Las cosas ya no estaban
para tirar cohetes en la selección francesa de fútbol. Tras el fracaso de la
Eurocopa del 2012 y el tremendo fiasco –motín incluido– del Mundial de
Sudáfrica en el 2010, la modestia se había convertido en la doctrina oficial de
los Bleus cara a la cita de Brasil. Tanto más cuanto que
la fase de clasificación –obtenida en la repesca–no fue precisamente muy
brillante.
Y entonces llegó el golpe definitivo: el viernes pasado, la
principal estrella del equipo de Francia, su gran ariete, Frank Ribéry, el 'kaiser', lanzaba la toalla a causa de unos dolores
persistentes en la espalda. El delantero del Bayern de Munich, en cuya
participación el seleccionador Didier Deschamps todavía se empeñaba –pese a
todo– en confiar la víspera, se derrumbó en el entrenamiento de la mañana en el
centro de Clairefontaine y tuvo que abandonar toda esperanza de enfundar de
nuevo la camiseta azul en un Mundial. Con 31 años, más que probablemente el
último.
La de Ribéry no es la única baja sufrida por Didier
Deschamps en su lista de 23 jugadores –también el centrocampista Clément
Grenier ha tenido que rerirarse por una recaída en una lesión en los
abductores–, pero sin duda es la más grave. “Es una gran pérdida para el equipo
de Francia”, ha admitido al respecto el exinternacional francés Michel Platini,
presidente actual de la UEFA.
La pérdida es, en cierto modo, fundamentalmente psicológica.
Porque Ribéry, descubierto en el Mundial de Alemania del 2006 –donde los bleus quedaron finalistas–, nunca ha sido capaz por sí
mismo de darle la vuelta a la selección y llevarla a la victoria en un
campeonato. Jefe de filas indiscutible del equipo –donde ha servido en 81
ocasiones–, nunca ha acabado de asumir el papel de líder, ni siquiera en el
penoso episodio del motín contra Raymond Domenech en Sudáfrica. Su estado de
forma actual dejaba asimismo mucho que desear y no sólo por sus problemas
físicos. La pérdida del Balón de Oro el pasado mes de enero, en competición con
Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, fue un golpe que encajó muy mal. Tras haberlo
ganado todo con el Bayern de Munich –incluido el título de mejor jugador
europeo, concedido por la UEFA en el 2013– el 2014 debía ser el año de su
consagración definitiva. Está claro que no lo será.
La pérdida de Ribéry obligará a Deschamps a reorganizar la
delantera, en la que mantendrá un papel central Karim Benzemá y se verán
seguramente reforzados Olivier Giroud y Loïc Remy. De hecho, ya ha tenido que
hacerlo durante la etapa de preparación, pues el jugador del Bayern ya estuvo
ausente en los encuentros amistosos con Holanda (2-0), Noruega (4-0) y Paraguay
(1-1). La marcha del 'kaiser' deja como máximos veteranos
de la selección a Benzema (65 veces internacional), al defensor Patrick Evra
(57) y al portero Hugo Lloris (56), en un equipo rejuvenecido en el que nueve
jugadores tienen menos de 25 años (una proporción nunca vista desde 1954)
Francia, que jugará su primer partido en Brasil contra
Honduras el día 15 en Porto Alegre, aborda el envite con forzosa humildad.
Didier Deschamps, que fuera capitán del histórico equipo que ganó el Mundial de
1998, ha
dicho que su único objetivo en éste es pasar la primera
fase.
El retorno del orden y de la disciplina
Lo sucedido en el Mundial de Sudáfrica del 2010, cuando los
jugadores se enfrentaron al seleccionador, Raymond Domenech, y se negaron a
entrenar, provocó una fuerte degradación de la imagen del Equipo de Francia
entre la opinión pública. Desde entonces, los sucesivos entrenadores, Laurent
Blanc primero y Didier Deschamps ahora, han tratado de restablecer la
disciplina y el orden dentro del equipo. Ésta ha sido la causa última de la
exclusión de la lista de 23 para Brasil del jugador del Manchester City Samir
Nasri, con una temporada impecable pero de personalidad rebelde y conflictiva.
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