domingo, 29 de junio de 2014

Franceses con acento español

El 31 de julio de 1914, mientras Europa avanzaba con determinación hacia la hecatombe de la Primera Guerra Mundial, nacía en Courbevoie –en la periferia oeste de París– Louis de Funès, probablemente el mayor cómico francés de todos los tiempos. Francia celebra hoy el centenario de su nacimiento elogiando de forma unánime el genio cómico de un actor que arrastró al cine a millones de espectadores de varias generaciones. Pocos saben, sin embargo, que Louis de Funès, que tan magistralmente encarnó el arquetipo del francés gruñón –“Je râle, donc je suis” (Protesto, luego existo)– era de origen español.

Luis de Funes y de Galarza era su verdadero nombre. Sus padres, pertenecientes a la alta burguesía, no se trasladaron a Francia por motivos económicos ni políticos. Sino por amor. Para hacer posible una unión condenada por la familia. En aquella época, principios del siglo XX, si se exceptúan artistas e intelectuales, los españoles que se trasladaban a Francia lo hacían por otros motivos. Eran, en general, campesinos pobres, que acudían a trabajar como jornaleros en el campo o como obreros sin cualificación en la industria. La mayoría se asentaba en el sur de Francia. El caso De Funès, si no es muy representativo, ilustra en cambio cómo los hijos y nietos de españoles se han ido instalando, con los años, en todos los ámbitos y estamentos de la sociedad francesa. Hasta destacar con luz propia.

Louis de Funès no es, por cierto, un caso único en la industria del cine y del espectáculo. Ahí está, por ejemplo, el celebrado Jean Reno –en sus documentos de identidad, Juan Moreno–, de origen gaditano y nacido en el antiguo Protectorado francés, como la actriz y realizadora Nicole Garcia, hija de un modesto comerciante español. Apellidos hispanos pasean también por los títulos de crédito los actores Olivier Martinez y Vincent Perez –que aunque nacido en la ciudad suiza de Lausana, ha hecho su carrera en Francia–. En la música, una de las cantantes más populares ostenta el nombre artístico de Olivia Ruiz, apellido que rescató de su abuela, quien–como tantos republicanos españoles– pasó por el indigno campo de concentración de Argelès-sur-Mer.

Hijo de un anarquista catalán refugiado era también Raymond Domenech, ex entrenador de la selección francesa de fútbol, un puesto que antes ocupó otro español. Michel Hidalgo. En el mundo del fútbol hay aún otras figuras, como Luis Fernández –ex entrenador del PSG– y Mathieu Valbuena, que juega estos días en Brasil representando a Francia.

La Guerra Civil empujó a miles de españoles al otro lado de los Pirineos. La emigración española a Francia, sin embargo, viene de antes. El primer gran salto se produjo en los años veinte, alentado por la necesidad de mano de obra derivada de la Primera Gierra Mundial. Y se disparó en la época dorada llamada los 'Treinta gloriosos', sobre todo en los cincuenta y sesenta. En 1968, los españoles llegaron a 607.000 y constituían la primera nacionalidad extranjera (una cifra que resultaría diezmada después a causa de la crisis del petróleo)

La mayoría encontraron empleo en la agricultura y la industria del automóvil, la siderurgia y la construcción. En general, vivían precariamente. Algunos, en barracas, en el departamento de Sena-San Denís, al norte de París. Otros, en esas minúsculas habitaciones –'chambres de bonnes' (habitaciones de criadas)– que se apiñan en el último piso de los edificios señoriales de la capital. Una película reciente –"Les femmes du 6e étage"– recuerda esa época. La misma en la que el selecto y burgués distrito XVI de París era conocido como el “distrito de los españoles”, porque españoles eran –como después serían portugueses– sus conserjes.

La familia de la nueva alcaldesa de París, la gaditana Anne Hidalgo –llegada a Francia con dos años–, forma parte de esa historia. El padre, electricista, se llevó en 1961 a toda su familia a Lyon, donde trabajó para la empresa Electrifil. Su elección, como la llegada del barcelonés Manuel Valls a Matignon, han hecho visible la emergencia de toda una generación. La trayectoria del nuevo primer ministro, sin embargo, es diferente. Su padre, el pintor Xavier Valls (1923-2006), se instaló en París en busca de un ambiente más propicio para desarrollar su obra figurativa, lejos de las capillas artísticas de Barcelona, que le asfixiaban. “Un día –ha explicado– en la escuela rellenamos un formulario en el que preguntaban la profesión del padre. La maestra vino después a decirme que no debía avergonzarme de tener un padre pintor...”. De brocha gorda, se entiende. En los sesenta, la sociedad francesa no concebía que los españoles no fueran pobres de solemnidad.

Hoy, esta percepción ha cambiado radicalmente. Y a nadie sorprende, por ejemplo, que sea también un francés de origen español, Jean-Luc Martinez, el director del Museo del Louvre. Que el consejero diplomático del presidente François Hollande, Paul-Jean Ortiz, y el portavoz del Quai d’Orsay, Romain Nadal, tengan el mismo origen. Que la presidenta de Havas Worldwide se llame Mercedes Erra; el director delegado de la Société Générale, Bernardo Sánchez Incera, o el director general adjunto de Hermès, Patrick Albaladejo... Que Frédéric Lopez conduzca alguno de los programas más valorados de la televisión –'Rendez-vous en terre inconnue', 'La parenthese inattendue'–, o que el informativo de mayor audiencia de la TV pública, France 2, esté dirigido por otro barcelonés, David Pujadas...

Una bonita revancha. Aunque con un peaje: de españoles, todos ellos tienen ya muy poco. Sus raíces, sus apellidos, su lengua –y no siempre– es lo único que conservan. Si algo son, es esencialmente franceses.



“La diferencia puede ser una oportunidad”
Entrevista a Mercedes Erra, presidenta de Havas Worldwide y del Museo de la Inmigración

Nacida en Sabadell en 1954 y llegada a Francia de niña, Mercedes Erra encarna el modelo republicano de integración, que tiene en la escuela –hoy, enfrentada a graves problemas– la clave del ascenso social. Presidenta ejecutiva de la multinacional de la publicidad y la comunicación Havas Worldwide y fundadora de una de sus filiales, BETC, es hoy una de las empresarias francesas más influyentes. Sus orígenes le llevaron a aceptar en el 2010 la presidencia del consejo de administración del Museo de la Inmigración.

- ¿Por qué un museo

- Francia se ha construido con la inmigración, como Estados Unidos. Una cuarta parte de los franceses procede de la inmigración y eso si nos remontamos únicamente a los abuelos. Hoy más que nunca es necesario un lugar así, donde se explique la aportación de la inmigración a la construcción del país. El modelo de integración francés, no comunitario, implica que uno puede devenir francés sin ser francés de pura cepa.

- ¿No le molesta esta expresión, “de pura cepa”?

- No, para nada. Lo importante es ser francés. Lo importante es aceptar la diversidad. Y compartir un zócalo de valores comunes. Para ser francés no es necesario haber nacido en Francia, eso hay que repetirlo obstinadamente. El museo combate la demagogia.

- ¿Qué significa para usted tener a dos españoles, Manuel Valls y Anne Hidalgo, como primer ministro y alcaldesa de París?

- Es una demostración de que la integración funciona. ¡Y de que lo conseguimos! Yo me siento muy próxima de Valls, mi historia es también la suya.

- ¿Cómo vivió su llegada a Francia?

- Yo tenía seis años. Tuve que aprender francés –lengua de la que acabé siendo profesora–, tuve que luchar en la escuela, donde se burlaban de mi acento y de mi nombre. Eso forja el carácter. La diferencia puede ser una oportunidad. El confort no siempre construye y yo tuve la suerte de tener que batirme. Moverse, cambiar de país, ayuda a relativizar las cosas, te hace más tolerante. El movimiento, el cambio, han estructurado mi vida, mucho más que el hecho de haber nacido en Catalunya.

- ¿Mantiene vínculos con su tierra de origen?

- Sí. Mis padres regresaron y viven en Orrius. Yo me siento muy catalana y muy francesa a la vez. No hay que simplificar a la gente. Yo no estoy por la separación, todo esto me fatiga, no comprendo nada... Yo estoy por Europa.


sábado, 28 de junio de 2014

La hermana atormentada

La familia. Como motor, como refugio. Como prisión y como tormento, también. Pero siempre en el centro de todo. Para Valeria Bruni-Tedeschi, de 49 años, la familia es el eje de su vida y de su trayectoria artística. Viniendo de una italiana, parece un tópico. Sólo que, en su caso, el cliché casa a la perfección con la realidad. Actriz y realizadora cinematográfica, además de “hermana de” –la sombra de Carla Bruni siempre la ha oscurecido un poco-, Valeria Bruni-Tedeschi ha construido su carrera como directora en torno a su historia personal y familiar. Y en sus películas ha recurrido siempre a su familia para interpretar a los personajes principales. Su tercer filme, “Un castillo en Italia”, actualmente en las carteleras españolas, no ha escapado tampoco a la regla.

Historia de una familia de la alta burguesía venida a menos, con la madre obligada a desprenderse del castillo que posee en el norte de Italia, una hija actriz que vive a caballo de París y la casa familiar, y un hijo que muere de sida, “Un castillo en Italia” guarda enormes similitudes con la vida de los Bruni-Tedeschi. La realizadora franco-italiana no niega las semejanzas, aunque tiende a relativizarlas. Su madre, Marisa Borini –que asume en la película su propio papel, por el que fue nominada al César a la mejor actriz en un papel secundario en el pasado Festival de Cannes-  asume, en cambio, sin ambages, su carácter biográfico. “Es la historia de nuestra familia”, ha dicho.

