Después de
cuarenta y ocho horas detenido para ser interrogado por su papel en el caso
Tapie –detención que acabó en el hospital debido a la fatiga–, el presidente de
la empresa francesa de telecomunicaciones Orange (ex France Télécom), Stéphane
Richard, fue imputado por los jueces por un presunto delito de “estafa en banda
organizada”. La justicia francesa sospecha que la decisión política de resolver
a través de un arbitraje privado –y no por la vía judicial ordinaria– el
histórico litigio entre el Estado y Bernard Tapie por la venta de la empresa
Adidas en los años noventa escondía un trato de favor hacia el empresario, que
se embolsó una indemnización de 403 millones de euros. Stéphane Richard era, en
el momento en que se tomó esta decisión –en 2007– director de gabinete de la
ministra de Economía, Christine Lagarde, actual directora general del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que guarda por ahora en este caso la condición
de “testigo asistido”.
Stéphane Richard es la segunda persona imputada, después de
uno de los tres miembros del tribunal arbitral, Pierre Estoup, sospechoso de
haber actuado de forma parcial en este asunto –debido a sus conexiones con el
abogado de Bernard Tapie– e inculpado por el mismo delito.
Los cargos contra Estoup y contra Richard, en particular la
calificación de “en banda organizada”, hace presagiar nuevos procesamientos en
la órbita del Gobierno de la época. Al final del camino está el ex presidente
Nicolas Sarkozy, cuya aquiescencia –por lo menos– fue necesaria para decidir la
vía del arbitraje y aceptar después el fallo del tribunal arbitral, aún cuando
los servicios técnicos del Ministerio de Economía aconsejaban presentar un
recurso. Sarkozy y Tapie se reunieron hasta en 18 ocasiones entre los años 2007
y 2010, según han revelado las agendas del ex presidente.
Stéphane Richard conoce bien el caso porque ya era director
del gabinete del ministro de Economía cuando el puesto lo ocupaba Jean-Louis
Borloo –amigo y abogado durante años de Bernard Tapie–, bajo cuyo mandato al
parecer empezó a hablarse del arbitraje, y lo siguió siendo cuando éste fue
sustituido por Lagarde. El actual presidente de Orange había afirmado repetidas
veces que nunca había recibido ninguna orden, ni siquiera presiones, del Elíseo
en este asunto. Sin embargo, en unas declaraciones a Le Canard
Enchaîné afirmó haber recibido una “instrucción” del entonces
secretario general del Elíseo, Claude Guéant, en una reunión en el año 2007.
El futuro de Richard al frente de Orange está en el alero,
por más que su intención es continuar y hoy mismo regresará a su despacho. El
gabinete del primer ministro, Jean-Marc Ayrault, señaló al respecto que próximamente
habrá una reunión del consejo de administración del grupo –del que el Estado,
con un 27%, es el principal accionista– para abordar la
cuestión.
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