París vivió ayer una
jornada como no vivía desde hace diecinueve años, los mismos que el
Paris Saint-Germain (PSG) ha tardado en conseguir su tercera victoria en la
Liga de fútbol francesa. Sólo en otras dos ocasiones, en 1986 y 1994, había
logrado hacerse con el título. Magro palmarés que explica el entusiasmo
desbordante de los miles y miles de hinchas y seguidores parisinos que se
concentraron ayer en la plaza de Trocadéro –con la torre Eiffel como telón de
fondo– y en los puentes y las riberas del Sena, por donde el equipo azul y rojo
paseó orgulloso su victoria. Algunos grupos de hinchas desbordaron a las
fuerzas policiales, se encaramaron peligrosamente a andamios y provocaron
incidentes. Los disturbios se saldaron con 30 heridos y una veintena de detenidos.
La resurrección del PSG, que hace tan sólo cinco años estuvo
a un paso de descender a segunda división, tiene el color del dinero. De los
petrodólares, para ser más exactos. El cambio de tendencia llegó en el 2011 con
la entrada en el capital del club de Qatar Sport Investments (QSI), que se hizo
con el 100% de la propiedad al año siguiente. En dos años, los qataríes han
dado la vuelta a la tortilla y han devuelto al Paris Saint-Germain la ambición
perdida.
Nada que ver con el trabajo paciente y perserverante del
Barça con su cantera, el nuevo PSG, campeón de Liga y cuartofinalista en la
Champions esta temporada, se ha construido a base de talonario y fichajes
estelares: Thiago Silva, David Beckham y –sobre todo– el ex barcelonista Zlatan
Ibrahimovic, quien con 27 goles en 32 partidos se ha convertido en el alma del
equipo. “Esto es el comienzo de la nueva historia del PSG”, declaró a L’Équipe el presidente del club y de QSI, el qatarí
Nasser Al Khelafi.
El director deportivo del club, Leonardo –quien la noche del
doming mantuvo un altercado en los vestuarios con Ibrahimovic–, tuvo que ser
hospitalizado ayer por un problema de tensión.
Para proseguir esta trayectoria, los dirigentes del PSG
piensan ya en nuevos fichajes –el madridista Cristiano Ronaldo está en su punto
de mira– y, sobre todo, en amarrar la continuidad de su entrenador, el italiano
Carlo Ancelotti, que mantiene la duda sobre su futuro en la capital francesa.
Al Khelafi aseguró ayer haber pedido personalmente al director general del Real
Madrid, José Ángel Sánchez, de respetar el contrato del entrenador, a quien le
queda todavía una temporada más. Pero Ancelotti, molesto con la forma en que
fue tratado por la dirección cuando el PSG pasó un bache en diciembre. acaricia
la idea de marcharse.
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