A pinceladas, de forma fragmentada, la historia de la familia Bruni-Tedeschi aparece en “Un castillo en Italia” –la tercera película de la directora- como aparecía ya en “Es más fácil para un camello” (2003), donde abordaba la relación con su hermana y la inminente pérdida de su padre enfermo – “No es una autobiografía, sino un autorretrato”, alegó entonces-, y en “Actrices” (2007), sobre una actriz en la cuarentena y en plena crisis, que se enamora de un actor más joven. El intérprete, Louis Garrel -19 años más joven que Valeria Bruni-Tedeschi- se convirtió a raíz de esta película en el compañero sentimental de la actriz y realizadora, que hasta entonces había mantenido una relación con el director italiano Mimmo Calopresti.

Bruni-Tedeschi y Garrel adoptaron en el 2009 una niña, Céline, y en el 2012 se separaron. Lo que no ha impedido que la directora pensara en su “ex” para interpretar en su nueva película el papel de su enamorado. “Cuando escribí el guión tenía ganas de que fuera él”, ha confesado, “me gusta rodearme de la gente a la que quiero”.

En las películas de Valeria Bruni-Tedeschi, la ficción y la realidad se entremezclan hasta difuminar todas las fronteras. En su caso no se trata de un accidente, sino de una vocación. Su madre ha hecho de su madre en las tres películas. Y si su hermana, Carla Bruni, no ha hecho otro tanto es porque en su momento declinó la invitación. “Para mí, la familia constituye un motor de creación esencial” -ha dicho-. Todo parte de y conduce de nuevo a la familia”. Una familia percibida como “identidad” y como "prisión” de la que hace falta liberarse para devenir uno mismo.

Sobre todo del padre, esa figura totémica que presidió la infancia de Valeria Bruni-Tedeschi. “Yo creo que una chica tiene que ‘divorciarse’ de su padre para poder estar con otro hombre, pero ocurre que cuando el padre es demasiado seductor, eso se convierte en algo muy difícil y doloroso”, declaró en una ocasión.

El padre, ese padre idolatrado, desaparecido en 1996, era Alberto Bruni-Tedeschi, un industrial –fundó la CEAT (Cavi Elettrici Affini Torino), una industria de neumáticos después integrada en Pirelli- que en una segunda vida se dedicó a componer óperas. Valeria, nacida el 16 de noviembre de 1964 en Turín, fue la segunda hija del matrimonio formado por Alberto Bruni-Tedeschi y Marisa Borini, actriz y concertista de piano. El primogénito, Virginio, murió a causa del sida en el 2006. Y la tercera, Carla, se convertiría en el miembro más famoso de la familia, merced a una carrera doblemente exitosa –top model primero, cantautora después- y a su matrimonio con Nicolas Sarkozy, que la convirtió en primera dama de Francia. La más auténtica Bruni, sin embargo, es Valeria, puesto que años después se supo que el verdadero padre de Carla era el empresario Maurizio Remmert, un antiguo amante de su madre.

La vida de toda la familia dio un vuelco en 1973, cuando el patriarca decidió trasladarse a París para huir del peligro de las Brigadas Rojas, que habían comenzado a extorsionar a los miembros de la alta burguesía italiana con la amenaza de secuestrar a sus hijos. Valeria siempre vivió mal su condición de niña rica –“Cuando eres rico, siempre hay una sensación de vergüenza ante el sufrimiento”, opina- y probablemente debido a ese “sentimiento de culpabilidad” que le acosa desde la infancia hizo que en el 2008 aprovechara su proximidad con Sarkozy para tratar de evitar la extradición a Italia de una antigua terrorista de las Brigadas Rojas, Marina Petrella. Ironías de la vida.

Valéria empezó estudiando teatro en la École des Amandiers, de Nanterre (periferia oeste de París), con el recientemente desaparecido Patrice Chéreau, que la dirigió después en tres películas y le dio en 1987 su primer gran papel en “Hôtel de France”. Seis años después obtuvo el César a la mejor esperanza femenina por “La gente normal no tiene nada de excepcional” de Laurence Ferrara Barbosa. Desde mediados de los años ochenta hasta ahora, la hermana mayor de Carla Bruni ha rodado como actriz una sesentena de películas a las órdenes de los más prestigiosos realizadores franceses, como Claude Chabrol, François Ozon, Claire Denis, Cédric Kaplish o Alain Tanner, y extranjeros, como Steven Spielberg, Ridley Scott y Bernardo Bertolucci.

Los personajes de Valéria Bruni-Tedeschi acostumbran a ser mujeres en crisis, atormentadas por dudas existenciales, frágiles o neuróticas. Un poco como ella misma, que más que aspirar a la felicidad busca desesperadamente la serenidad, y que trata de encontrar respuestas en la fe –se confiesa católica- y en el psicoanálisis. Además de en el cine. Sin demasiado resultado, como ella misma ha confesado: “El trabajo es una terapia, me da serenidad, aunque no apacigua mis tormentos”.


viernes, 27 de junio de 2014

Antisarkozismo en Sarkolandia

"Veo por primera vez en el partido la aparición de un antisarkozysmo nuevo...”. El afable Jean-Pierre Raffarin lo constató hace un par de días durante una entrevista radiofónica. El partido al que aludía no era otro que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y lo nuevo, lo realmente nuevo, no es el antisarkozysmo en sí –ampliamente enraizado en la izquierda–, sino su aparición en el seno mismo del partido de Nicolas Sarkozy. El ex primer ministro francés debe saber bien de qué habla, puesto que sus dos colegas del triunvirato que gobierna provisionalmente la UMP, Alain Juppé y François Fillon, se han sumado poco o mucho a esta nueva corriente interna.

El amado líder, la gran esperanza blanca, ya no es ni una cosa ni la otra. Los barones de la derecha francesa le disputan abiertamente el derecho a ser candidato al Elíseo en el 2017, mientras algunos jóvenes cuadragenarios se proponen tomar, a sus expensas, las riendas del partido en el congreso extraordinario del próximo otoño. “¡El jefe vuelve!” proclamaba esta semana con un optimismo poco fundado el ex ministro Roger Karoutchi, uno de sus fieles. La verdad es que está lejos de haber en el partido un clamor que pida su retorno –¿no fue acaso Sarkozy quien les condujo a la derrota en el 2012 y ha llevado a la UMP al borde de la quiebra?– y cada vez hay más voces que se atreven a criticar en voz alta al antiguo patrón. ¡Lo nunca visto!

Nicolas Sarkozy había previsto volver como salvador de la patria, reclamado para rescatar a Francia del desastre como se reclamó el retorno de De Gaulle en 1958. Pero, a juzgar por las reticencias –cuando no la oposición frontal– que tal regreso suscita en el seno de su propio partido, le espera un camino lleno de espinas, sin que el éxito final esté asegurado. De momento, pues, calla. Y deja que sean los suyos quienes hablen por él... Porque en el momento en que descienda a la arena, será la guerra.

Las escaramuzas, de hecho, se suceden sin descanso. El escándalo Bygmalion –del nombre de la agencia de comunicación que preparó facturas falsas para enmascarar el gasto electoral desmesurado de la campaña presidencial de Sarkozy en el 2012– no sólo ha costado su puesto al presidente de la UMP, Jean-François Copé, sino que planea como una amenaza sobre el ex presidente francés, señalado como el gran culpable de que el partido se encuentre en un estado financiero dramático. “La UMP está en riesgo de desaparecer”, advirtió días atrás Juppé en tono apocalíptico.

Si Sarkozy sueña con volver al Elíseo en el 2017 –de la inevitabilidad de lo cual ha logrado convencer a su esposa, la cantante Carla Bruni–, otros sueñan con alcanzarlo por primera vez. Y no parecen dispuestos, en esta ocasión, a cederle el paso.

El primero de ellos es Alain Juppé, elevado –con un 52% de opiniones favorables– a la categoría de la figura política más popular de Francia, que parece haber dejado de jugar al ratón y al gato con su posible candidatura. El ex primer ministro y antiguo delfín de Jacques Chirac –a quien este calificó como “el mejor de todos nosotros”– admitió anteayer por primera vez públicamente que se plantea presentarse a las primarias de su partido, que se celebrarán presumiblemente en el 2016, para ser elegido candidato a la presidencia de la República, y que tomará una decisión a principios del 2015. “Si me lanzo, será para ir hasta el final”, advirtió.

Su compañero de triunvirato François Fillon hace tiempo que no esconde esa misma ambición. El ex jefe de Gobierno de Sarkozy durante sus cinco años de mandato se ha empancipado definitivamente y no duda en hacerse abanderado de la “ruptura” que el ex presidente prometió y no llevó a cabo. Fillon aborda la etapa de Sarkozy utilizando palabras insospechadas tales como “errores”, cuando no “desastre”...

Con menor peso en el partido, pero similar aversión hacia la figura del antiguo líder, el ex ministro Xavier Bertrand aspira también al Elíseo y rechaza que Sarkozy pueda pretender presentarse saltándose las primarias. “No hay ningún hombre providencial en la derecha, nadie es incontestable”, ha declarado, mientras dedica su tiempo a hacer un balance crítico del expresidente: “Su política no estuvo a la altura de los resultados esperados”, dice.

Poco convencido de ganar unas primarias, Sarkozy baraja la idea de asegurarse la nominación tomando antes el control del partido en el congreso del otoño, esto es, presentándose de nuevo candidato a la presidencia de la UMP. Pero también aquí tiene oponentes: el exministro Bruno Le Maire ya ha anunciado su candidatura, al grito de “Yo propongo la renovación frente a la restauración”. Las balas silban.



jueves, 26 de junio de 2014

Adiós a las armas en Córcega

Los independentistas corsos abandonan las armas. Treinta y ocho años después de abrazar la violencia política y lanzar su primera cadena de atentados con bomba, el histórico Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC) anunció ayer en un comunicado haber “decidido unilateralmente iniciar el proceso de desmilitarización y una salida progresiva de la clandestinidad”.

