jueves, 12 de septiembre de 2013

Los ministros, privados de su teléfono móvil

Nada de utilizar el teléfono móvil personal, o la tableta digital,para hablar de asuntos del Gobierno ni intercambiar información “sensible”, menos aún si está clasificada. Nada de recurrir alegremente a internet, ni reenviar los mensajes del correo electrónico oficial al personal. Nada de intercambiar mensajes de texto (sms), ni de hablar como si nada cuando se viaja al extranjero...

El gabinete del primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, envió a finales de agosto un correo a todos los miembros del Gabinete instándoles a extremar las medidas de seguridad para evitar ser espiados. La carta, según ha revelado L’Express, recuerda los “atentados a la seguridad de los sistemas de información” constatados en los últimos meses, en una clara alusión a las escuchas masivas realizadas por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos. Francia ya puede ser el “más antiguo aliado” de EE.UU., como ha subrayado el secretario de Estado, John Kerry, a propósito de la estrecha cooperación franco-americana en la crisis de Siria, que no por ello ha sido menos espiado por Washington, como pusieron de relieve los documentos revelados por el ex agente Edward Snowden.

Las instrucciones empiezan subrayando la necesidad de que todas las informaciones relativas a la defensa nacional y clasificadas como confidenciales o secretas deben imperativamente ser transmitidas a través de los equipamientos especiales suministrados, esto es, el teléfono móvil encriptado Theorem –desarrollado por la sociedad Thales, de los que se han distribuido 2.300 unidades en los ministerios de Defensa, Interior, Justicia, Economía y Finanzas, y Asuntos Exteriores– y el sistema de intranet Isis. Hasta aquí, nada de particular.

El problema viene con lo que la circular define como “informaciones sensibles”, que a juicio de Matignon son prácticamente todas: “En su mayoría, las informaciones manipuladas o intercambiadas en el seno de la administración, particularmente por la autoridades y los gabinetes ministeriales, son sensibles, sin estar clasificadas”, sostiene la misiva.

Ninguna de estas informaciones debería pasar a partir de ahora, ni verbal ni documentalmente, por ningún teléfono móvil personal (smartphones) sin un dispositivo de seguridad avalado por la Agencia Nacional de la Seguridad de los Sistemas de Información (Anssi), ni viajar por internet si no han sido previamente cifradas. Nada de utilizar para los asuntos gubernamentales los ordenadores personales, ni las tabletas, ni el correo electrónico personal, ni enviar sms... Y en caso de viajar al extranjero, vigilar lo que se dice en las sedes de organismos internacionales, aeropuertos, hoteles, restaurantes y cybercafés... casi, casi, como los espías de John Le Carré.

Si el primer ministro se ha visto obligado a enviar esta circular a los miembros del Gobierno es porque hasta el momento la mayoría no han mostrado una excesiva preocupación por estos asuntos. Tampoco los del Gabinete anterior. El ex presidente Nicolas Sarkozy, sin ir más lejos, se impacientaba enormemente con la lentitud de su teléfono Theorem y acabó por dejarlo normalmente en un rincón. Muchos ministros de François Hollande siguen haciendo hoy lo mismo. Y no parece que el tono apocalíptico de la carta vaya a hacerles cambiar de opinión. La mayoría, al salir ayer el Consejo de Ministros, parecía ignorar las nuevas instrucciones. Y el titular de Trabajo, Michel Sapin, les quitó toda importancia: “No creo que mis informaciones interesen a Barack Obama”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario