Estados Unidos,
Francia y el Reino Unido quieren que la futura resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU sobre Siria, fruto del acuerdo alcanzado el fin de semana
pasado por norteamericanos y rusos en Ginebra para la destrucción de las armas
químicas en manos del régimen sirio, sea “fuerte” y “coercitiva”, y que prevea
“consecuencias” en caso de incumplimiento por parte de Damasco. El secretario
de Estado norteamericano, John Kerry; el ministro francés de Asuntos
Exteriores, Laurent Fabius, y el jefe del Foreign Office, William Hague, se
reunieron ayer en París con el presidente François Hollande primero y después
entre sí para fijar la posición occidental cara a la –difícil y conflictiva–
concreción del acuerdo. Moscú no tardó en reaccionar a estas declaraciones
rechazando que la resolución contenga amenazas.
John Kerry utilizó el mismo tono de firmeza que la víspera
había mostrado en Israel. “No toleraremos medidas dilatorias. Si (e régimen
sirio) falta a sus deberes, no nos engañemos, habrá consecuencias”, dijo en la
conferencia de prensa que los tres cancilleres ofrecieron en el Quai d’Orsay. Y
añadió como advertencia: “Si la diplomacia fracasa, la opción militar sigue
sobre la mesa”.
Toda la cuestión es si la resolución contendrá, o no, una
alusión explícita al capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, lo cual
permitiría el recurso a la fuerza militar contra Damasco en caso de
incumplimiento. Washington y París así lo desean, pero Rusia se opone
frontalmente. John Kerry sugirió que que el recurso a la fuerza podría
reservarse al caso de que Bashar el Asad utilizara de nuevo las armas químicas
para atacar a la oposición.
Tanto Kerry como Fabius y Hague coincidieron asimismo en que
el siguiente paso es abordar una solución política al conficto en una nueva
conferencia de paz (Ginebra 2) que alumbre una autoridad de transición, de la
que serían excluidos los yihadistas.
Hollande, partidario de la firmeza
La opción
militar debe mantenerse, porque si no, no habrá coerción”. Así lo expresó
anoche François Hollande, quien consideró que sólo la amenaza de un ataque
internacional forzará a Bashar el Asad a acatar la destrucción de su arsenal de
armas químicas, pactada por Estados Unidos y Rusia –con la aquiescencia del
dictador sirio– y que debe ser objeto de una próxima resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU. El presidente francés, que coincidió en esto con lo
expresado por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Israel,
afirmó que la resolución de las Naciones Unidas sobr Siria –que podría votarse
a finales de esta semana– debe “prever sanciones” contra Damasco en caso de
incumplimiento.
Hollande, entrevistado en el informativo nocturno de TF1,
compareció en televisión para tratar de combatir ante la opinión pública
francesa la percepción de que Francia ha sido marginada por norteamericanos y
rusos en la resolución de la crisis siria. El presidente francés reivindicó en
este sentido el papel determinante de su país al hacer creíble la amenaza de
una intervención militar –“La presión ejercida por Francia y Estados Unidos es
la que ha conducido al acuerdo, la estrategia ha funcionado”, afirmó– y
relativizó el alcance del acuerdo alcanzado este fin de semana por John Kerry y
su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en Ginebra. “El acuerdo es una etapa
importante, pero no un punto de llegada”, dijo Hollande, quien aprovechó la
ocasión para cuestionar la viabilidad del calendario propuesto para la
destrucción de las armas químicas. “Es un poco ambicioso”, juzgó. El acuerdo
ruso-norteamericano prevé completar la eliminación del arsenal químico sirio a
mediados del 2014, cuando los expertos consideran que por su volumen puede
tardar años.
Hollande, acompañado por su ministro de Asuntos Exteriores,
Laurent Fabius, recibirá hoy en el Elíseo a John Kerry y al titular del Foreing
Office, William Hague, para abordar la preparación de la resolución de la ONU.
Los tres ministros se reunirán después en el Quai d’Orsay.
El presidente francés subrayó anoche que, una vez aprobada
la resolución del Consejo de Seguridad y encarrilado el problema de las armas
químicas, debe abordarse la búsqueda de una solución política que ponga fin a
la guerra civil en Siria, que ha causado ya 120.000 muertos y dos millones de
refugiados, y siente la bases de una transición política hacia la democracia.
“Hay que detener este engranaje”, afirmó.
Hollande señaló que su país mantendrá una extrema vigilancia
en este proceso para evitar la eventual toma del poder por los islamistas
radicales, a los que consideró “igualmente peligrosos” que el régimen. “El Asad
y los yihadistas son, ambos, unos asesinos”. remachó.
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