martes, 26 de noviembre de 2013

Irán respirará en diciembre

Los países occidentales empezarán a levantar las primeras sanciones contra Irán, fruto del acuerdo alcanzado este fin de semana en Ginebra sobre su programa nuclear, de forma inmediata. Así lo avanzó ayer el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, quien precisó que la Unión Europea adoptará esta decisión el próximo mes de diciembre, y lo mismo hará –añadió– Estados Unidos. El levantamiento de sanciones será “limitado, selectivo y reversible”, declaró el titular del Quai d’Orsay a la emisora de radio Europe 1, donde explicó que en las próximas semanas los titulares de Exteriores de la UE se reunirán en Bruselas con este objetivo. El acuerdo firmado con Irán por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China–, más Alemania, con una validez inicial se seis meses, prevé un levantamiento parcial de las sanciones adoptadas contra el régimen de los ayatolás en los últimos años a cambio de la paralización de aquellos aspectos del programa nuclear iraní que podrían conducir a la fabricación de la bomba atómica. Durante este tiempo, las partes deben buscar un acuerdo total y definitivo.

Teherán ha aceptado detener los trabajos de enriquecimiento de uranio por encima del 5% –límite suficiente para la generación de electricidad–, neutralizar sus depósitos de uranio enriquecido al 20% –que fácilmente podrían conducir a darle una utilidad militar–, no construir nuevas centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio –aunque podrá mantener las 19.000 que ya tiene–, paralizar la construcción de la central de Arak –susceptible de producir plutonio para uso militar– y permitir el libre acceso de los inspectores de la agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) a sus instalaciones.

Las condiciones aceptadas por Irán se aproximan mucho a las exigidas por Francia, como se cuidó de subrayar el presidente François Hollande el domingo. “Es un paso importante en la buena dirección”, consideró el jefe de Estado francés, que ha jugado fuerte en el dossier iraní. Hasta el punto de que hace quince días no dudó en abortar un acuerdo por considerar que las concesiones iraníes eran insuficientes. La actitud firme de París, criticada en privado por algunos diplomáticos occidentales, fue en cambio aplaudida en Israel y entre los republicanos norteamericanos. “Vive la France!”, llegó a escribir el senador y ex candidato a la Casa Blanca John McCain, para quien la postura de Hollande ponía en evidencia la debilidad de la administración de Barack Obama.

Los israelíes, que recibieron hace una semana al presidente francés como a un héroe, han enfriado considerablemente su entusiasmo con el papel de París, después de que éste diera su aval al acuerdo de este fin de semana, que el primer ministro Benjamin Netanyahu ha calificado de “error histórico”. El ministro de Finanzas, Yaïr Lapid, expresó ayer su decepción y se preguntó cómo Laurent Fabius –al que calificó de “verdadero amigo de Israel”– pudo levantar el dedo pulgar en señal victorias tras la conclusión del acuerdo, a cuyos ojos falta un elemento fundamental: el desmantelamiento de las centrifugadoras. Este es un asunto clave, pues Teherán se acoge a la letra del acuerdo para interpretar que hay un reconocimiento implícito del derecho de Irán al enriquecimiento de uranio. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, lo ha negado categóricamente, pero Laurent Fabius lo ha aceptado indirectamente al admitir que si no un “derecho” sí se ha reconocido la existencia de un “programa de enriquecimiento”, aunque sea sometido a “limitaciones precisas”.

Para Francia, la conclusión del acuerdo en los términos en que ha sido firmado constituye la validación de la estrategia aplicada en los últimos años –por Nicolas Sarkozy primero y por Hollande después–, consistente en una dura política de sanciones con el objetivo de forzar una negociación y evitar una intervención militar.
El dossier iraní conforta asimismo los esfuerzos de París por mantener su influencia internacional. Confrontada a una progresiva pérdida de peso económico, Francia está empeñada en mantener su peso en el mundo, lo que sustenta en su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto, su capacidad militar –incluida aquí su potencia nuclear– y una red diplomática sólo superada por Estados Unidos.


Empresas a la espera

Los mercados financieros recibieron ayer con alzas generalizadas el acuerdo con Irán y las empresas occidentales se frotan ya las manos ante la posibilidad de volver a hacer negocios en Irán. En esta carrera, los franceses parten con mal pie, habida cuenta de la línea dura de París. Uno de los sectores que van a liberarse es el del automóvil, en el que Francia esta muy interesada. Antes de dejar el país en el 2012. Renault y PSA Peugeot-Citroën producían allí 600.000 vehículos.






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