La respuesta al misterio del accidente del avión de Air France AF447, que el 1 de junio de 2009 se estrelló en el océano Atlántico mientras volaba de Río de Janeiro a París, causando la muerte de sus 228 ocupantes, está por fin al alcande de la mano. Aunque muy probablemente habrá que esperar meses para conocer la causa que desencadenó la tragedia.
Las dos cajas negras del aparato –en realidad, de un llamativo color naranja–, donde se registran las conversaciones de los pilotos y los datos técnicos del vuelo, llegaron ayer a París, después de ser localizadas y recuperadas del fondo del océano hace diez días gracias a un robot submarino. Hundidas en una sima de 3.900 metros de profundidad, junto con el fuselaje del avión, los investigadores han tardado casi dos años en encontrarlas.
Dos equipos de expertos diferentes se encargarán a partir de ahora de analizar los datos de las cajas negras para intentar establecer cuál fue la causa, o la concatenación de causas, del siniestro. El primer equipo está formado por ingenieros del Bureau d’Enquêtes et d’Analyses (BEA) –el organismo oficial responsable de investigar los accidentes de aviación– y el segundo, por técnicos independientes designados por los dos jueces de instrucción que dirigen la investigación judicial, por homicidio involuntario, abierta tras la catástrofe. Ambos equipos trabajarán sobre los mismos datos, pero separadamente.
Los técnicos se disponían a empezar ayer mismo los trabajos preparatorios previos a la apertura de las dos cajas negras, que han sido transportadas sumergidas en agua desmineralizada, para frenar corrosión. El próximo lunes, según avanzó el director del BEA, Jean-Paul Troadec, podrá confirmarse si la información contenida en los dos registradores –el Cockpit Voice Recorder (CVR) y el Flight Data Recorder (FDR)– es utilizable o no. Aparentemente, las dos cajas negras están en buen estado, pero ello no garantiza que los datos grabados en la tarjeta electrónica interior hayan sido salvaguardados. Aún en el caso de que lo hayan sido y puedan ser analizados, habrá que esperar meses para conocer las causas del accidente.
“Hay mucha información que analizar. La primera lectura de las cajas negras nos permitirá obtener algunos elementos sobre las circunstancias del accidente, pero no se conocerán las causas la semana que viene, la investigación llevará meses”, advirtió Troadec en una conferencia de prensa en la sede del BEA, en el aeropuerto de Le Bourget. Además de la información contenida en las cajas negras, los expertos analizarán también diversas piezas del avión recuperadas del fondo del océano: motores, instrumentos de vuelo, la cabina de los pilotos, asientos... El informe podría ver la luz a finales de año.
Lo único que no ha sido localizado, hasta el momento, son las controvertidas sondas Pitot, encargadas de medir la velocidad del avión y cuyo fallo –según una de las hipótesis manejadas hasta ahora– podría estar en el origen del accidente, al contribuir a una pérdida de control del aparato. La instrucción judicial ha retenido inicialmente esta posibilidad y los jueces instructores han procesado tanto a la compañía aérea, Air France, como al fabricante del avión, un Airbus A330-203.
El BEA ha sostenido, sin embargo, desde el primer momento, que este fallo no puede explicar por sí solo la catástrofe. En todo caso, el primer informe oficial, de julio del 2009, descartó que el avión hubiera sido destruido en vuelo –por una explosión o un rayo, como se llegó a especular–, sino al impactar con el océano. Este extremo parece confirmado por la autopisa realizada a los cadáveres repescados en días posteriores, que determinó como causa de la muerte los politraumatismos fruto del choque. Así lo recordó ayer el fiscal jefe adjunto de París, Jean Quintard, quien negó que fuera necesario recuperar los cuerpos hallados en el fondo para la investigación judicial.
Frente a los deseos contradictorios de las familias –algunas quieren recuperar los cadáveres, otras no–, Quintard señaló que sólo se rescatarán los cadáveres si es posible su identificación mediante el ADN. Los dos únicos cuerpos remontados a la superficie están siendo analizados para comprobar si ello es posible.
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