El misterioso
tirador del rifle, que en los últimos días ha cometido atentados contra varios
medios de comunicación franceses sigue huido, perdido, camuflado en algún
rincón de la aglomeración de París, sin que la policía haya conseguido hasta
ahora identificarle ni detenerle. La investigación, en la que el Ministerio del
Interior ha volcado todos los medios a su disposición, ha permitido sin embargo
obtener una muestra del ADN del individuo, del que existe también una nueva
imagen donde puede apreciarse claramente su rostro.
La policía científica ha conseguido recuperar una muestra de
ADN del sospechoso en el vehículo a cuyo conductor secuestró, poco después del
mediodía del lunes, para que le llevara desde el barrio de negocios de La
Défense hasta los Campos Elíseos. El testimonio de este hombre, que estuvo
retenido por el tirador durante aproximadamente veinte minutos –los que tardó
en completar el trayecto hasta su destino–, es una de las principales fuentes
de información que están explotando los investigadores. Según su declaración,
el sospechoso le explicó que acababa de salir de prisión, le dijo que además
del rifle llevaba granadas de mano en una bolsa y le aseguró que estaba
dispuesto a llegar hasta el final...
Si fuera cierto que ha estado en prisión, su identificación
no debería resultar muy difícil, pues todos los presos están fichados con sus
huellas genéticas. Pero si nunca ha sido fichado, el ADN no permitirá
identificarle, aunque posteriormente ello pueda ser utilizado como prueba de
cargo.
El individuo perpetró su primer acción a primera hora de la
mañana del pasado viernes, cuando entró en la sede del canal de información
BFMTV armado con un rifle de caza del calibre 12 mm . y amagó con disparar,
sin que se sepa si el arma le falló. “La próxima vez no fallaré”, amenazó al
marcharse. El mismo individuo volvió a la carga a media mañana del lunes,
cuando entró en la sede del diario Libération y disparó
contra los presentes en el vestíbulo, hiriendo de gravedad a un joven
fotógrafo. Posteriormente, se trasladó hasta La Défense y disparó contra la
fachada de la sede del banco Société Générale.
Las autoridades francesas difundieron ayer una nueva imagen
del tirador del rifle en la que, por primera vez, puede vérsele claramente el
rostro. Se trata, como ya avanzó anteayer el fiscal de París, François Molins,
de un hombre de tipo europeo, de entre 35 y 45 años de edad, y de 1,70 a 1,80 m . de altura. Aunque
siempre aparece cubierto, puede observarse que lleva el pelo corto y que tiene
algunas canas. Sus cabellos, como dicen los franceses, son de color “pimienta y
sal”.
Esta nueva imagen fue captada por una de las cámaras de
vídeovigilancia de la RATP en la estación Pont de l’Alma del metro regional
RER, lo que indica que después de bajar del coche, en la avenida de Georges V
–cerca del hotel del mismo nombre–, por debajo de los Campos Elíseos, el
sospechoso descendió a pie hasta el Sena y cruzó a la ribera izquierda del río.
La línea C del RER conduce a numerosas ciudades de la banlieue de París, con finales en Pontoise, Versalles,
Saint-Quentin-en-Yvelines, Massy-Verrières, Dourdant-la-Fôret y
Saint-Martin-d’Étampes. A su paso por el centro de la capital francesa tiene
media docena de enlaces.
La imagen del Pont de l’Alma, la última de la que la policía
dispone del sospechoso, contiene un dato de enorme importancia: el tirador
aparece en ella con una vestimenta diferente a la que llevaba cuando irrumpió
en la sede de Libération y cuando, alrededor de una hora
y media después, disparó contra la torre de la Société Générale. En lugar de
una trenka de color caqui y una gorra de mismo color, luce en ella una cazadora
roja y un gorro beige. Lo cual indica que antes de secuestrar al conductor en
La Défense se cambió de ropa –que presumiblemente llevaba en la bolsa que
cargaba en bandolera– con el fin de difuminar su rastro. Y confirma que sus
acciones estaban meticulosamente preparadas.
La policía confía en que la colaboración ciudadana permita
finalmente identificar al huido. Más de 400 personas han llamado ya al número
de teléfono habilitado para recoger todos aquellos testimonios que puedan
conducir a la captura del tirador. Alrededor de 120 de estos testimonios han
retenido la atención de la policía, que realiza en cada caso las comprobaciones
necesarias. Fruto de estas indagaciones, a media mañana de ayer fue detenida
una persona en el distrito 7 de París, lo que dio lugar a una cierta confusión
sobre el posible arresto del tirador. Posteriormente fue puesta en libertad sin
cargos. La policía comprobó asimismo las coartadas de otras personas.
El ministro del Interior, Manuel Valls, recordó ayer que el
tirador del rifle –un hombre solitario y determinado, que puede volver a
actuar– representa “un verdadero peligro” y pidió de nuevo a los franceses a
que comuniquen a la policía cualquier indicio. “No estaremos tranquilos hasta
que no le hayamos puesto la mano encima”, afirmó.
El fotógrafo herido sale del coma
El joven ayudante de fotografía herido de gravedad por el
tirador del rifle en el vestíbulo del diario Libération salió ayer del coma artificial inducido por los médicos del hospital
de la Pitié-Salpêtrière de París, donde el lunes fue intervenido durante seis
horas y donde permanece ingresado. Aunque en estado crítico, su estado ha
mejorado ligeramente y se encuentra estable. El fotógrafo, de 23 años y de
nombre César, colaborador habitual del diario, se encontraba en el vestíbulo
–esperando para realizar una sesión de fotos para el suplemento mensual Next–
cuando el tirador entró en el edificio y le disparó dos tiros a bocajarro.
Simplemente porque fue él a quien encontró primero. El fotógrafo resultó herido
de gravedad en el tórax, muy cerca del corazón, y en el abdomen. El ataque
causó una verdadera conmoción en el diario, que nunca antes había sido objeto
de un atentado tan grave como éste.
El director del rotativo, Nicolas Demorand, considera que la
agresión constituye un verdadero atentado contra la libertad de expresión y de
información. En un editorial publicado ayer bajo el título “Continuaremos”,
Demorand recuerda que un diario es “un actor irreemplazable de la vida
democrática”. “Disparar en un diario –prosigue– es atentar contra la vida de
hombres y mujeres que sólo hacen su trabajo. Y contra una idea, un conjunto de
valores que en nuestro país se llaman República”. "Libération no cambiará (...) Seguiremos trabajando con
nuestras propias armas, no violentas, que son las de la libertad y el
periodismo”, concluye el director.
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