En su comunicado, de 14 páginas y autentificado por el mensual 'Corsica', los dirigentes del FLNC subrayan que el abandono de las armas se hace “sin condiciones previas y sin equívocos”, y llaman a sus militantes a sumarse a la lucha política a través de las “organizaciones políticas y sindicales”. En ninun caso, advierten sin embargo, eso supone un abandono del combate por la independencia de la isla: “No se trata del fin de la historia. Al contrario. Con este gesto de hoy queremos ofrecer perspectivas nuevas en nuestra marcha hacia la soberanía”, arguyen. El FLNC insta asimismo al Estado francés a abordar la “instauración de un nuevo estatuto negociado” y a “solucionar la cuestión de los presos y perseguidos” de la organización.

La decisión tomada por la dirección del FLNC, la principal organización armada de la isla, no implica necesariamente el final definitivo de la violencia. A diferencia de otras organizaciones terroristas clásicas como ETA o el IRA, el movimiento corso no tiene una estructura piramidal, sino que funciona con grupos más o menos autónomos, que pueden seguir o contestar las decisiones de la cúpula. Víctima de una feroz guerra fratricida en los años noventa –tras la cual adoptó el nombre de FLNC-Canal Histórico–, la organización ha sufrido desde su fundación en 1976 diversas escisiones. Las últimas datan de los años 2002 y 2012.

En sus casi cuarenta años de existencia, el FLNC ha cometido alrededor de 8.000 atentados con explosivos, pero menos de una decena de asesinatos, puesto que su voluntad ha sido en general no causar víctimas. El crimen más importante desde el punto de vista político –cometido por un grupo disidente– fue el del prefecto de la isla, Claude Erignac, en 1998. Y el último, el de un mafioso en venganza por la muerte de uno de los suyos, fue reivindicado en diciembre del 2011.

La última acción violenta en la isla –política, se entiende, porque hay también un importante nivel de violencia mafiosa– fue el ametrallamiento el pasado 12 de junio de un cuartel de la Gendarmería en Bastia para 'saludar' la visita del ministro del Interior, Bernard Cazaneuve. En su comunicado, el FLNC indica que a partir de este momento, cualquier acción de este tipo que pueda cometerse no le será imputable.

La decisión del FLNC se produce como consecuencia, según la propia organización, de las iniciativas adoptadas en los últimos meses por la Asamblea territorial corsa, que a su juicio abren la vía a dar “un paso histórico en la lucha por la liberación nacional”. La Asamblea ha planteado diversas reivindicaciones en el sentido de profundizar la autonomía actual –la mayor de entre las regiones francesas metropolitanas, pero muy lejos de las de las comunidades españolas–, desde un estatuto fiscal particular hasta la cooficialidad de la lengua corsa, pasando por la instauración de un título de residente con el fin de limitar las adquisiciones inmobiliarias de ciudadanos foráneos.




Eutanasia suspendida

La batalla legal prosigue. Apenas unas horas después de que el Consejo de Estado francés –máxima autoridad jurisdiccional administrativa– decidiera autorizar la desconexión de un tetrapléjico en estado vegetativo irreversible, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo decidió suspender la aplicación del fallo mientras estudia el fondo del recurso presentado por los padres del paciente. La decisión de desconectar a Vincent Lambert, de 38 años, que lleva desde el 2008 internado en el hospital universitario de Reims tras sufrir un accidente de moto, fue adoptada por el equipo médico de acuerdo con la esposa del paciente, Rachel, y seis de sus hermanos y hermanas, así como un sobrino. Sin embargo, los padres, Pierre y Viviane –católicos fervientes, próximos a la hermandad integrista Saint-Pie X–, apoyados por otros dos hijos, se oponen con ferocidad, hasta el punto de agotar todos los recursos judiciales. Este es ya el último.

El Tribunal de Estrasburgo intervino de acuerdo con un procedimiento que le permite excepcionalmente imponer a los Estados medidas cautelares –en este caso, una suspensión de la ejecución de la sentencia– cuando hay un “riesgo real de daños graves e irreversibles”. El caso de Vincent Lambert, a quien los médicos se disponían a desconectar de la máquina que le mantiene artificialmente con vida –suministrándole alimento e hidratación–, entra de lleno en este supuesto. El tribunal, que a veces puede tardar años en pronunciarse, ha indicado que dará toda la prioridad a este caso y que su decisión podría producirse en unos meses.

Un “infinito alivio” para los padres del enfermo. Una tortura para su mujer y el resto de la familia. El director del servicio de cuidados paliativos del hospital de Reims, el doctor Eric Kariger, aceptó la decisión judicial –que juzgó lógica– con resignación, pero desde el punto de vista médico y humano la consideró “insostenible” e instó al tribunal a “tomar una decisión rápidamente”. “Vamos a tener que hacerle sufrir (a Vincent Lambert) tratamientos que suponen un encarnizamiento terapéutico”, añadió. “Un encarnizamiento más”, se sumó su sobrino François, con quien Vincent se sentía muy unido.

El Consejo de Estado, en una decisión que probablemente marcará la evolución de la legislación en la materia –actualmente en fase de revisión–, consideró el martes que el mantenimiento artificialmente con vida de Vincent Lambert, que –según un informe médico independiente– no presenta ninguna consciencia y su estado es irreversible, constituye un caso de “obstinación no razonable”, tal como prevé la ley Leonetti del 2005. Tanto más –y aquí está la cuestión fundamental– cuanto que el propio Vincent Lambert, enfermero de profesión –como su mujer–, había expresado reiteradamente, eso sí, de forma verbal, su deseo de no ser mantenido artificialmente con vida en caso de llegar a un estado como en el que se halla.

Los padres del paciente no son, obviamente, de esta opinión y consideran, basándose más en la fe que en las evidencias, que acaso algún día los avances médicos puedan recuperar a su hijo. En todo caso, la batalla jurídica entre las dos partes de la familia enfrentadas ha causado ya una profunda división y algunos de sus miembros no se dirigen la palabra. El abogado de la esposa ha denunciado que su clienta llegó a ser espiada por un detectivo contratado por sus suegros...

La coincidencia de este caso con el juicio –y absolución– de un médico que aceleró la muerte de siete de sus pacientes en fase terminal (ver información adjunta) ha revitalizado en Francia el debate sobre la eutanasia.


Absuelto el médico que ayudó a morir a 7 pacientes

Una salva de aplausos acogió ayer al doctor Nicolas Bonnemaison a su salida de la Audiencia de Pau (Pirineos Atlánticos), donde fue absuelto de todos los cargos por haber ayudado a morir a siete pacientes en fase terminal en el hospital de Bayona entre 2010 y 2011. A priori, Bonnemaison, acusado formalmente de “envenenamiento”, podía haber sido condenado por asesinato a cadena perpetua, pero la petición del fiscal –de cinco años de prisión con una suspensión parcial o total de la condena– fue ya muy benevolente. “Usted no es un asesino en el sentido común del nombre –dijo–, usted actuó como un médico, pero como un médico que se equivocó”. Bonnemaison, médico urgentista, replicó ayer: “Yo actué tal como concibo el papel del médico,creo que forma parte del deber de un médico acompañar a sus pacientes hasta el final”.

Su abogado estimó que la sentencia “obligará a los políticos a ir más rápido” en la revisión de la legislación. El presidente francés, François Hollande, encargó recientemente la elaboración de una propuesta para actualizar la llamada ley Leonetti del 2005, que introdujo por primera vez el concepto de “obstinación no razonable” en la prolongación artificial de la vida de los enfermos terminales. La Asociación por el derecho a morir dignamente reclamó la legalización de la eutanasia.






miércoles, 25 de junio de 2014

Eutanasia de Estado

Si el último recurso desesperado de los padres no lo evita, Vincent Lambert, un tetrapléjico de 38 años que lleva casi seis en estado vegetativo irreversible a consecuencia de un accidente de tráfico, será desconectado de la máquina que le mantiene artificialmente con vida y morirá. Así lo decidió ayer el Consejo de Estado francés –máxima instancia jurisdiccional administrativa en Francia–, que dio la razón a los médicos y a una parte de la familia del enfermo, particularmente su esposa. Fervientes católicos y opuestos a toda medida de eutanasia pasiva, los padres presentaron un recurso de urgencia ante el Tribunal Europeos de los Derechos Humanos de Estrasburgo, que dispone de veinticuatro horas para decidir si suspende cautelarmente el fallo del Consejo de Estado mientras analiza el fondo del asunto.

El caso de Vincent Lambert, un antiguo enfermero psiquiátrico que permanece ingresado desde septiembre del 2008 en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Reims, ha suscitado un apasionado debate en Francia, fundamentalmente porque ha dividido y enfrentado ásperamente a la familia. Los padres y dos hermanos de un lado; la esposa, una hermana y un sobrino, del otro. Los segundos se mostraron ayer “aliviados”. No así los primeros. La madre de Lambert, Viviane, expresó su rechazo a la decisión del Consejo de Estado, que consideró “injusta”. “Vincent no es un vegetal y el trato que está recibiendo es escandaloso”, dijo la mujer, cuyo abogado habló de “barbarie de bata blanca”.

El Consejo de Estado adoptó su decisión tras una deliberación del plenario, integrado por 17 jueces de lo contencioso, que siguió básicamente la propuesta del ponente. En su argumentación, el Consejo parte de las conclusiones de un informe médico en el que se constata la degradación del estado de Vincent Lambert y el carácter irreversible de sus lesiones. En estado vegetativo –en todos estos años no se ha podido establecer con el enfermo ninguna comunicación, por mínima que sea–, es alimentado e hidratado artificialmente. Pero si los jueces dan el paso de avalar la decisión de los médicos del hospital de desenchufarle, considerando –de acuerdo con la ley Leonetti del 2005– que mantenerlo con vida constituye en su caso una “obstinación no razonable”, es porque dan por probado que Vincent Lambert había expresado reiteradamente antes del accidente su voluntad de no ser mantenido con vida artificialmente en caso de gran dependencia. El problema es que no dejó nada escrito y que todo se basa en la declaración de su esposa, Rachel.

