jueves, 2 de mayo de 2013

Compromiso para salvar Europa


La Europa del Sur, en la que Francia parece cada vez más anclada, quiere arrancar un compromiso urgente a la Europa del Norte para salvar la casa común, cuya estabilidad está seriamente amenazada por la recesión económica y el paro de masas. Y con ella, el sueño europeo. París y Roma, hoy en la misma onda, están decididas a hacer valer el peso del eje transalpino –con el apoyo de Madrid– para tratar de convencer a Berlín de que es urgente una inflexión en la política de austeridad.

El presidente francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Enrico Letta, que mantuvieron ayer su primera reunión en el Elíseo, expresaron una total sintonía al respecto. Sin citarla personalmente, sin cuestionar su política de rigor presupuestario, con buenas palabras y tendiéndole la mano, pero con firmeza, ambos instaron a la canciller alemana, Angela Merkel, a buscar rápidamente de forma conjunta una salida para evitar una catástrofe económica y política. “No puede haber una Europa en que uno de sus miembros, o dos o tres, se salven y el resto se hunda”, advirtió Enrico Letta.

“Si los ciudadanos tienen la impresión de que Europa es una mala madre que les da la espalda, eso nos conducirá a un desastre democrático”, remarcó el primer ministro italiano, alertando del aumento de los movimientos populistas y antieuropeos, como demuestra lo sucedido en Italia. El presidente francés, que hace semanas señaló por su parte que Europa se encaminaba a una “explosión”, se sumó a las advertencias del mandatario italiano. “Lo que está en juego no es sólo la idea europea, sino también la estabilidad política en nuestros respectivos países”, afirmó Hollande, quien dijo que los europeos se enfrentan al dilema de “si Europa tendrá todavía un destino común o son los egoísmos nacionales los que prevalecerán”. “Por eso es necesario un compromiso. Tenemos la responsabilidad de ofrecer una perspectiva, de dar una esperanza”, añadió.

Hollande y Letta, sin cuestionar los principios –irrenunciables para a Alemania– del rigor presupuestario y la consolidación fiscal, abogaron por una cierta flexibilización en el ritmo de reduccion de los déficits públicos –“La trayectoria presupuestaria debe ser adaptada a la realidad del crecimiento”, dijo el presidente francés–, y aceptaron asimismo la necesidad de abordar las reformas necesarias para mejorar la competitividad, una cuestión fundamental para Berlín. Pero reclamaron que, “con la misma determinación” que se ha abordado el saneamiento de las cuentas públicas y la estabilidad del euro, se ponga en marcha una política para favorecer el crecimiento económico y el fomento del empleo, sobre todo juvenil.

Letta como Hollande insistieron en la necesidad de aplicar el Pacto por el Crecimiento suscrito el año pasado y de poner en marcha sin más dilación la acordada unión bancaria, que debería permitir relajar las tensiones alcistas que sufren algunos países en los intereses de su deuda y que el crédito llegue las empresas. “La unión bancaria hemos de hacerla sin perder tiempo”, dijo el primer ministro italiano. Ambos mandatarios se mostraron poco dispuestos a esperar el desenlace de las elecciones alemanas del próximo otoño y subrayaron que es urgente tomar medidas al respecto en el Consejo Europeo del próximo mes de junio.

Hollande aprovechó la conferencia de prensa para templar los ánimos entre París y Berlín, bastante alterados por la beligerancia demostrada por el Partido Socialista francés en un texto contrario a la política de austeridad. El presidente francés, que hizo retirar del texto las alusiones personales a Merkel, hizo una nueva profesión de fe en la pareja franco-alemana: “Francia y Alemania deben trabajar juntas, sean cuales sean las coyunturas, los dirigentes o las sensibilidades”.


Un francófono criado en Estrasburgo

François Hollande se puso ayer un auricular para escuchar las intervenciones de Enrico Letta en italiano durante la conferencia de prensa que ambos mandatarios ofrecieron en el Elíseo. Al primer ministro italiano no le hizo falta. Letta, que pasó una parte de su infancia en Estrasburgo, demostró un dominio perfecto de la lengua francesa, para satisfacción de la aurícula chauvinista que late en el corazón de los franceses. El presidente de la República no perdió la oportunidad de subrayarlo y de hacer un guiño al jefe del Gobierno italiano al traer al Elíseo a la que fuera su profesora, tiempo ha, en la capital alsaciana.


Le Pen promete a los franceses sacar al país de las “tinieblas de Europa”


La ultraderecha francesa ha encontrado en la férrea política de austeridad impuesta en Europa el mejor argumento para tratar de seducir políticamente a las víctimas de la crisis económica. Fiel a su línea política histórica, que hace de la Unión Europea y de Bruselas el epicentro de todos los males, la presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, aprovechó su tradicional discurso del Primero de Mayo en honor de Juana de Arco para lanzar una nueva soflama antieuropea. Le Pen se presentó como la “luz de la esperanza” para sacar a Francia de las “tinieblas europeas” en las que está “encerrada”.

“Francia se hunde en una política absurda de austeridad sin fin, porque se trata de salvar un sistema a cualquier precio, porque se trata de decir siempre sí a Bruselas, a Berlín naturalmente, en todas circunstancias a los magnates de las altas finanzas, a sus serviles lacayos del Banco Central (Europeo) de Frankfurt o de la Comisión Europea”, clamó ante varios miles de seguidores del FN concentrados frente al edificio de la Ópera de París. Decidida a hacer de Europa su campo de batalla, Le Pen reclama la celebración de un referéndum en Francia para salir de la UE.

La satanización de Europa –asociada a la exaltación del orgullo patrio– y la reiterada culpabilización de la inmigración extranjera y del islam como foco de desestabilización de la identidad nacional, encuentran cada vez más eco en las clases populares, castigadas por una crisis a la que no se le ve el final y un paro que ha superado la barrera histórica de 3,2 millones de personas.

El Frente Nacional está totalmente movilizado ya en la organización de la campaña de las elecciones europeas y municipales del 2014, en las que piensa dar la campanada. Los sondeos, ni que sea virtuales, que van apareciendo indican una clara tendencia al alza. Una encuesta realizada por el instituto CSA para el canal informativo BFMTV, y difundida el pasado lunes, apunta que si las últimas elecciones presidenciales se repitieran hoy, los ganadores de la primera vuelta serían Nicolas Sarkozy (que con un 34% de los votos saldría en cabeza) y Marine Le Pen (23%), que pasaría a la segunda vuelta y eliminaría a François Hollande (19%) como hizo su padre, Jean-Marie, en el 2002 con Lionel Jospin.

La líder del FN proclamó ayer la necesidad de que Francia cuente con un “verdadero jefe”, en lugar de “los Breznev que nos gobiernan”. ¿Pensaría en Stalin?


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