viernes, 21 de junio de 2013

Lourdes, bajo el fango

En la inmensa basílica subterránea de Saint-Pie X, la más moderna del santuario francés de Nuestra Señora de Lourdes –construida en 1958, con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen– y una de las mayores del mundo, pueden llegar a congregarse entre 20.000 y 25.000 fieles. Ayer cientos de bancos flotaban en su interior sobre un mar de tres metros de agua, ofreciendo una imagen de desolación. La inundación, de una dimensión nunca vista antes, alcanzó al altar y a los órganos del templo.

Los departamentos de los Altos Pirineos y el Alto Garona han sido duramente golpeados en los dos últimos días por las riadas. En Lourdes, el desbordamiento del río Gave de Pau, la tarde del martes, sumergió bajo toneladas de lodo la parte baja de la ciudad y una gran parte del célebre santuario, incluida la gruta donde se dice que la Vírgen se apareció a Bernadette Soubirous en 1858, así como diversas capillas y las piscinas donde se bañan los peregrinos antes de la confesión.

La inundación causada por la crecida del Gave de Pau, que los más viejos del lugar comparan a la que hubo en 1937, obligó a cerrar parcialmente el santuario –sólo la basílica de la Inmaculada Concepción, edificada en 1871 sobre una altura, y la cripta eran ayer accesibles– y se recomendó a los fieles que preveían visitar Lourdes en los próximos días que aplazaran su viaje. Unos 4.000 peregrinos que iban a llegar procedentes de Italia y del norte de Francia fueron invitados a anular su desplazamiento.

La fuerza del agua arrastró troncos de árboles y toto tipo de desechos a su paso, y destrozó el pavimento en numerosos puntos de la zona, así como los pretiles de los puentes. El lodo acumulado alcanzó de media 40 centímetros, aunque en algún lugar superó incluso el metro y medio.

No fue el santuario el único afectado sino también numerosos hoteles, que resultaron asimismo inundados. Algunos de ellos tuvieron que ser desalojados y sus clientes, trasladados a otros establecimientos. Una sesentena de hoteles –sobre los alrededor de 200 con que cuenta la población, segunda ciudad hotelera de Francia tras París– fueron alcanzados por las aguas.

El desastre sumió a Lourdes en un profundo desánimo, toda vez que la población y el santuario apenas empezaban a recuperarse de la inundación sufrida en octubre del año pasado. “La violencia del fenómeno ha sido superior a la del 2012, y los daños también serán superiores”, constató el administrador diocesano del santuario, Thierry Castillo. Los daños sufridos el pasado otoño alcanzaron un valor de cerca de 1,5 millones de euros, pero los actuales podrían sumar varios millones. La diócesis, que ya pidió donativos hace ocho meses, no sabía ayer cómo dirigirse de nuevo a los fieles para pedirles otra vez un esfuerzo de solidaridad.

La inundación, cuyos destrozos tardarán al menos varias semanas –si no meses– en ser reparados, no podía llegar además en peor momento, pues amenaza con afectar gravemente a la temporada turística de verano. El santuario de Lourdes recibe anualmente seis millones de visitantes, muchos de los cuales acuden durante los meses de julio y agosto. En pleno verano, pueden concentrarse diariamente entre 20.000 y 40.000 personas.

El presidente de la República, François Hollande, acompañado por el ministro del Interior, Manuel Valls, visitó a última hora de ayer la población de Lourdes, después de realizar un periplo por la región afectada por las inundaciones. Hollande prometió la movilización del Estado para asistir a los afectados –la semana que viene será aprobada la declaración de zona catastrófica– y en el caso de Lourdes se comprometió a aportar “medios excepcionales” para tratar de salvar la temporada, habilitando incluso instalaciones provisionales para poder acoger a todos los visitantes.

Los temporales y las inundaciones han causado en toda Francia del orden de 500 millones de daños en los cultivos agrícolas. 


Tres muertos por las aguas

Las inundaciones en el sur de Francia han causadi tres víctimas mortales. Dos de ellas perdieron la vida cerca de Lourdes. El martes una mujer septuagenaria murió tras ser arrastrada por las aguas en Pierrefitte-Nestalas. El miércoles, un hombre de 75 años, murió en parecidas circunstancias en Luz-Saint-Sauveur. Finalmente, ayer fue hallado el cuerpo de una mujer en Cauneille (Landas)




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