España y Francia
acudirán al Consejo Europeo de la semana próxima –los días 18 y 19– con un
mensaje tajante: todos los acuerdos adoptados en la crucial cumbre del pasado
mes de junio para poner fin a la crisis financiera de la zona euro deben ser
adoptados de acuerdo con lo previsto, y sin dilación, antes de fin año. El
presidente del Gobierno español y el presidente de la República francesa,
Mariano Rajoy y François Hollande, que se reunieron ayer en París en el marco
de la XXI Cumbre franco-española, pusieron especialmente el acento en la
urgencia de llevar adelante la unión bancaria y, sobre todo, poner en marcha la
supervisión de los bancos de la zona euro por parte del Banco Central Europeo
(BCE), condición indispensable para que los bancos españoles en dificultades
–necesitados de entre 53.000 y 59.000 millones de euros– puedan ser
recapitalizados directamente por el nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad
(MEDE). El Gobierno español confía en ello para rebajar la presión de los
mercados financieros sobre la deuda española.
Rajoy y Hollande no abordaron, al menos formalmente, la
cuestión de una posible petición de rescate por parte de España. Prudente, el
presidente francés remarcó que la iniciativa debe venir de Madrid y le echó un
capote al presidente del Gobierno español: “A España le corresponde decidir
cuándo presenta su demanda, y a todos nos toca poner los mecanismos acordados a
disposición de los países que lo necesiten, sin añadir otras condiciones que
las ya puestas sobre la reducción del déficit”, dijo. Preguntado directamente
por si había tomado ya una decisión sobre la petición de rescate, Rajoy
respondió con un no implícito: “La respuesta es la que se imagina”.
Aunque ni Rajoy ni Hollande quisieron señalar a nadie, la
presión conjunta de Madrid y París en favor de una rápida aplicación de los
acuerdos relativos a la supervisión bancaria va dirigida a Berlín. La canciller
alemana, Angela Merkel, ha dado signos de no querer apresurarse, además de guardar
un desacuerdo de fondo: mientras franceses y españoles apoyan la idea de la
Comisión Europea de que el BCE controle a todos los bancos de la zona euro, los
alemanes desearían dejar fuera a sus cajas de ahorros.
“En junio acordamos una cosa y, cuando uno es serio,
mantiene lo acordado”, remarcó Rajoy, quien abrió la mano a aceptar de entrada
un control parcial, instaurando “etapas”. Hollande aceptó tambié cierta
flexibilidad, si bien subrayando que la lista de entidades financieras que
controlar debe ser “suficientemente amplia como para no generar dudas”.
No se trata únicamente de la supervisión bancaria. Tanto
España como Francia consideran que la totalidad de los acuerdos adoptados hace
cuatro meses –que permitieron levantar el veto de Hollande al tratado de
disciplina presupuestaria– deben ser aplicados, lo que incluye la puesta en
marcha del MEDE –con el apoyo comprometido del BCE–, las medidas previstas en
el Pacto por el Crecimiento y la implantación de la nueva tasa sobre las
transacciones financieras. El presidente francés aseguró que nueve países se
han mostrado de acuerdo para una cooperación reforzada, lo que permitiría
empezar a aplicar la tasa en el 2013.
“El Consejo Europeo de junio tomó una serie de decisiones y
lo que queremos es que se cumplan”, declaró con rotundidad Rajoy, quien añadió:
“Es necesario dar una señal nítida y clara de que la UE continúa con
determinación el proceso de integración europeo”. “Hemos de aplicar lo que
hemos decidido”, remachó Hollande. El presidente francés subrayó la sintonía
entre ambos países en este terreno: “España y Francia tenemos la misma
concepcion de lo que hay que hacer en las próximas semanas”, dijo.
Ambos mandatarios mostraron asimismo su determinación de
actuar conjuntamente en el seno de la UE para resolver el problema de Grecia
dentro de la zona euro –“Su salida del euro sería un fracaso colectivo que no
podemos permitirnos”, dijo el presidente español– y para defender, en la
próxima discusión de las perspectivas económicas de la UE, el mantenimiento de
la Política Agraria Común (PAC) y de los fondos de cohesión regionales.
Rajoy y Hollande expresaron asimismo una completa identidad
de puntos de vista en materia de política internacional y particularmente en lo
que atañe a las crisis en Siria y en Mali.
Tras tres años sin cumbres bilaterales –la última se celebró
en el 2009–, el encuentro de ayer marcó un retorno a la normalidad. Al frente
de una delegación integrada por cinco ministros –los titulares de Asuntos
Exteriores, José Manuel García-Magallo; Interior, Jorge Fernández-Dáz;
Industria, José Manuel Soria; Agricultura, Miguel Arias Cañete, y Fomento, Ana
Pastor–, el presidente del Gobierno español se mostró distendido y cómodo a la
salida de la reunión en el Elíseo. “Nos sentimos bien tratados y a gusto”,
afirmó con satisfacción.
