martes, 17 de septiembre de 2013

Siria, pulso por la letra pequeña

Estados Unidos, Francia y el Reino Unido quieren que la futura resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, fruto del acuerdo alcanzado el fin de semana pasado por norteamericanos y rusos en Ginebra para la destrucción de las armas químicas en manos del régimen sirio, sea “fuerte” y “coercitiva”, y que prevea “consecuencias” en caso de incumplimiento por parte de Damasco. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry; el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, y el jefe del Foreign Office, William Hague, se reunieron ayer en París con el presidente François Hollande primero y después entre sí para fijar la posición occidental cara a la –difícil y conflictiva– concreción del acuerdo. Moscú no tardó en reaccionar a estas declaraciones rechazando que la resolución contenga amenazas.

John Kerry utilizó el mismo tono de firmeza que la víspera había mostrado en Israel. “No toleraremos medidas dilatorias. Si (e régimen sirio) falta a sus deberes, no nos engañemos, habrá consecuencias”, dijo en la conferencia de prensa que los tres cancilleres ofrecieron en el Quai d’Orsay. Y añadió como advertencia: “Si la diplomacia fracasa, la opción militar sigue sobre la mesa”.

Toda la cuestión es si la resolución contendrá, o no, una alusión explícita al capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, lo cual permitiría el recurso a la fuerza militar contra Damasco en caso de incumplimiento. Washington y París así lo desean, pero Rusia se opone frontalmente. John Kerry sugirió que que el recurso a la fuerza podría reservarse al caso de que Bashar el Asad utilizara de nuevo las armas químicas para atacar a la oposición.

Tanto Kerry como Fabius y Hague coincidieron asimismo en que el siguiente paso es abordar una solución política al conficto en una nueva conferencia de paz (Ginebra 2) que alumbre una autoridad de transición, de la que serían excluidos los yihadistas.


Hollande, partidario de la firmeza


La opción militar debe mantenerse, porque si no, no habrá coerción”. Así lo expresó anoche François Hollande, quien consideró que sólo la amenaza de un ataque internacional forzará a Bashar el Asad a acatar la destrucción de su arsenal de armas químicas, pactada por Estados Unidos y Rusia –con la aquiescencia del dictador sirio– y que debe ser objeto de una próxima resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente francés, que coincidió en esto con lo expresado por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Israel, afirmó que la resolución de las Naciones Unidas sobr Siria –que podría votarse a finales de esta semana– debe “prever sanciones” contra Damasco en caso de incumplimiento.

Hollande, entrevistado en el informativo nocturno de TF1, compareció en televisión para tratar de combatir ante la opinión pública francesa la percepción de que Francia ha sido marginada por norteamericanos y rusos en la resolución de la crisis siria. El presidente francés reivindicó en este sentido el papel determinante de su país al hacer creíble la amenaza de una intervención militar –“La presión ejercida por Francia y Estados Unidos es la que ha conducido al acuerdo, la estrategia ha funcionado”, afirmó– y relativizó el alcance del acuerdo alcanzado este fin de semana por John Kerry y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en Ginebra. “El acuerdo es una etapa importante, pero no un punto de llegada”, dijo Hollande, quien aprovechó la ocasión para cuestionar la viabilidad del calendario propuesto para la destrucción de las armas químicas. “Es un poco ambicioso”, juzgó. El acuerdo ruso-norteamericano prevé completar la eliminación del arsenal químico sirio a mediados del 2014, cuando los expertos consideran que por su volumen puede tardar años.

Hollande, acompañado por su ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, recibirá hoy en el Elíseo a John Kerry y al titular del Foreing Office, William Hague, para abordar la preparación de la resolución de la ONU. Los tres ministros se reunirán después en el Quai d’Orsay.

El presidente francés subrayó anoche que, una vez aprobada la resolución del Consejo de Seguridad y encarrilado el problema de las armas químicas, debe abordarse la búsqueda de una solución política que ponga fin a la guerra civil en Siria, que ha causado ya 120.000 muertos y dos millones de refugiados, y siente la bases de una transición política hacia la democracia. “Hay que detener este engranaje”, afirmó.

Hollande señaló que su país mantendrá una extrema vigilancia en este proceso para evitar la eventual toma del poder por los islamistas radicales, a los que consideró “igualmente peligrosos” que el régimen. “El Asad y los yihadistas son, ambos, unos asesinos”. remachó. 


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