La extrema derecha avanza, así en Francia como en Europa, a caballo del malestar de las clases populares castigadas por la crisis. Pascal Perrineau (Moyeuvre-Grande, 1950), director del Centro de Investigaciones Políticas (Cevipof) de Sciences Po, analiza para La Vanguardia las repercusiones electorales de este fenómeno.
- El voto del electorado popular fue decisivo en la victoria de Nicolas Sarkozy en 2007. ¿Volverá a serlo en 2012?
- En 2007, con una campaña centrada en los temas del trabajo y la seguridad, Sarkozy logró ser mayoritario entre las capas populares en la segunda vuelta, lo cual no era fácil. En la región obrera de Nord-Pas de Calais, con una fuerte tradición socialista y comunista, consiguió el 52% de los votos. Hoy es lo mismo.No es posible una victoria presidencial en Francia sin conquistar a las capas populares.
- Un voto que es cambiante...
- Bajo la V República ha habido tres periodos. El general de Gaulle logró ir más allá de los medios tradicionalmente conservadores y hasta su partida en 1969 muchos obreros y empleados votaron a favor de la derecha y del gaullismo. Después, desde finales de los años 60 hasta los 80, las clases populares se fueron sumando poco a poco a la izquierda. Y la izquierda, detrás de las personalidad de François Mitterrand, se convirtió en dominante, llegando a controlar hasta el 70% de este electorado. Finalmente, a partir de los años 90, una parte de las clases populares, decepcionadas por su actuación en el poder, empezó a abandonar a la izquierda.
- Entre las promesas y la realidad hay a veces un abismo.
- La gente creia que la izquierda iba a cambiar profundamente sus destinos y no fue el caso. Pero hay también un segundo factor, más de fondo: esas clases populares siguen apegadas a valores relativamente clásicos, tradicionales, de autoridad, de moralidad, mientras que la izquierda evoluciona en ese momento hacia el llamado “liberalismo cultural”. En el fondo, quienes dirigen la izquierda son unos bobós (burgueses bohemios) y las capas populares comparten muy poco sus valores. Hay una distancia que no es sólo económica y social, sino tambien cultural.
- ¿A quién votarán en 2012?
- La cuestión está de nuevo abierta. Las capas populares dudan. Dudan entre dar la espalda a los políticos, con una abstencion masiva, regresar a la izquierda y a la extrema derecha, que es lo que pasa hoy –una tercera parte de los obreros dice que va a votar a Marine Le Pen–. o volver a apoyar a Sarkozy. Esta última hipótesis es la menos probable. Sarkozy ha perdido su confianza y la reconquista será difícil.
- ¿La extrema derecha le come el terreno a la izquierda?
- Las clases populares siguen siendo escépticas respecto a la izquierda. Recuerdan la decepción. Y una parte está adentrándose en la protesta pura y simple. Y la protesta es el Frente Nacional. Ahí el voto se convierte en un exabrupto, en un grito.
- La situación actual ¿es comparable a las de los años 30?
- Sí, sí, en cierto modo sí. Se está produciendo una subida de la extrema derecha, de los nacionalismos populistas, entre las clases populares en toda Europa. En Holanda, Suecia, Belgica, Italia... hay muchos ejemplos. Muy a menudo son partidos que expresan el malestar de las capas populares. Un malestar social, económico e identitario.
- En la recuperación del FN ¿hasta qué punto influye la personalidad de Marine Le Pen?
- Más alla del cambio de generación –se trata de una mujer y, además, joven–, que vuelve la imagen del FN más amable, desde hace un año hay una evolucion muy sensible del discurso. El FN intenta apropiarse del discurso republicano de izquierda.
- ¿Cree que Marine Le Pen es capaz de pasar a la segunda vuelta como su padre en 2002?
- Hace seis meses hubiera respondido que sí. Ahora las encuestas de opinión dan la impresión de que Sarkozy se aleja de la zona peligrosa. Pero la campaña electoral aun no se ha acabado, No es lo mas probable, pero no se puede excluir totalmente.
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