Francia ha
vuelto a hincar la rodilla en el suelo. Después del tropezón del 2009, la
economía francesa ha vuelto a caer en la recesión, al acumular dos trimestres
consecutivos con una contracción del PIB del 0,2%. El presidente francés,
François Hollande, admitió ayer en la reunión del Consejo de Ministros que la
situación es “grave”, pero posteriormente y de puertas afuera –durante una
conferencia de prensa conjunta en Bruselas con el presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Barroso– hizo gala de su irredento optimismo, al dar una
vez más por “pasado el momento más difícil”. No es la primera ni la segunda vez
que lo dice. Y los franceses han dejado ya de creerle.
Hollande atribuyó la nueva caída de Francia en la recesión
–“menos profunda que la del 2008-2009” ,
objetó no obstante– a la situación general de la zona euro, donde varios países
están en la misma o peor situación, con el consiguiente retroceso de la
demanda. El presidente francés recordó, de paso, que Alemania si bien ha
crecido un 0,1% en el primer trimestre de este año, cayó un 0,7% en los últimos
tres meses del 2012... E insistió de nuevo en la necesidad de aplicar sin más
dilación el Pacto por el Crecimiento a nivel europeo y adelantar el programa de
fomento del empleo juvenil, dotado con 6.000 millones de euros.
La contracción del 0,2% de la economía francesa en el primer
trimestre del año no fue la única mala noticia que dio ayer el Instituto
Nacional de Estadística y Estudios Económicos. El Insee, en efecto, empeoró los
datos de 2012 sobre la evolución del poder adquisitivo –que bajó un 0,9% en
lugar del 0,4% apuntado inicialmente– y del consumo de las familias, tradicional
motor de la economía francesa. que cayó un 0,4% y no un 0,1%.
El Gobierno mantuvo oficialmente su previsión de crecimiento
para este año en el 0,1%, aunque el propio Hollande admitió que el crecimiento
probablemente será “nulo”. En cualquiera de los casos no se ve cómo en estas
circunstancias el presidente francés podrá cumplir su compromiso de invertir la
curva del paro –que ha sobrepasado ya el 10%– ni rebajar el déficit público
–que cerró el año pasado en el 4,8%– al 2,9% anunciado.
La Comisión Europea, en todo caso, no lo cree y ya ha
aceptado conceder a Francia un plazo suplementario de dos años –hasta el 2015–
para situar el déficit por debajo del listón del 3%. La benevolencia de
Bruselas, cada vez más consciente de que es necesario aflojar un poco la soga de
la austeridad, tendrá sin embargo un precio. Barroso recordó ayer que la CE
espera de Francia la adopción de reformas estructurales “creíbles”. El
presidente de la Comisión subrayó la urgencia de adoptar medidas para recuperar
la competitividad perdida, a lo que Hollande respondió con las reformas ya
adoptadas hasta el momento –Pacto de Competitividad, reforma laboral, reforma
bancaria– y algunas que vendrán –como la de las pensiones–, pero habrá que ver
si Bruselas las considera suficientes. La sentencia caerá el 29 de mayo...
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