La línea férrea
de alta velocidad entre Barcelona y París está definitivamente gafada. A los
legendarios e inacabables retrasos acumulados en la zona española –ahora que ya
está finalmente lista, sigue pendiente de la homologación de los trenes
españoles por parte de las autoridades francesas–, se sumará ahora el frenazo
en seco a la construcción de la línea entre Perpignan y Montpellier, por donde
los trenes seguirán circulando durante décadas por una vía convencional. La
nueva línea de alta velocidad, que París se comprometió a tener lista en el
horizonte del año 2020, será retrasada finalmente al periodo entre el 2030 y el
2050.
Las razones de este parón son puramente económicas. El
ambicioso plan de construcción de nuevas líneas de alta velocidad aprobado en
tiempos de Nicolas Sarkozy se ha convertido simplemente en inasumible para las
arcas del Estado y de las colectividades territoriales que deben participar en
su financiación. No es la línea Perpignan-Montpellier la única que quedará
forzosamente aplazada. De hecho, eso mismo pasará con la mayoría de las obras
proyectadas, según avanzó ayer el diario Le Figaro,
entre ellas la otra línea de conexión con España, entre Burdeos y Hendaya,
proyectada igualmente para el 2020.
La comisión gubernamental encargada de elegir los proyectos
prioritarios –que dará a conocer definitivamente su informe este jueves– sólo ha
mantenido una línea nueva de aquí al año 2030, la Burdeos-Toulouse, junto con
algunas obras esenciales en las conexiones de París, Lyon y Marsella. Aplazadas
quedan también la línea de Alsacia, una parte de la línea de Normandía, los
ramales oeste y sur de la línea Rhin-Ródano, la Marsella-Niza y la
Toulouse-Narbona. Es decir, casi todas.
Hasta ahora, todos los preparativos técnicos y
administrativos sobre la línea Perpignan-Montpellier –definición del trazado,
estudios previos para su declaración de utilidad pública– habían seguido el
ritmo adecuado para poder iniciar las obras, valoradas en 5.000 o 6.000
millones de euros, hacia el 2015. “El proyecto estará listo. Si hay algún
problema, será de dinero”, había asegurado a este diario el director del
proyecto, Édouard Parant. El problema ya está aquí.
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