“El estado médico más grave, incluida la pérdida irreversible de toda conciencia, no puede bastar nunca para justificar detener el tratamiento”, juzga el Consejo de Estado, quien sin embargo entiende que ha de tenerse en cuenta “la voluntad del paciente”. En consecuencia, como subrayó el vicepresidente del Consejo, Jean-Marc Sauvé, la decisión de ayer sólo atañe al caso Lambert y no es extrapolable.
Al mismo tiempo, la fiscalía pidió ayer cinco años de prisión contra un médico, Nicolas Bonnemaison, por haber envenenado a siete pacientes en fase terminal entre el 2010 y el 2011.



lunes, 23 de junio de 2014

Alstom, matrimonio de conveniencia

La alianza industrial entre el grupo francés Alstom y el norteamericano General Electric (GE) es ya un hecho. O casi. Los consejos de administración de ambos grupos dieron ayer la luz verde al matrimonio, mientras el Estado francés cerraba por su parte un acuerdo con con el grupo Bouygues para comprarle la mayor parte de su participación y convertirse así en el principal accionista de Alstom.Empieza ahora una larga y compleja negociación. Tanto es así que el novio despechado, el grupo alemán Siemens, se dijo ayer abierto a volver a hablar en caso de que la operación no culmine.

El acuerdo entre Alstom y GE, apadrinado –y aún más que eso, urdido– por el Gobierno francés es muy diferente de la oferta inicial del grupo norteamericano, que proponía comprar toda la división de energía de Alstom –el 70% de la cifra de negocios del grupo–, que hubiera dejado a los franceses limitados al negocio del transporte ferroviario. Pero el ministro de Economía, Arnaud Montebour –el gran ganador político de la partida–, hizo todo lo que estuvo en su mano, incluyendo alentar una oferta alternativa de Siemens y Mitsubishi, para conseguir el mantenimiento de la actividad industrial de Alstom y la identidad francesa del grupo.

Así pues, aunque formalmente GE mantiene sobre el papel su oferta de adquisición de la división de energía, valorada en 12.350 millones de euros, su aportación final será de 7.300 millones, puesto que la compra ya no será total. General Electric se quedará por completo la subdivisión de turbinas de gas y de algunas actividades de energías renovables, pero en todo lo demás –turbinas de vapor, ligadas a la energía nuclear, redes de transmisión de energía y una parte de las energías alternativas– sólo se quedará el 50%. Los dos grupos crearán con este fin tres empresas participadas a partes iguales.

Por su parte, Alstom adquirirá, por 600 millones de euros, la actividad de señalización ferroviaria de GE, que reforzará la división de transporte del grupo francés.

El presidente y director general de Alstom, Patrick Kron, juzgó ayer que la alianza con General Electric –que desarrolla actividades complementarias, lo que no sucedía exactamente con Siemens– permitirá crear “una sociedad más fuerte y competitiva”. La liquidez aportada por GE permitirá al grupo francés, lastrado por los problemas financieros y su pequeño tamaño relativo, fortalecer su capacidad de inversión y cancelar la deuda. “Es un formidable proyecto industrial que va a crear un campeón mundial de la energía”, valoró por su parte el presidente de General Electric, Jeffrey Immelt.

Toda esta operación estaba condicionada a la entrada del Estado francés en el capital de Alstom, a la altura del 20%. El Gobierno lo cerró anoche con el grupo Bouygues –que posee el 29%–, por un precio que no trascendió. Bouygues exigía 35 euros por acción, mientras que el Gobierno ofrecía 25, que es la última cotización bursátil. El precio final estará entre uno y otro. El acuerdo da al Estado francés 20 meses para concluir la operación de compra, pero mientras tanto obtiene ya los derechos de voto.

Llamado a convertirse en el accionista principal de Alstom, el Estado francés impuso ya el pasado viernes importantes condiciones a GE: desde el reconocimiento de un derecho de veto en todo lo que afecte a la energía nuclear –así como el control total sobre las patentes en esa materia–, hasta la creación de 1.000 empleos netos en los próximos tres años –bajo amenaza de penalización en caso de incumplimiento–, pasando por el mantenimiento de las sedes sociales en Francia.



domingo, 22 de junio de 2014

Socialdemócratas por Juncker

Discutido duramente por algunos líderes conservadores –con el primer ministro británico, David Cameron, a la cabeza–, el candidato oficial de la derecha a presidir la Comisión Europea, el luxemburgués Jean-Claude Juncker recibió ayer el respaldo de los dirigentes socialdemócratas de nueve países de la Unión Europea, quienes consideran que debe respetarse el espíritu de las pasadas elecciones al Parlamento de Estrasburgo, en las que venció el Partido Popular Europeo (PPE). Ahora bien, en la balanza, los nueve líderes ponen también una flexibilización de la actual política de austeridad y una apuesta decidida por el fomento del crecimiento y el empleo.

Los jefes de Estado o de Gobierno de Francia, François Hollande; Italia, Matteo Renzi, Austria, Werner Faymann; Bélgica, Elio di Rupio; Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt; Eslovaquia, Robert Fico; la República Checa, Bohuslav Sobotka; Rumanía, Victor Viorel Ponta, y Malta, Joseph Muscat, mantuvieron una reunión informal en el Elíseo para abordar la crucial cumbre de Bruselas de los días 26 y 27, y proponer un frente común. Junto a ellos, estaban también los socialdemócratas alemanes Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, y Martin Schultz, presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo; así como el primer ministro francés, Manuel Valls. El encuentro vino a constituir la otra cara de la moneda de la cumbre informal que el día 10 reunió a los líderes británico, sueco y holandés en Suecia con la canciller alemana, Angela Merkel, a quien trataron de convencer de que retirara su apoyo a Juncker bajo la amenaza de una posible salida británica de la UE. Merkel se resistió, pero tampoco logró convencer a sus interlocutores de que renunciaran a ejercer su oposición en Bruselas.

“Nosotros respetamos el espíritu que presidió las elecciones europeas, esto es, que el partido que llegó en cabeza pueda proponer al candidato que fue presentado, en este caso Juncker”, declaró François Hollande a la salida de la reunión. El presidente francés dio a entender que los socialistas y socialdemócratas europeos podrían apoyarle a cambio de obtener el puesto de presidente del Consejo Europeo, que el belga Herman Van Rompuy, quien está previsto que abandone el cargo el próximo mes de noviembre. Entre los nombres que suenan como posibles sustitutos están dos ex primeros ministros: el italiano Enrico Letta y el francés Jean-Marc Ayrault. En la negociación están también en juego los puestos del Alto representante para la política exterior europea, que actualmente ocupa la británica Catherine Ashton, y el del presidente del Parlamento Europeo, que en la legislatira pasada ocupó Martin Schulz.

Para ser designado presidente de la Comisión Europea, en sustitución de José Manuel Durao Barroso, Juncker debe conseguir el apoyo de la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países de la UE, así como el voto de al menos 376 europarlamentarios. Una tarea ardua y difícil, habida cuenta de la beligerancia británica –Merkel, poco proclive a reconocer al Parlamento Europeo un papel tan relevante, quiere evitar una ruptura con Londres–, pero que tras el pronunciamiento de ayer en París parece sin duda un poco más cerca.

Los nueve líderes europeos, respaldados –lo que no es baladí– por el vicecanciller alemán, pretenden asimismo plantear una inflexión en la política de austeridad a ultranza aplicada hasta ahora por Bruselas bajo la atenta vigilancia de Berlín. No se trata tanto de cuestionar la vigencia del pacto de Estabilidad y de Crecimiento –que fija un límite del 3% del PIB al déficit público y un 60% a la deuda–, como de aplicarlo con más flexibilidad, de forma que la consecución de sus objetivos sea más dilatada en el tiempo. La propuesta del italiano Renzi, apoyado por Hollande –“Entre Italia y Francia compartimos los mismos objetivos de reorientación”, dijo el presidente francés–, consiste en excluir de la contabilización del déficit el coste de determinadas inversiones. Este planteamiento es también compartido por Sigmar Gabriel, quien se pronunció días atrás en Toulouse por no contar en el déficit el coste de las reformas estructurales. Pero en Berlín no todo el mundo piensa lo mismo.


París, en segundo plano

Cuando fue elegido presidente de la República, en mayo del 2012, François Hollande se presentó como adalid de una reorientación de la política económica de la UE y hasta amagó con bloquear la ratificación, por parte de Francia, del tratado de Lisboa. Al final, todo quedó reducido a un ruido de pirotecnia. Hollande consiguió introducir un cierto acento en favor del crecimiento y el empleo –con medidas más bien modestas–, pero sin variar un ápice la línea de austeridad a rajatabla impuesta por Alemania. Desde entonces, Hollande ha sido más bien discreto. Tanto más cuanto que Francia ya necesitó –y le fue concedido– un plazo suplementario de dos años, hasta el 2015, para reducir el déficit al 3%, y no está claro que lo vaya a conseguir. El presidente francés deja, pues, de buena gana que el italiano Matteo Renzi haga el papel de ariete.



sábado, 21 de junio de 2014

Robar en el piso equivocado

Hay fronteras que no deben ser traspasadas, so pena de poner la vida seriamente en peligro. Darius, el joven rumano de etnia gitana que fue salvajemente linchado hace una semana en la 'banlieue' norte de París, probablemente la traspasó sin saberlo. Ésta es, en principio, la hipótesis que maneja la policía, que parece descartar todo móvil racista en la agresión y se inclina por vincularla al oscuro mundo de la droga.

