miércoles, 29 de mayo de 2013

Europa, al rescate de su juventud

Estabilizada financieramente la zona euro, el gran desafío –y el gran drama– al que se enfrenta la Unión Europea es el paro juvenil. La conciencia de que Europa se juega aquí el futuro de toda una generación y, más allá, la supervivencia misma del proyecto de unificación europea ha conducido a varios países, entre ellos España, a proponer medidas urgentes para combatir esta lacra, que alcanza –con grandes disparidades entre estados– a alrededor de una cuarta parte de los jóvenes menores de 25 años. Una catástrofe que atenta contra la cohesión social del continente.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que ayer clausuró en París un coloquio internacional sobre el futuro de Europa y se reunió con el presidente
francés, François Hollande, en el Elíseo, avanzó sus propuestas en este sentido, que en buena parte confluyen con las que Hollande está ultimando a su vez con la canciller alemana, Angela Merkel. Al igual que su antecesor, Nicolas Sarkozy, el actual presidente francés ha tardado un año en admitir la evidencia de que nada puede avanzar en Europa si París y Berlín no preparan antes los platos en la cocina. Así que se ha puesto manos a la obra. El motor franco-alemán vuelve a estar en marcha. Sólo que no es el único motor que se hace oir.

Mariano Rajoy puso ayer sobre la mesa tres propuestas para activar el empleo juvenil: aumentar de 10.000 a 30.000 millones anuales los fondos que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) destina a financiar a las pequeñas y medianas empresas –principales creadoras de empleo–; adelantar la aplicación del plan de empleo juvenil previsto por le UE –dotado con 6.000 millones más–, y facilitar la concesión de bonificaciones en la contratación de jóvenes al excluir estas ayudas de la contabilización del deficit público, a efectos de su penalización. “Los ciudadanos necesitan percibir que los sacrificios que la integración europea exige tienen contrapartidas palpables en un plazo breve”, advirtió Rajoy en su discurso de cierre del coloquio “Europa, próximas etapas”, organizó en la escuela Sciences Po de París por el Instituto de Gobernanza Berggruen,

Las dos primeras propuestas de Rajoy entroncan con dos de las medidas incluidas en el plan de fomento del empleo juvenil que están preparando París y Berlín. Este asunto fue objeto de una reunión ayer en el Elíseo en la que, junto a Hollande, participaron los ministros de Economía y de Trabajo de Francia y de Alemania, Pierre Moscovici, Jean-Michel Sapin, Wolfgang Schäuble y Ursula von der Leyen, respectivamente, además del titular de la cartera de Trabajo italiano, Enrico Giovanni. La discusión la proseguirá mañana en París el presidente francés con Merkel. Ambos prevén someter su propuesta a sus socios europeos en el Consejo del 27 y 28 de junio, y cerrar el plan en una cumbre extraordinaria en Berlín, el 3 de julio, de los ministros de Trabajo de los 27.

“Hemos de actuar con urgencia. Seis millones de jóvenes están en paro en Europa y cerca de 14 millones no tienen trabajo, no cursan estudios ni siguen un aprendizaje. Si no actuamos, la generación de la post-crisis vendrá a pedirnos cuentas”, afirmó en el discurso de apertura del mismo coloquio Hollande, quien alertó que el “rencor” de toda una generación puede provocar una “ruptura” de graves consecuencias.“Lo que está en juego es la idea misma de Europa”, dijo, antes de añadir que “Europa debe significar protección y esperanza”.

Los ministros de Trabajo de Francia y Alemania –presentes en la misma jornada– aprovecharon este marco para exponer las principales líneas de su plan, para el que Hollande ha pedido poder empezar a comprometer ya parte de los 6.000 millones de euros previstos.

El plan reposa en tres medidas básicas. La más llamativa es la de promover la movilidad de los jóvenes en toda Europa, a base de extender el actual programa Erasmus –dirigido hasta ahora exclusivamente a los estudiantes– a todos los jóvenes que sigan un aprendizaje profesional. “Es necesaria una mayor movilidad”, subrayó la titular alemana de Trabajo, Ursula von der Leyen, quien recordó que sólo en Alemania hay un millón de empleos vacantes y defendió la financiación de cursos de idiomas para superar el obstáculo de la lengua.

Una segunda medida, complementaria de la anterior, es desarrollar el sistema de inserción laboral de la “alternancia”, que combina un empleo con una formación adaptada en paralelo. El objetivo del plan es que ningún joven europeo permanezca más de cuatro o seis meses sin trabajo, sin un stage o sin un curso de formación.

La tercera medida va más allá del empleo juvenil y afecta en realidad a la financiación de la economía en su globalidad. El objetivo es movilizar al BEI –como también propone Rajoy– para facilitar la financiación de las pymes, enfrentadas en la actualidad a serios problemas de acceso al crédito.

El ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble –ferviente europeísta–, consideró que tras haber logrado estabilizar la zona euro, lo urgente es resolver el problema del paro juvenil. “Si no tenemos éxito –alertó–, perderemos la batalla de la unificación europea. No podemos hacer esperar a toda una generación”. Pero advirtió que a largo plazo la única vía es adoptar las reformas estructurales necesarias para hacer la economía europea más competitiva. “No hay que hacer a los jóvenes falsas promesas hoy que no podremos cumplir mañana”, dijo.

En la jornada participaron asimismo, entre otras personalidades, el ex primer ministro francés François Fillon; el presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz; el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy; el ex primer ministro italiano Mario Monti; el expresidente de la Comisión Europea Jacques Delors y el expresidente del Gobierno español Felipe González.


Rajoy avisa de que el reparto del déficit no gustará a todos

Lo que se tenga que hacer, se hará, aunque no guste a todo el mundo. Poco impresionado por el rechazo que entre los barones del PP despierta su propuesta de reparto asimétrico de los objetivos de déficit entre las comunidades autónomas, Mariano Rajoy mantiene su rumbo. Al día siguiente de su almuerzo con los presidentes autonómicos populares –una “reunión de partido”, subrayó para quitarle toda trascendencia oficial–, el presidente del Gobierno asumió que la fórmula final provocará descontentos. “Es imposible que a todo el mundo le guste”, advirtió durante una conferencia de prensa conjunta con el presidente francés, François Hollande, con quien se reunió ayer tarde en el Elíseo.

Rajoy quitó hierro a la discusión que mantuvo con los barones de su partido –según sus palabras, un “interesante contraste de pareceres, grato y reconfortante”– y juzgó lógico que cada presidente defienda sus intereses cuando se trata de dinero. “Cada cual arrima el ascua a su sardina, siempre es así”, afirmó. Pero expresó su confianza en que, de aquí a la decisión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, se conseguirá un acuerdo. “Al final siempre se acaba imponiendo el sentido común”, consideró Rajoy, quien rechazó la idea de que el Gobierno imponga por su autoridad su receta a los disidentes.

El presidente aprovechó otra pregunta para reafirmar su determinación de cumplir con los objetivos de reducción del déficit. “Lo tenemos que cumplir por encima de todo. El Gobierno hará el máximo esfuerzo y estoy seguro de que las comunidades autónomas y las administraciones locales también lo harán”, señaló, en la confianza no obstante de que la Comisión Europea otorgará a España un plazo adicional de dos años para rebajarlo al 3% del PIB. Para Rajoy, esta modulación es necesaria en momentos de recesión económica como los actuales –“Los plazos son elementos que deben adaptarse a las circunstancias”, dijo–, pero no cuestiona lo bien fundado del objetivo final: “No es un capricho, es bueno para la economía, es bueno para el crecimiento y es bueno para el empleo”, concluyó.



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