"El amor, cuando se hace
público, aumenta de peso, se convierte en una carga”, dejó escrito
Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser" (1984).
Nada hay más público –aunque su número lo convierta prácticamente en anónimo–
que el amor declarado a voz en grito en los candados colgados en los puentes de
París y de otras ciudades del mundo. Ni nada más pesado. Irónica alegoría de la
reflexión del escritor checo, el peso de los “candados del amor” quebró el
domingo la resistencia de una de las rejas que protegen las barandas del Pont
des Arts de la capital francesa, incapaz de sostener tantas promesas de hierro.
La amenaza de caída de algunos de los paneles enrejados que
bordean el puente –el más romántico de la capital francesa y, por consiguiente,
el más frecuentado para efectuar este nuevo rito– ya había sido advertido desde
hace tiempo por el ayuntamiento, que de vez en cuando retiraba los que
presentaban un mayor riesgo.
Esta vez los servicios municipales no llegaron a tiempo y el
enrejado cayó sobre el puente. Doble buena noticia: ningún paseante resultó
herido y la estructura de la baranda resistió sin problemas (lo cual parece
alejar el peligro, otras veces aireado, de una posible caída sobre los barcos
turísticos que recorren el Sena). En cualquier caso, la policía desalojó
brevemente el puente por precaución hasta que el enrejado fue sustituido
provisionalmente por un tablón de conglomerado. “No hay ningún riesgo de un
accidente realmente grave –subrayó el teniente de alcalde de Cultura, Bruno
Juillard–, puesto que la baranda no resultó afectada”.
Sin embargo, el Ayuntamiento de París parece decidido,
finalmente, a poner fin a este hábito, que ha adquirido dimensiones de
epidemia. Otra cosa es que encuentre los medios para conseguirlo. Desde que el
escritor italiano Federico Moccia imaginara en su novela "Tengo
ganas de ti" (2008) el rito del candado, los puentes de medio mundo
han sido asaltados en masa por los enamorados. En París hay una quincena de
puentes y pasarelas inundados de candados. Pero ninguno como el Pont des Arts y
–en menor medida, porque también es más corto– el puente del Arzobispo, que
ofrece una impresionante vista sobre el ábside de la catedral de Notre Dame.
¿Cuántos candados puede llegar a haber? Como nunca han sido
contados oficialmente, hasta ahora las autoridades se contentaban con hablar de
“miles”. Y es cierto, son miles, muchos miles. Un estudiante de dirección de
empresas de 21 años, Alexis, tuvo la idea a finales del año pasado de hacer una
especie de censo y fotografiarlos uno por uno. Tras siete meses de trabajo de
campo, el pasado mes de febrero abrió una página web (Welocklove.com) con el
catálogo completo –o casi– de los nombres y los mensajes de amor que cuelgan de
ambos puentes: son al menos 57.050, la mayor parte de los cuales –unos 40.000–
están en el Pont des Arts. Los interesados pueden encontrar el suyo a condición
de acordarse perfectamente del lugar donde lo colgó. Y de que no haya sido
retirado antes por la municipalidad... o por algún espontáneo. Hace tres años,
por ejemplo, buena parte de los candados desapareció misteriosamente y
reapareció después integrando una obra de la exposición "The Unplayed
Notes", del artista plástico Loris Gréaud.
El hábito cada vez molesta a más gente –y no sólo al
ayuntamiento–, que ve en ello un atentado estético mayúsculo. Hace poco, dos
jóvenes norteamericanas residente en París organizaron una campaña de recogida
de firmas con el lema “Liberad vuestro amor, salvad nuestros
puentes” para reclamar que se ponga fin a esta costumbre. Ayer
tarde llevaban recogidas 7.702 firmas, unas 600 recogidas en las últimas horas
a raíz del incidente del domingo en el Pont des Arts.
La nueva alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha encargado al
responsable de Cultura que busque “alternativas artísticas, ecológicas y
solidarias” a los candados. Varios artistas serán consultados con este fin.
Mientras tanto, la alcaldía se resiste a adoptar medidas represivas contra los
enamorados, a quien nadie quiere ahuyentar. A fin de cuentas, ¿no es París la
capital del amor?
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