para
pedirles otra vez un esfuerzo de solidaridad.
La inundación, cuyos destrozos tardarán al menos varias
semanas –si no meses– en ser reparados, no podía llegar además en peor momento,
pues amenaza con afectar gravemente a la temporada turística de verano. El
santuario de Lourdes recibe anualmente seis millones de visitantes, muchos de
los cuales acuden durante los meses de julio y agosto. En pleno verano, pueden
concentrarse diariamente entre 20.000 y 40.000 personas.
El presidente de la República, François Hollande, acompañado
por el ministro del Interior, Manuel Valls, visitó a última hora de ayer la
población de Lourdes, después de realizar un periplo por la región afectada por
las inundaciones. Hollande prometió la movilización del Estado para asistir a
los afectados –la semana que viene será aprobada la declaración de zona
catastrófica– y en el caso de Lourdes se comprometió a aportar “medios
excepcionales” para tratar de salvar la temporada, habilitando incluso
instalaciones provisionales para poder acoger a todos los visitantes.
Los temporales y las inundaciones han causado en toda Francia
del orden de 500 millones de daños en los cultivos agrícolas.
Tres muertos por las aguas
Las inundaciones en el sur de Francia han causadi tres
víctimas mortales. Dos de ellas perdieron la vida cerca de Lourdes. El martes
una mujer septuagenaria murió tras ser arrastrada por las aguas en
Pierrefitte-Nestalas. El miércoles, un hombre de 75 años, murió en parecidas
circunstancias en Luz-Saint-Sauveur. Finalmente, ayer fue hallado el cuerpo de
una mujer en Cauneille (Landas)
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