El joven 'rom', de 16 años, había sido señalado –con razón o sin ella– como el responsable del robo de una vivienda de la Cité des Poetes, un barrio conflictivo de Pierrefitte-sur-Seine (Sena-San Denís), que resultó ser de la madre de un notorio y violento narcotraficante, según informó ayer el canal de radio France Info citando fuentes de la investigación.

Los autores del linchamiento aún no han sido identificados –ni siquiera se conoce su número exacto– y la policía no ha practicado, pues, ninguna detención. En el barrio, como en tantos otros, impera la ley del silencio. Por camaradería, por miedo, nadie vio nada. Nadie sabe nada.

Darius vivía en un pequeño campamento levantado hace aproximadamente un mes junto a la carretera N-1, al otro lado de la Cité des Poetes, que había sido uno de los centros más importantes de tráfico de heroína del área de París. Según la fiscal del caso, Sylvie Moisson, eso ya no es así desde que hará un año empezaron los trabajos de reconstrucción urbanística del barrio. Lo cual no quiere decir –admitió– que la droga haya desaparecido.

Con la llegada de los 'roms', los habitantes de la Cité percibieron un aumento anómalo de los robos. El joven Darius no era ajeno a ellos. La policía le detuvo en cuatro ocasiones por este motivo, aunque ello no impidió que el adolescente –menor de edad– siguiera en libertad. Su último arresto fue el 4 de junio. Un grupo de vecinos lo pilló con las manos en la masa, mientras se llevaba de una vivienda un televisor bajo el brazo. Sólo la llegada de la policía evitó en ese momento que alguien se tomara la justicia por su mano. Pero únicamente fue una prórroga. Nueve días después se produjo el drama.

El viernes 13, alrededor de las ocho de la tarde, un robo en un piso del barrio –aparentemente, con un modesto botín en joyas– iba a desencadenar el mortal mecanismo de la venganza. Sorprendido por un niño de 11 años, el ladrón salió huyendo precipitadamente. ¿Era Darius? Las indicaciones del único testigo así parecían confirmarlo y, en cualquier caso, el vecindario ya le tenía perfectamente identificado. Así que no pasó mucho tiempo antes de que un grupo de habitantes del barrio –se habla de hasta una docena pero la policía no lo sabe a ciencia cierta– se dirigiera al campamento gitano y se llevara por la fuerza al joven. 

Secuestrado durante dos horas en el sótano de uno de los edificios de la Cité, sus captores empezaron reclamando un rescate –15.000 euros al principio, 5.000 al final– y acabaron infligiéndole una brutal paliza que lo dejó moribundo. Ingresado en coma en un hospital de París, el joven 'rom' sigue entre la vida y la muerte, pero estable.

Los agresores buscaban claramente matarle, pues concentraron todos sus golpes en la cabeza. Algunos de los vecinos que le encontraron, abandonado en un carrito de supermercado, tomaron algunas imágenes –la cara, completamente deformada por la violencia desatada contra él–, que han sido publicadas por el diario británico 'The Daily Telegraph'. Nadie en Francia lo ha hecho y la fiscal ha advertido que la legislación francesa de protección de menores prohíbe difundirlas.

La identidad de la víctima del robo en el piso –madre de un conocido delincuente, que la policía califica de “muy agresivo”– y el desarrollo posterior de los hechos –empezando por la petición de un rescate– hace sospechar a los investigadores que acaso el joven 'rom' pudo caer accidentalmente sobre un botín inesperado y mucho más valioso que el puñado de joyas citado. También muchísimo más comprometido...

Lo sucedido en la Cité des Poetes –un barrio de inmigración, con una elevadísima proporción de población extranjera, y altos niveles de paro, pobreza y delincuencia– pone nuevamente de relieve el extraordinario nivel de violencia que se da desde hace años en algunas zonas de las 'banlieues' francesas, donde la resistencia al robo, una banal discusión de tráfico o incluso una mirada de través puede acabar con un muerto sobre el asfalto. Sea blanco, negro, árabe o 'rom'.


Alstom seguirá siendo francés

Al final no serán los alemanes de Siemens ni los japoneses de Mitsubishi, sino los norteamericanos de General Electric (GE)los elegidos por el Gobierno francés para tratar de salvar al grupo Alstom –especializado en la energía y el transporte ferroviario– de la asfixia financiera. Pero la solución definitiva tendrá muy poco que ver con la imaginada inicialmente por los presidentes de Alstom, Patrick Kron, y GE, Jeff Immelt. No habrá venta, sino una alianza al 50% entre ambos grupos, y el Estado francés se erigirá, con el 20% del capital, en el nuevo accionista de referencia de Alstom. El ministro francés de Economía, Arnaud Montebourg, adalid del “patriotismo económico”, se ha llevado el gato al agua.

El proyecto inicial de General Electric era quedarse con toda la división de energía de Alstom –el 70% de su cifra de negocios– por 12.350 millones de euros. Pero el activismo del Gobierno francés, que se dotó apresuradamente el pasado mes de mayo –vía decreto– de un derecho de veto para toda operación que afecte al sector estratégico de la energía y el transporte, y alentó la presentación de una oferta alternativa por el tándem Siemens-Mitsubishi, cambió de arriba a abajo el escenario.

Presionado por sus competidores, que ofrecieron una alianza industrial –opción que el Gobierno prefería a la venta y el desmembramiento de Alstom–, GE acabó girando el jueves y propuso también una asociación empresarial. Con esta oferta sobre la mesa, el Gobierno francés decidió apostar por la opción de General Electric, que ha sido siempre la más compatible desde el punto de vista industrial, y planteó –en nombre de la “vigilancia patriótica”– sus condiciones para la operación.

Montebourg las detalló en una carta enviada ayer mismo a la dirección de GE y de Alstom: el Estado se convertirá con el 20% en el principal accionista de Alstom –para lo cual comprará dos tercios de las acciones del grupo Bouygues– y en calidad de tal ofrece a GE una alianza industrial. Ésta consistiría en crear tres sociedades, participadas al 50%, en los ámbitos de las turbinas de vapor y la energía nuclear, la red de transmisión de energía y las energías renovables. La subdivision de turbinas de gas sería vendida al 100% a General Electric y el grupo norteamericano vendería a su vez a Alstom Transportes su división de señalización ferroviaria.

Todo esto, bajo unas estrictas condiciones, que Montebourg no dudó en calificar de “duras pero necesarias”. Así, GE se deberá comprometer a conceder al Estado francés un derecho de veto en el tema de la energía nuclear –donde todas las patentes quedarán en manos francesas–, a garantizar las plantillas actuales y crear además 1.000 empleos netos suplementarios –lo que ya constaba en la oferta inicial de GE pero que tendrá ahora penalizaciones económicas en caso de incumplimiento–, y a mantener la sede social de todas estas empresas, particularmente las direcciones generales y de investigación, en Francia. General Electric y Alstom deberán tomar ahora una decisión. Arnaud Montebourg, que ha ganado su pulso con la dirección de Alstom, se felicitó ayer de haber salvado la integridad del grupo y su identidad francesa. 



jueves, 19 de junio de 2014

¿Nuclear? Menos, pero sin prisas

François Hollande no parece tener prisa en acelerar la reducción del peso de la energía nuclear en Francia en plena crisis económica, sobre todo ahora que Los Verdes ya no están en el Gobierno y su capacidad de presión ha disminuido. El presidente francés mantiene formalmente el objetivo de reducir la proporción de energía eléctrica de producción nuclear del 75% actual al 50% en el año 2050 –tal como constaba en su programa de gobierno–, pero el proyecto de ley de Transición energética aprobado ayer por el Consejo de Ministros no adopta compromisos concretos en este sentido. En el texto no hay ni rastro de una programación de cierre de reactores nucleares, ni siquiera de los de la central alsaciana de Fesenheim –la más antigua de Francia, abierta en 1979–, pese a que Hollande prometió clausurarla en el 2016.

“No vamos a abandonar la energía nuclear, es un sector que garantiza 200.000 empleos”, subrayó ayer la ministra de Ecología, Ségolène Royal –la cuarta titular de la cartera desde el 2012– durante la presentación de las grandes líneas del proyecto de ley. “No opongamos unas energías a las otras”, había declarado previamente en una entrevista concedida a Le Monde, donde remachó diciendo: “Cerrar un reactor no es sólo pulsar un botón”.

A falta de conocer el texto concreto del proyecto de ley, los ecologistas reaccionaron con prudencia y prefirieron esperar a ver. “Se puede hacer mucho más en el tema nuclear”, aventuró no obstante la secretaria nacional de Los Verdes, Emmanuelle Cosse.

El proyecto de ley fija un límite a la producción eléctrica de origen nuclear –los 63,2 gigawatios actuales–, lo que implicará necesariamente compensar la próxima entrada en servicio del nuevo reactor EPR de Flamanville –prevista para el 2016, aunque la obra ha acumulado varios retrasos– con el cierre de otro. Pero la concreción de todo eso queda fuera de la ley, que al parecer tampoco otorga al Gobierno –contrariamente a lo que se había llegado a plantear– la potestad de decidir el cierre de una planta nuclear por decreto. Lo que le forzará a negociar los detalles del cierre con la eléctrica EDF, que no por ser estatal es menos refractaria al retroceso de la energía nuclear.

El problema fundamental al que se enfrenta el Gobierno francés es el enorme coste –social, pero también económico– que supondría desmantelar una veintena de reactores, y la dificultad de sustituirlos por otros medios de producción de energía. El proyecto de ley apuesta por las energías renovables y fija como objetivo que su peso ascienda al 32% en el horizonte del 2030. Pero una cosa son los objetivos y otra los medios para alcanzarlos. El marco legal no cambia esencialmente y el coste es enorme: los expertos calculan que la transición energética necesita una inversión suplementaria anual de entre 15.000 y 30.000 millones de euros.

