martes, 25 de junio de 2013

¡Lento TGV!

La línea férrea de alta velocidad entre Barcelona y París está definitivamente gafada. A los legendarios e inacabables retrasos acumulados en la zona española –ahora que ya está finalmente lista, sigue pendiente de la homologación de los trenes españoles por parte de las autoridades francesas–, se sumará ahora el frenazo en seco a la construcción de la línea entre Perpignan y Montpellier, por donde los trenes seguirán circulando durante décadas por una vía convencional. La nueva línea de alta velocidad, que París se comprometió a tener lista en el horizonte del año 2020, será retrasada finalmente al periodo entre el 2030 y el 2050.

Las razones de este parón son puramente económicas. El ambicioso plan de construcción de nuevas líneas de alta velocidad aprobado en tiempos de Nicolas Sarkozy se ha convertido simplemente en inasumible para las arcas del Estado y de las colectividades territoriales que deben participar en su financiación. No es la línea Perpignan-Montpellier la única que quedará forzosamente aplazada. De hecho, eso mismo pasará con la mayoría de las obras proyectadas, según avanzó ayer el diario Le Figaro, entre ellas la otra línea de conexión con España, entre Burdeos y Hendaya, proyectada igualmente para el 2020.

La comisión gubernamental encargada de elegir los proyectos prioritarios –que dará a conocer definitivamente su informe este jueves– sólo ha mantenido una línea nueva de aquí al año 2030, la Burdeos-Toulouse, junto con algunas obras esenciales en las conexiones de París, Lyon y Marsella. Aplazadas quedan también la línea de Alsacia, una parte de la línea de Normandía, los ramales oeste y sur de la línea Rhin-Ródano, la Marsella-Niza y la Toulouse-Narbona. Es decir, casi todas.

Hasta ahora, todos los preparativos técnicos y administrativos sobre la línea Perpignan-Montpellier –definición del trazado, estudios previos para su declaración de utilidad pública– habían seguido el ritmo adecuado para poder iniciar las obras, valoradas en 5.000 o 6.000 millones de euros, hacia el 2015. “El proyecto estará listo. Si hay algún problema, será de dinero”, había asegurado a este diario el director del proyecto, Édouard Parant. El problema ya está aquí.


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