Guy Carcassonne
(1951-2013)
Jurista
Autoridad indiscutible en materia de derecho constitucional
-su primera gran obra, “La Constitución”, editada en 1996, en la que hacía un análisis
interpretativo del texto fundador de la V República, es una referencia-, Guy
Carcassonne dedicó una parte muy importante de su vida a la enseñanza como
profesor, en la Universidad de Reims primero y en la de París-X Nanterre desde
1991 hasta hoy. Pero su interés traspasó el ámbito teórico para descender a lo
práctico. Admirador de la figura de Pierre Mendès France –a quien dedicó su
tesis doctoral-, en los años setenta y ochenta asumió un compromiso político
directo en la órbita del Partido Socialista.
Desde 1983, pero sobre todo entre 1988 y 1991, en su etapa
como primer ministro, Carcassonne colaboró estrechamente con Michel Rocard, en
cuyo gabinete fue el encargado de las relaciones con el Parlamento. En un
momento en que los socialistas carecían de mayoría absoluta en las cámaras, su
principal cometido –que a juicio de propios y extraños ejerció con habilidad y
tacto– fue la búsqueda constante de pactos.
En tanto que especialista, colaboraba asiduamente en los
medios de comunicación y en los últimos años había sido repetidamente requerido
para expresar su opinión en los grandes debates político-jurídicos, desde la
Carta de las Lenguas Regionales del Consejo de Europa hasta la modernización de
las instituciones de la V República, pasando por el estatuto penal del jefe del
Estado. En el extranjero, su consejo había sido solicitado para colaborar en la
redacción de la nueva Constitución de Afganistán.
Las condolencias y los elogios han sido unánimes en Francia,
donde era enormemente apreciado por su honradez intelectual y su equidad
política. El presidente François Hollande lamentó la pérdida de « uno de los
más grandes constitucionalistas y un pedagogo sin par”, mientras el líder de la
oposición, Jean-François Copé, presidente interino de la UMP, valoró su
“inteligencia y apertura de espíritu”. “Sin renegar de sus convicciones de
izquierda, sabía trabajar sin sectarismo con todos aquellos que querían mejorar
el funcionamiento de nuestra democracia », añadió. Una de las despedidas
más calurosas la firmó el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis
Debré, quien elogió su inteligencia y sus cualidades humanas: “El derecho
constitucional pierde a uno de sus espíritus más eminentes, la República a uno
de sus hijos más ejemplares, Francia a uno de sus más remarcables talentos”.
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