Y la realidad es que en el actual momento de restricciones presupuestarias el Gobierno tiene un escaso margen de maniobra. Tanto más –subrayan los críticos– cuanto que ha renunciado a imponer una fiscalidad punitiva sobre quienes contaminan. El ejemplo más claro es el de la llamada ecotasa, que debía gravar el transporte en camión y que fue dejada en suspenso tras las fuertes protestas en Bretaña. Ségolène Royal anunció que el Gobierno anunciará la semana que viene nuevas decisiones al respecto, pero las alternativas estudiadas van –en todos los casos– en el sentido de una suavización.

El proyecto de ley de Transición energética, que contiene unos 80 artículos y ha tenido una quincena de versiones diferentes, pretende ser –en palabras de François Hollande– “uno de los más importantes del quinquenato”. Y a nivel de objetivos lo es: nada menos que reducir en un 30% el consumo de energías fósiles de aquí al 2030 y rebajar a la mitad el consumo energético total en el 2050 respecto al 2012.

Entre las nuevas medidas avanzadas ayer por la ministra Royal, destacan la instalación, de aquí al 2030, de siete millones de bornes de recarga para vehículos eléctricos, o la obligación para todos aquellos que hagan obras de reforma de fachadas y tejados en su vivienda de realizar a la vez trabajos de renovación energética.



miércoles, 18 de junio de 2014

Linchamiento en la Cité des Poetes

Un adolescente gitano 'rom', de 16 años y nacionalidad rumana, se encuentra desde el viernes entre la vida y la muerte después de ser linchado por un grupo de una docena de personas en un barrio conflictivo de Pierrefitte-sur-Seine (Seine-Saint Denis), en la 'banlieue' norte de París, en aparente represalia por un robo. Los hechos se produjeron a última hora del viernes pasado en la Cité des Poetes, un barrio de aluvión, gangrenado por la pobreza y el paro que hasta hace poco era uno de los centros más importantes del tráfico de heorína en la aglomeración parisina. Aunque diversas ONG vincularon esta salvaje agresión a la estigmatización política de los 'roms', no está nada claro que haya aquí un móvil racista.

La fiscal de Bobigny, Sylvie Moisson, encargada de la investigación, advirtió a este respecto que el caso “no puede reducirse a un antagonismo entre comunidades” y llamó a “no estigmatizar ni a una ni a otra”. Una es, obviamente, la gitana. La otra no ha sido precisada, pero la mayoría de los habitantes de la Cité des Poetes son magrebíes y africanos subsaharianos. La fiscal insistió en que la causa aparente de la bárbara paliza, imputable –subrayó– a “un grupúsculo de personas”, era una “venganza privada”.

Al parecer, el desencadenante del drama fue un robo en una vivienda del barrio cometido poco después de las ocho de la tarde del pasado viernes. El ladrón, que apenas tuvo tiempo de llevarse un puñado de joyas, tuvo que huir rápidamente al ser sorprendido por un “muy joven testigo”. Después de que este último –presumiblemente, un niño– describiera al sospechoso, un grupo de vecinos de la Cité fue en su busca a un cercano campamento de 'roms' levantado hace apenas un mes junto al barrio, al otro lado de la carretera N-1. Desde que los 'roms' –una treintena– se instalaron en el lugar, los vecinos de ls Cité des Poetes se quejaban de un aumento de los robos en pisos y automóviles, indicó ayer el alcalde de Pierrefitte, el socialista Michel Fourcade, quien pidió una mayor presencia policial.

La expedición de represalia encontró en el campamento al joven Darius –fichado ya por la policía y el tribunal de Bobigny por robo– y se lo llevó a la fuerza, manteniéndolo secuestrado durante tres horas en un sótano del barrio. Los presuntos vecinos vengadores –probablemente vinculados al mundo de la delincuencia– empezaron pidiendo un rescate a la familia del joven: 15.000 euros al principio, 5.000 al final. Su última llamada se produjo a las 21.47h y a las 22.27h la madre alertó a la policía. Demasiado tarde. Una hora después, el chico fue hallado moribundo en un carro de supermercado abandonado en las cercanías. Los agresores, que tenían sin duda ánimo de matarle, le golpearon salvajemente en la cara y la cabeza. La víctima permanece ingresada en coma en un hospital de París. Los habitantes del campamento lo abandonaron rápidamente por temor a sufrir nuevas represalias.

La identidad de la víctima y la violencia ejercida contra él causaron ayer una honda conmoción en Francia. Para la asociación Romeurope, el linchamiento del joven gitano es la “terrorífica consecuencia” del “clima malsano” que se ha creado en torno a los 'roms', mientras que SOS Racisme subrayó –en el mismo sentido– las “tensiones nauseabundas” fruto de la “degradación alarmante de la imagen” de los gitanos en la sociedad. La ex primera dama Valérie Trierweiler, más presente hoy en el debate político que cuando residía en el Elíseo, presentó el suceso como “resultado de la estigmatización de una población indignamente tratada”.

Sin entrar en las posibles motivaciones de los agresores, el presidente de la República, François Hollande, expresó su “indignación” por unos hechos que calificó de “innombrables e injustificables”, e instó a identificar y detener a los responsables con la máxima rapidez. Un tono similar utilizó su primer ministro, Manuel Valls, aunque todo el mundo le recordó ayer sus polémicas declaraciones sobre la dificultad de integración de los 'roms', que le han valido una citación para ser juzgado el año que viene por el presunto delito de incitación al odio racial. El Gobierno rumano pidió a París que utilice todos los medios a su disposición para detener a los agresores.


domingo, 15 de junio de 2014

Tres pretendientes para Alstom

¿Quién se quedará con Alstom? ¿O con qué parte? A cada día que pasa, lejos de despejarse, la operación de venta de una parte de los activos del grupo francés se complica un poco más. A la pugna teórica entre el grupo norteamericano General Electric y el alemán Siemens –teórica, porque éste todavía no ha formalizado oferta alguna– se ha unido ahora el japonés Mitsubishi y su socio Hitachi, que podrían concurrir de la mano de Siemens o por su propia cuenta. El ministro francés de Economía, Arnaud Montebourg, quien ya en su día alentó a Siemens a presentar una oferta alternativa a la de General Electric, parece ahora inclinarse por la carta japonesa, que permitiría –o así parece– mantener la integridad de Alstom... La incógnita debería despejarse en las próximas horas, pues mañana termina el plazo que Siemens se dio a sí mismo para presentar una oferta en firme.

De momento, la única propuesta oficial es la de General Electric. El grupo Alstom, enfrentado a problemas financieros a causa del retroceso del mercado europeo de la energía y a su escasa talla, se propuso hace meses desprenderse de su división de energía –que representa un 70% de su cifra de negocios– y centrarse exclusivamente en el sector del transporte. Con este fin, inició contactos con General Electric, que a finales de abril presentó una oferta en firme de adquisición por valor de 12.350 millones de euros. El consejo del grupo francés aceptó inicialmente la oferta, que debería desembocar en el inicio de negociaciones exclusivas a partir del 23 de junio.

Sólo que al Gobierno francés –que a toda prisa se ha dotado legalmente de un derecho de veto que le otorga la última palabra en la operación– esta solución no le gustaba demasiado. O no le gustaba más propiamente –y sigue sin gustarle– al ministro Montebourg, que se sintió engañado por la dirección de Alstom y buscó una solución alternativa con Siemens. Su planteamiento inicial era buscar la creación de dos gigantes europeos a través de un intercambio de activos: la energía para Siemens y el transporte para Alstom. El único problema es que esta solución. al tratarse de dos grupos que compiten en todos los frentes, podría acarrear pérdidas de empleos. Siemens se habría comprometido inicialmente a no despedir a nadie, pero sólo los primeros tres años...

General Electric, en cambio, que es mucho más complementario, ha puesto sobre la mesa la creación de 1.000 puestos de trabajo y negocia directamente con el Elíseo –que mantiene todas las puertas abiertas– otra serie de garantías. El grupo norteamericano, que está implantado en Francia desde el siglo XIX y emplea a 11.000 trabajadores, ha lanzado una campaña de publicidad en televisión subrayando justamente este arraigo.

Según reveló el diario Le Figaro, Siemens habría buscado en las últimas semanas una alianza con Mitsubushi –los japoneses estarían interesados en las turbinas de vapor de Alstom y los alemanas en las de gas– para presentar una oferta conjunta. Ahora bien, según parece, Mitsubishi podría presentar una propuesta en solitario para entrar en el capital de Alstom, con el aval del Gobierno francés.



sábado, 14 de junio de 2014

Huelga a todo tren

Al tercer día, François Hollande habló: “Ha llegado el momento de poner fin a la huelga”, dijo el presidente de la República, instando ayer a los sindicatos a devolver la normalidad al servicio de transporte por ferrocarril tras tres jornadas seguidas de paros en la SNCF que han puesto seriamente a prueba la paciencia de los usuarios, especialmente en el área de París. La respuesta de los dos sindicatos que encabezan la protesta, la CGT y el radical Sud Rail, fue igualmente tajante: decidieron proseguir la huelga hasta el próximo lunes, lo que podría poner en peligro el normal desarrollo de las pruebas del Bachillerato –el 'Bac'–, una cita académica equivalente a la de la selectividad española que afecta a 687.000 estudiantes en toda Francia.

El desafío de los sindicatos ferroviarios a Hollande está adquiriendo una dureza inédita. Hasta ahora, las protestas sindicales contra al Gobierno socialista –por la reforma de las pensiones de 2013, por ejemplo– habían sido más bien tibias. No es el caso del movimiento actual, en el que las asambleas de trabajadores aprietan a los dirigentes sindicales a mantenerse intransigentes en la reclamación de la retirada de la reforma ferroviaria. El proyecto busca fusionar de nuevo la SNCF –que presta el servicio– y la sociedad pública que gestiona las infraestructuras –Red Ferroviaria de Francia (RFF)–, separadas en 1997, con el fin de prepararlas para la liberalización del sector a la competencia en el 2019 en el marco de la Unión Europea. Y, de paso, para tratar de enjugar una deuda que alcanza los 44.000 millones de euros.