Si las relaciones con el nuevo inquilino del Elíseo
empezaron siendo correctas pero distantes, la complicidad –sobre todo en el
ámbito europeo– ha ido imponiéndose entre Rajoy y Hollande, por encima de las
divergencias ideológicas. El presidente español no lo dudó al asegurar que las
relaciones entre España y Francia atraviesan “uno de los mejores momentos de la
historia”.
Barcelona-Perpignan en TGV en abril del 2013
Mariano Rajoy aprovechó el marco de la XXI cumbre franco-española, celebrada ayer en París, para anunciar que el tramo pendiente del AVE entre Barcelona y Figueres entrará en servicio la próxima primavera. "Los primeros trenes circularán en abril del 2013", dijo en la conferencia de prensa conjunta con el presidente francés, François Hollande, en el Elíseo. Ambos gobiernos acordaron acelerar la homologación y autorización del nuevo material rodante para que todo esté listo en esa fecha. En la declaración conjunta final, el Gobierno francés subraya que el tramo de alta velocidad entre Nîmes y Montpellier -cuyas obras ya han sido adjudicadas- está previsto que entre en servicio en el 2017. Pero no hay ni una palabra del tramo entre Montpellier y Perpiñán -el único que quedará pendiente de la línea entre Barcelona y París-, por el que actualmente el TGV circula por vía convencional. Este proyecto, previsto inicialmente para el 2020, podría retrasarse. El nuevo Gobierno francés ya ha anunciado que la totalidad del plan de extensión de la red del TGV aprobado por Nicolas Sarkozy no podrá ser llevado a cabo por falta de financiación. Una comisión evalúa en estos momentos qué obras serán realizadas y cuales aplazadas o anuladas.
Plan de acción contra el tráfico de drogas
Juntos contra el terrorismo, juntos contra el narcotráfico.
Los ministros del Interior español y francés, Jorge Fernández-Díaz y Manuel
Valls, firmaron un acuerdo para trasladar al terreno de la lucha contra el
tráfico de drogas el exitoso modelo de cooperación bilateral en la lucha contra
el terrorismo. El acuerdo prevé desarrollar un plan de acción trienal con el
fin de intentar frenar en lo posible la entrada de droga procedente de norte y
el oste de África, para lo que buscarán la colaboración de Portugal y
Marruecos. Para el presidente francés, François Hollande, se trata de acuerdo
más importante culminado en la cumbre franco-española que se celebró ayer en
París.
España y Francia acordaron asimismo impulsar diversos
proyectos en materia de interconexiones energéticas y de transportes. En el
primer capítulo, ambos gobiernos decidieron impulsar una nueva interconexión
eléctrica por la vertiente atlántica –complementaria de la que actualmente está
en fase de construcción entre Baixas (Pirineos Orientales) y Santa Llogaia
(Girona), que debe estar lista en el 2014– y hacerlo por el mar. Los estudios
de viabildad deberían estar listos en el 2013 para tomar una decisión al año
siguiente.
En materia de transportes, y a la vista del buen
funcionamiento de la llamada Autopisra del Mar entre los puertos de
Nantes-Saint Nazaire y Gijón (con barcos fletados para transportar camiones),
se acordó crear una nueva línea entre Nantes y Vigo.
En materia ferroviaria, no hubo grandes decisiones, más allá
de acelerar el proceso para que los trenes de alta velocidad puedan unir
Barcelona y Perpiñán en abril del año que viene. Ambos gobiernos reiteraron
asimismo su voluntad de desarrollar con Aquitania y Aragón los estudios para la
reapertura de la línea de Canfranc.
A vueltas con Wert
Mariano Rajoy eludió ayer entrar en el fondo de la polémica, a la que respondió en un tono conciliador. "Yo lo que quiero es una buena convivencia, que todo el mundo se sienta orgulloso de ser catalán y español", respondió el presidente del Gobierno español tras ser preguntado por las afirmaciones de Wert durante la conferencia de prensa conjunta que realizó con el presidente francés, François Hollande, en el Elíseo. "Y a nivel educativo -añadió-, lo que quiero es tener una educación de más calidad. Eso es lo único que me preocupa". Momentos antes, hablando de la situación económica, había aludido veladamente a la tensión independentista en Catalunya al decir: "Me gustaría que trabajáramos todos juntos, colaborar y no crear más problemas de los necesarios".