Frío, tranquilo
y determinado. Así describen todos los testigos –y así muestran las imágenes de
las cámaras de vídeovigilancia– al tirador solitario que, armado con un rifle
de caza, se ha dedicado desde el pasado viernes a sembrar el terror en París y
que ayer hirió de gravedad a un fotógrafo de prensa en la sede del diario Libération. La policía francesa ha lanzado una operación
a gran escala para identificar al misterioso atacante, cuya personalidad y
motivaciones siguen siendo desconocidas. Patrullas por las calles y en la red
de metro, helicópteros sobrevolando el centro de la ciudad... el Ministerio del
Interior no ha ahorrado medios para capturar al tirador, un hombre que los
expertos consideran muy peligroso, antes de que pueda cometer nuevos atentados.
“La prioridad es detener rápidamente al tirador, que ya ha tratado de matar y
puede hacerlo de nuevo”, afirmó el presidente francés, François Hollande, desde
Jerusalén.
El ataque contra Libération no era el
primero. El pasado viernes, el mismo individuo realizó un atentado fallido
contra el canal de televisión de información continua BFMTV. Y ayer, después de
disparar en Libération, tiroteó también la sede del
banco Société Générale en el barrio de negocios de La Défense –en la periferia
oeste de la capital– y, en su huida, secuestró a un conductor, al que obligó a
llevarle hasta los Campos Elíseos, donde se le perdió la pista definitivamente.
Mientras se dilucida el caso, todos los medios de
comunicación con sede en París han recibido protección policial. Para el
presidente Hollande, no hay ninguna duda de que el objetivo de estos ataques es
“la libertad de información”. Y lo mismo piensa el director del diario Libération, Nicolas Démorand, quien además enmarcó la
agresión en el “clima de violencia verbal” que reina en el país desde hace unos
meses, alimentado fundamentalmente por grupos de extrema derecha y de católicos
integristas. No está claro, sin embargo, si el atacante es un perturbado mental
o puede ser un elemento de la ultraderecha que actúe con fines políticos. El
fiscal de París, François Molins, dijo a este respecto que “no se descarta
ninguna pista”.
Los ministros del Interior y de la Cultura, Manuel Valls y
Aurélie Filippetti, así como el alcalde de París, Bertrand Delanoë, se
desplazaron hasta la sede de Libération para expresar su
solidaridad con el diario y con la prensa en general. La redacción estaba
enormemente conmocionada por lo sucedido. Otros políticos manifestaron
asimismo su apoyo al rotativo, entre ellos el exprimer ministro François
Fillon, que llamó a hacer frente común.
El tirador, captado en diversos momentos y lugares por
cámaras de vídeovigilancia, es un hombre de tipo europeo, de entre 35 y 45 años
de edad, y de 1,70 a
1,80 m .
de altura, lleva el pelo muy corto y luce barba de dos o tres días. En sus
acciones ha aparecido siempre con gorra y gafas, así como con una bolsa en
bandolera. Pero su vestimenta ha cambiado: ayer llevaba una trenka de color
caqui y unas visibles zapatillas deportivas de color verde y blanco. Su arma es un rifle de caza de calibre 12 mm ., y entre los cartuchos
recuperados por la policía figuran algunos especiales para cazar jabalíes y
presas de gran tamaño. La fiscalía difundió varias imágenes del sospechoso y
pidió la colaboración de los ciudadanos para identificarle y detenerle.
El ataque más grave se produjo en el diario Libération. Hacia las 10.15h, el atacante entró en el
vestíbulo de la sede del rotativo y disparó a bocajarro, hiriendo de gravedad a
una de las personas que allí se encontraban. Se trata de un joven fotógrafo en
prácticas, de 23 años, César, que había acudido al diario para participar en un
reportaje fotográfico para el suplemento Next. Herido en
el tórax, fue trasladado al hospital de la Pitié-Salpêtrière, donde fue
intervenido durante seis horas. Anoche, su estado seguía siendo extremadamente
crítico.
Posteriormente, el atacante salió sin apresuramiento y huyó
a pie. Todo indica que fue este mismo individuo quien, sobre las 12.25h,
efectuó varios disparos de escopeta contra la fachada exterior de la sede de la
Société Générale en La Défense. En este caso, no quiso matar a nadie, pues en
lugar de disparar contra la decena de personas que se encontraban fumando en el
exterior del edificio, tiró contra los cristales. Quince minutos después, hacia
las 12.40h, secuestró en las cercanías a un conductor y le obligó a llevarle
hasta la zona de los Campos Elíseos en su confluencia con la avenida de Georges
V. Llegado al lugar descendió y pudo escabullirse tomando el metro. En todo
caso, allí se le perdió la pista.
Todo había empezado en realidad el pasado viernes, cuando a
las 6.50h, todavía noche cerrada, el tirador se acercó a la sede del canal de
información BFMTV y amenazó con el mismo rifle a quienes se encontraban en
aquel momento en el vestíbulo, entre ellos el redactor jefe, Philippe Antoine.
En este caso, el atacante no llegó a disparar, sin que se sepa a ciencia cierta
si fue un acto voluntario o consecuencia de un fallo del arma. En las imágenes
tomadas por las cámaras de vídeovigilancia, difundidas anoche por varias
cadenas, se ve cómo el individuo hace el ademán de cargar su rifle y luego se
va, no sin antes amenazar a los presentes: “La próxima vez no fallaré”. En su
huida dejó abandonados en el suelo dos cartuchos sin percutir que están siendo
analizados.
Prueba de la determinación y frialdad del atacante, las
cámaras de la empresa que gestiona el transporte público de París –la RATP– le
grabaron esperando tranquilamente sentado durante veinte minutos en una cercana
parada del tranvía antes de decidir que había llegado el momento y dirigirse a
BFMTV.
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