Frente a las reticencias y la desconfianza de los trabajadores, el Gobierno ha ofrecido garantías genéricas –
como la no privatización de la SNCF y el mantenimiento del estatus actual de los ferroviarios–, pero los sindicatos sólo quieren oir una cosa: la retirada del proyecto de ley, que debe ser discutido por el Parlamento a partir del 17 de junio. Pero el Ejecutivo, que ha mantenido hasta ahora varias reuniones negociadoras con los sindicatos, se niega a ceder en este punto esencial. Algunos sindicatos, como la CFDT y UNSA, parecían dispuestos a firmar un acuerdo. Pero no los demás. Ni la CGT, ni SUD Rail ni tampoco Fuerza Obrera (FO). En algunos centros se votó ayer proseguir los paros durante el día de hoy, mientras en otros se decidió continuar hasta el lunes por la noche, lo que acumulará cinco jornadas de huelga consecutivas. Un auténtico pulso.

El peor día de las protestas fue el miércoles pasado, pues se juntó con la movilización de los taxistas, que se dedicaron a colapsar la red viaria de la región parisina. Pero el resto de jornadas no ha sido tampoco fácil. Ayer se registraron por ejemplo hasta 300 kilómetros de colas en torno a París. Y aunque el seguimiento de la huelga fue algo menor, la circulación de trenes –cercanías, regionales, largas distancias y TGV– siguió fuertemente perturbada. Para hoy, los problemas seguirán. En las conexiones con España, por ejemplo, sólo circularán uno de cada tres trenes programados.

Cara al arranque de las pruebas del 'Bac' el próximo lunes, el Gobierno anunció que habrá cierta flexibilidad en los horarios, mientras la SNCF tomaba diversas medidas para facilitar en la medida de lo posible el transporte de los estudiantes.



miércoles, 11 de junio de 2014

Sarkozy, adiós a las adhesiones unánimes

El único misterio que subsiste sobre el retorno de Nicolas Sarkozy a la arena política es el cómo y el cuándo. El expresidente francés trabaja desde hace tiempo –y no ha parado de emitir señales al respecto– en su candidatura cara las elecciones presidenciales del 2017, a las que se presentaría como el presunto hombre providencial capaz de sacar a Francia del pozo en la que –en eso confía– la habrá metido François Hollande. Sólo que esta vez su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), no le estará esperando con las puertas abiertas. Es más, un sector importante está afilando los cuchillos. La primera gran batalla se producirá en el congreso extraordinario convocado para el próximo mes de octubre, en el que deberá elegirse un nuevo presidente del partido, pero las escaramuzas entre ambos campos ya han empezado.

El primero atañe a la dirección de la UMP de aquí a entonces. El triunvirato integrado por los ex primeros ministros Alain Juppé, François Fillon y Jean-Pierre Raffarin –los dos primeros, rivales declarados de Sarkozy en la carrera al Elíseo–, consumó a ayer la toma de control provisional de la UMP, descabezada desde la dimisión del presidente, Jean-François Copé, y toda su dirección el pasado 27 de mayo. La caída de Copé, precipitada por la derrota de la derecha en las elecciones europeas ante el Frente Nacional (FN) y el escándalo Bygmalion –un presunto caso de elaboración de facturas falsas para ocultar gastos irregulares en la campaña presidencial del 2012–, ha cambiado por completo el guión.

Contestada por sarkozystas y copeístas, la autodesignación del triunvirato como presidencia colectiva interina de la UMP amenazaba con fracturar gravemente el partido e incluso hacerlo explotar. Con el fin de salvar esta amenaza, Juppé, Fillon y Raffarin propusieron una solución de compromiso consistente en nombrar a Luc Chatel –ex vicepresidente con Copé– nuevo secretario general. El buró político de la UMP, que se reunió a última hora de ayer, en medio de una fuerte tensión, para abordar este asunto, aprobó esta solución. Lo que no soluciona en realidad nada, pero aplaza las hostilidades.

El congreso de octubre será la cita clave. Hasta ahora, todo indicaba que la gran confrontación debía producirse en torno a las primarias para designar al candidato al Elíseo, previstas para el 2016. Pero los acontecimientos han adelantado considerablemente el calendario. De repente, Nicolas Sarkozy, que pensaba dilatar en el tiempo su retorno, se ve obligado a adelantarlo. Sus partidarios le empujan a presentar su candidatura a la presidencia de la UMP el próximo otoño, lo que le colocaría en una posición inmejorable para tratar de amarrar su candidatura al Elíseo en el 2017.

Sus oponentes, sin embargo, son hoy mucho más numerosos que en el 2007 y no están dispuestos a dejarle hacer como si nada. Lo que está en juego no son sólo ambiciones personales –que también– sino la orientación ideológica del gran partido de la derecha. Alain Juppé –la figura mejor valorada de la derecha en los sondeos– la quiere más al centro. Sarkozy, ya se ha visto que no.


Guerra de familia en el FN

Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional (FN), se siente “afectivamente muy herido” por la reacción de su hija, Marine Le Pen, ante sus controvertidas declaraciones sobre el actor y cantante Patrick Bruel. A punto de cumplir 86 años, el viejo líder de la ultraderecha francesa –quien ya lanzara una vez que las cámaras de gas de los nazis eran “un detalle de la Historia”– volvió por sus fueros el viernes pasado cuando, refiriéndose a las críticas de Bruel –de origen judío– al FN, dijo: “La próxima vez haremos una hornada”. Indignada por el nuevo patinazo de su padre, que compromete su estrategia de normalización del FN, Marine Le Pen calificó sus declaraciones de “una falta política” y después decidió retirar de la página web del partido el blog-vídeo semanal del presidente de honor.




martes, 10 de junio de 2014

Amores insoportables

"El amor, cuando se hace público, aumenta de peso, se convierte en una carga”, dejó escrito Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser" (1984). Nada hay más público –aunque su número lo convierta prácticamente en anónimo– que el amor declarado a voz en grito en los candados colgados en los puentes de París y de otras ciudades del mundo. Ni nada más pesado. Irónica alegoría de la reflexión del escritor checo, el peso de los “candados del amor” quebró el domingo la resistencia de una de las rejas que protegen las barandas del Pont des Arts de la capital francesa, incapaz de sostener tantas promesas de hierro.

La amenaza de caída de algunos de los paneles enrejados que bordean el puente –el más romántico de la capital francesa y, por consiguiente, el más frecuentado para efectuar este nuevo rito– ya había sido advertido desde hace tiempo por el ayuntamiento, que de vez en cuando retiraba los que presentaban un mayor riesgo.

Esta vez los servicios municipales no llegaron a tiempo y el enrejado cayó sobre el puente. Doble buena noticia: ningún paseante resultó herido y la estructura de la baranda resistió sin problemas (lo cual parece alejar el peligro, otras veces aireado, de una posible caída sobre los barcos turísticos que recorren el Sena). En cualquier caso, la policía desalojó brevemente el puente por precaución hasta que el enrejado fue sustituido provisionalmente por un tablón de conglomerado. “No hay ningún riesgo de un accidente realmente grave –subrayó el teniente de alcalde de Cultura, Bruno Juillard–, puesto que la baranda no resultó afectada”.

Sin embargo, el Ayuntamiento de París parece decidido, finalmente, a poner fin a este hábito, que ha adquirido dimensiones de epidemia. Otra cosa es que encuentre los medios para conseguirlo. Desde que el escritor italiano Federico Moccia imaginara en su novela "Tengo ganas de ti" (2008) el rito del candado, los puentes de medio mundo han sido asaltados en masa por los enamorados. En París hay una quincena de puentes y pasarelas inundados de candados. Pero ninguno como el Pont des Arts y –en menor medida, porque también es más corto– el puente del Arzobispo, que ofrece una impresionante vista sobre el ábside de la catedral de Notre Dame.

¿Cuántos candados puede llegar a haber? Como nunca han sido contados oficialmente, hasta ahora las autoridades se contentaban con hablar de “miles”. Y es cierto, son miles, muchos miles. Un estudiante de dirección de empresas de 21 años, Alexis, tuvo la idea a finales del año pasado de hacer una especie de censo y fotografiarlos uno por uno. Tras siete meses de trabajo de campo, el pasado mes de febrero abrió una página web (Welocklove.com) con el catálogo completo –o casi– de los nombres y los mensajes de amor que cuelgan de ambos puentes: son al menos 57.050, la mayor parte de los cuales –unos 40.000– están en el Pont des Arts. Los interesados pueden encontrar el suyo a condición de acordarse perfectamente del lugar donde lo colgó. Y de que no haya sido retirado antes por la municipalidad... o por algún espontáneo. Hace tres años, por ejemplo, buena parte de los candados desapareció misteriosamente y reapareció después integrando una obra de la exposición "The Unplayed Notes", del artista plástico Loris Gréaud.

El hábito cada vez molesta a más gente –y no sólo al ayuntamiento–, que ve en ello un atentado estético mayúsculo. Hace poco, dos jóvenes norteamericanas residente en París organizaron una campaña de recogida de firmas con el lema “Liberad vuestro amor, salvad nuestros puentes” para reclamar que se ponga fin a esta costumbre. Ayer tarde llevaban recogidas 7.702 firmas, unas 600 recogidas en las últimas horas a raíz del incidente del domingo en el Pont des Arts.

