Una circular oficial de los servicios del Primer ministro francés, François Fillon, difundida el pasado martes, obliga a partir de ahora a todos los servicios de la Administración a abandonar el tratamiento de 'mademoiselle' (señorita) en los documentos oficiales y sustituirlo por el genérico de 'madame' (señora), del mismo modo que los hombres reciben idéntico tratamiento –el de 'monsieur' (señor)– independientemente de su edad o estado civil. El término 'mademoiselle' designa, según el diccionario, a “las jóvenes y a las mujeres (que se presume) solteras”. Del mismo modo, los formularios deberán abandonar también la apelación 'nom d’époux' o 'd’épouse' (apellido de casado o de casada) y reemplazarlo por el de 'nom de famille' (apellido de familia), para aquellos casos –muy comunes en Francia– en los que la mujer adopta el apellido del marido una vez casada. Dos asociaciones feministas, Osez le Feminisme et Ghiennes de Garde, habían iniciado en otoño del año pasado una campaña para poner fin a esta costumbre (ver La Vanguardia del pasado 28 de septiembre), por considerar que esta diferencia de tratamiento era discriminatoria. Su reivindicación ha sido, pues, escuchada. Para ver la traducción práctica de esta medida, sin embargo, habrá que esperar. De entrada, porque los formularios impresos se irán sustituyendo por los nuevos a medida que se vayan agotando y haga falta renovarlos. Y, para continuar, porque los hábitos están profundamente enraízados. La circular de Fillon, en efecto, no es la primera. El Gobierno francés ya había dado instrucciones para adoptar el genérico 'madame' en otras dos circulares difundidas en 1967 y 1974. Sin que sirviera para nada.
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