viernes, 6 de junio de 2014

Cena y resopón para Hollande

François Hollande tiene buen saque. Eso no es un secreto para nadie. Adora la carne roja, las salsas rebosantes de mantequilla y la mousse au chocolat. Todos sus esfuerzos por adelgazarse, en los meses previos a la elección presidencial de mayo del 2012, acabaron arruinados poco tiempo después. Pero aun así, anoche tuvo que hacer un esfuerzo especial. A falta de poder sentar a ambos en la misma mesa, el presidente francés cenó dos veces: a la temprana hora de las siete de la tarde con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y a las nueve de la noche –dos horas después– con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, presentes en París junto a una quincena de jefes de Estado y de Gobierno para participar hoy en la conmemoración del 70º aniversario del Desembarco de Normandía. En ambos menús había al menos un plato en común: la crisis política en Ucrania.

Para agasajar al presidente norteamericano, Hollande eligió uno de los restaurantes del chef Guy Savoy (tres estrellas Michelin), Le Chiberta, situado a dos pasos de los Campos Elíseos, cerca del Arco de Triunfo. Ambos estuvieron acompañados por los jefes de sus respectivas diplomacias, Laurent Fabius y John Kerry, así como de la consejera de Seguridad norteamericana, Susan Rice.

A Vladimir Putin, el presidente francés le ofreció una cena de trabajo –nada muy protocolario, por tanto– en el palacio del Elíseo, junto con los máximos responsables de Exteriores y otros consejeros. Entre una cita y otra, Hollande no tuvo mucho tiempo para sobremesas. Ni para digerir. Suerte que el menú de la primera cena fue más bien ligero: lubina de Normandía –¡cómo no!– y terrina de pomelo y naranja al té. En la segunda, también hubo pescado: bavarois de cangrejo de entrante y rodaballo, de segundo.

La crisis de Ucrania fue anoche el asunto estrella. El presidente francés estaba empeñado en contribuir a una desescalada y en buscar una aproximación entre las posiciones de Estados Unidos y de Rusia. Hollande quería tratar de convencer a su homólogo ruso de que acepte reconocer –al menos, de facto– la legitimidad del nuevo presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, elegido el 25 de mayo, quien en un gesto de hondo significado ha sido invitado por el Elíseo también a la conmemoración de Normadía. Lo que suceda hoy en el almuerzo de las delegaciones internacionales en el Château de Bénouville y en el acto central de Ouistreham dará la medida de los avances logrados por Hollande.

El actual presidente francés –a diferencia de Nicolas Sarkozy– mantiene unas frías relaciones con Putin. Pero en su favor puede alegar la firmeza de Francia en mantener, pese a las presiones de Estados Unidos y Polonia, la operación de venta a Moscú de dos fragatas de combate Mistral, que están actualmente en construcción y que deben ser entregadas el próximo mes de octubre.

El asunto de las fragatas, íntimamente relacionado con la crisis de Ucrania, fue uno de los temas delicados de la cena entre Hollande y Obama, quien poco antes había expresado su “preocupación” por la venta de buques de tecnología militar avanzada a los rusos. El otro asunto espinoso es la amenaza de una multa de 10.000 millones de dólares al banco francés BNP Paribas en Estados Unidos por haber vulnerado el embargo norteamericano a Cuba, Irán, Libia y Sudán, que Hollande considera desorbitada y pide que sea suavizada.

Antes de la doble cena, el presidente francés recibió a la reina Isabel II de Inglaterra, en visita de Estado en Francia, y ambos recorrieron los Campos Elíseos escoltados por la Guardia Republicana a caballo. La cena, en este caso, la dejó para esta noche.


No hay comentarios:

Publicar un comentario