La nueva alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha encargado al responsable de Cultura que busque “alternativas artísticas, ecológicas y solidarias” a los candados. Varios artistas serán consultados con este fin. Mientras tanto, la alcaldía se resiste a adoptar medidas represivas contra los enamorados, a quien nadie quiere ahuyentar. A fin de cuentas, ¿no es París la capital del amor? 


lunes, 9 de junio de 2014

Francia se queda sin el 'kaiser'

Las cosas ya no estaban para tirar cohetes en la selección francesa de fútbol. Tras el fracaso de la Eurocopa del 2012 y el tremendo fiasco –motín incluido– del Mundial de Sudáfrica en el 2010, la modestia se había convertido en la doctrina oficial de los Bleus cara a la cita de Brasil. Tanto más cuanto que la fase de clasificación –obtenida en la repesca–no fue precisamente muy brillante.

Y entonces llegó el golpe definitivo: el viernes pasado, la principal estrella del equipo de Francia, su gran ariete, Frank Ribéry, el 'kaiser', lanzaba la toalla a causa de unos dolores persistentes en la espalda. El delantero del Bayern de Munich, en cuya participación el seleccionador Didier Deschamps todavía se empeñaba –pese a todo– en confiar la víspera, se derrumbó en el entrenamiento de la mañana en el centro de Clairefontaine y tuvo que abandonar toda esperanza de enfundar de nuevo la camiseta azul en un Mundial. Con 31 años, más que probablemente el último.

La de Ribéry no es la única baja sufrida por Didier Deschamps en su lista de 23 jugadores –también el centrocampista Clément Grenier ha tenido que rerirarse por una recaída en una lesión en los abductores–, pero sin duda es la más grave. “Es una gran pérdida para el equipo de Francia”, ha admitido al respecto el exinternacional francés Michel Platini, presidente actual de la UEFA.

La pérdida es, en cierto modo, fundamentalmente psicológica. Porque Ribéry, descubierto en el Mundial de Alemania del 2006 –donde los bleus quedaron finalistas–, nunca ha sido capaz por sí mismo de darle la vuelta a la selección y llevarla a la victoria en un campeonato. Jefe de filas indiscutible del equipo –donde ha servido en 81 ocasiones–, nunca ha acabado de asumir el papel de líder, ni siquiera en el penoso episodio del motín contra Raymond Domenech en Sudáfrica. Su estado de forma actual dejaba asimismo mucho que desear y no sólo por sus problemas físicos. La pérdida del Balón de Oro el pasado mes de enero, en competición con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, fue un golpe que encajó muy mal. Tras haberlo ganado todo con el Bayern de Munich –incluido el título de mejor jugador europeo, concedido por la UEFA en el 2013– el 2014 debía ser el año de su consagración definitiva. Está claro que no lo será.

La pérdida de Ribéry obligará a Deschamps a reorganizar la delantera, en la que mantendrá un papel central Karim Benzemá y se verán seguramente reforzados Olivier Giroud y Loïc Remy. De hecho, ya ha tenido que hacerlo durante la etapa de preparación, pues el jugador del Bayern ya estuvo ausente en los encuentros amistosos con Holanda (2-0), Noruega (4-0) y Paraguay (1-1). La marcha del 'kaiser' deja como máximos veteranos de la selección a Benzema (65 veces internacional), al defensor Patrick Evra (57) y al portero Hugo Lloris (56), en un equipo rejuvenecido en el que nueve jugadores tienen menos de 25 años (una proporción nunca vista desde 1954)

Francia, que jugará su primer partido en Brasil contra Honduras el día 15 en Porto Alegre, aborda el envite con forzosa humildad. Didier Deschamps, que fuera capitán del histórico equipo que ganó el Mundial de 1998, ha dicho que su único objetivo en éste es pasar la primera fase.


El retorno del orden y de la disciplina

Lo sucedido en el Mundial de Sudáfrica del 2010, cuando los jugadores se enfrentaron al seleccionador, Raymond Domenech, y se negaron a entrenar, provocó una fuerte degradación de la imagen del Equipo de Francia entre la opinión pública. Desde entonces, los sucesivos entrenadores, Laurent Blanc primero y Didier Deschamps ahora, han tratado de restablecer la disciplina y el orden dentro del equipo. Ésta ha sido la causa última de la exclusión de la lista de 23 para Brasil del jugador del Manchester City Samir Nasri, con una temporada impecable pero de personalidad rebelde y conflictiva.





sábado, 7 de junio de 2014

“Nos invitaron a hacer testamento”

El código para acceder al edificio señorial donde reside Hubert Faure, en el oeste de París, incluye cuatro cifras: 1944. Sin duda, un homenaje de sus vecinos. Porque hace setenta años, el entonces teniente Faure, alistado en el cuerpo de los comandos de marina británicos –los boinas verdes–, desembarcó en Normandía junto a otros 130.000 soldados norteamericanos, británicos y canadienses con el objetivo de poner fin a la ocupación alemana de Francia y acabar con el nazismo.

Hubert Faure (Neuvic-en-Dordogne, 1914), que cumplió cien años el pasado 28 de mayo, fue uno de los 177 integrantes del llamado Comando Kieffer –por el nombre de su fundador, el comandante Philippe Kieffer–, únicos representantes de la Francia Libre que participaron en el Día D. Ayer acudió, entre un millar de otros veteranos, a la conmemoración internacional celebrada en la playa de Ouistreham –donde él desembarcó– para recibir el homenaje de los dirigentes de los antiguos países beligerantes.

“Recuerdo perfectamente nuestra partida al atardecer del 5 de junio. Salimos de un pequeño puerto de pescadores de la isla de Wight. Ibamos en dos barcazas de transporte, yo estaba en la LCI 527. Estaba todo lleno de barcos, desde donde nos saludaban y vitoreaban al ver nuestras boinas verdes –rememora con la mirada viva de quien ha visto la muerte de cerca–. La travesía fue espectacular. Cuando nos acercamos a la costa francesa, el bombardeo de los acorazados era tan intenso que pensábamos que no encontraríamos ninguna resistencia”.

No hay lugar para el sentimiento en el relato de Hubert Faure. Ni para la emoción. No hay lugar para el miedo, la tristeza o el horror. Es un relato de acción. La acción: una especie de refugio donde huir de lo insoportable.

El teniente Faure fue de los pocos militares franceses que se unieron al general De Gaulle en Londres, proscrito por el régimen del mariscal Pétain. La rendición francesa frente a los alemanes en junio de 1940 le pilló en el valle del río Mosa, en el este de Francia, donde fue hecho prisionero. Sólo estuvo un mes preso, en Nancy, primero, y en Tulle, después: se evadió a la primera oportunidad y cruzó la línea de demarcación entre la zona ocupada y la Francia de Vichy para refugiarse en Dordogne, su región natal, donde se integró en la Organización de Resistencia del Ejército (ORA). La invasión alemana de la llamada Zona Libre, en noviembre de 1942, en respuesta al desembarco aliado en el norte de África, le forzó a huir de nuevo.

Faure y otros oficiales franceses se dirigieron hacia España, con el objetivo de ganar Portugal y, desde allí, alcanzar el Reino Unido. Las autoridades franquistas les interceptaron y les mantuvieron inicialmente internados en un hotel de Pamplona sin poder salir. “Cada dos días venía un policía español y nos sacaba a pasear”, recuerda. Después fueron trasladados a un campo de prisioneros en el balneario de Molinar de Carranza. Faure consiguió evadirse otra vez y si finalmente llegó a Portugal fue gracias a la ayuda de una granjera cerca de Villalpando (Zamora), que le protegió de un falangista amigo de la familia: “Le dijo que en su casa nadie pedía los papeles a un invitado”.

Una vez en Londres, Faure se apuntó voluntario a los comandos especiales. “El entrenamiento fue muy duro –rememora–, cada mañana teníamos que caminar 15 kilómetros, con el arma y un equipo de 30 kilos a la espalda, en menos de una hora”. El 25 de mayo de 1944, finalmente, alcanzaron la base de Titchfield, cerca de Southampton, donde quedaron internados en preparación del Día D. “Al llegar estaba aún todo abierto y esa noche salimos a tomar unas cervezas; cuando nos despertamos al día siguiente, estábamos rodeados por tres cordones de alambradas”.

Ese día, el comandante Kieffer les anunció que iban a participar en una importante operación –sin dar más detalles– y les advirtió que probablemente habría un 50% de bajas... “Nos invitó a hacer testamento, si queríamos, y nos dio la oportunidad de renunciar. Nadie lo hizo”, explica.

Organizados en dos grupos, los 177 hombres del Comando Kieffer debían desembarcar en Ouistreham –Sword beach–, atravesar 200 metros de playa y atacar el Casino de Riva Bella, con la misión de neutralizar los dos cañones y los nidos de ametralladoras apostados allí por los alemanes. “Desembarcamos a las 7.21. Nos disparaban desde todas partes, así que tuvimos que saltar al agua y nadar. Un obús cayó a nuestro lado, pero el agua amortiguó su efecto. Una vez en la playa generábamos pantallas de humo y aprovechábamos entonces esos segundos para avanzar –explica–. Yo perdí ese día a la mitad de mi sección”. Al finalizar la jornada, el grupo había perdido a 39 hombres, entre muertos (8) y heridos (31), Kieffer entre ellos.

Hubert Faure salió vivo, e indemne, de la cruenta batalla que se desarrolló en Normandía en las semanas siguientes. Sin embargo, un grave accidente de circulación cuando se encontraba en Bélgica, para preparar el desembarco de Walcheren, que daría paso en noviembre de 1944 a la batalla del estuario de L’Escault por el control del puerto de Amberes, le provocó una fractura de la columna vertebral que le obligó a guardar tres meses de convalecencia y le dejó secuelas.

Acabada la guerra, cambió el uniforme por el traje y la corbata. Ingeniero, se dedicó a construir puentes y embalses por el mundo. Pero esa es otra historia...