No ha hecho falta que la investigación policial sobre los presuntos insultos racistas y antisemitas pronunciados por John Galliano culminara para que la casa Dior decidiera, ayer, el despido fulminante de su estilista estrella. Una segunda denuncia por hechos similares y –sobre todo– la difusión de un vídeo en el que el modisto, visiblemente borracho, manifestaba su adhesión a Hitler han precipitado los acontecimientos. La dirección de Dior, en un comunicado de su presidente, Sidney Toledano, explicó su expeditiva decisión por “el carácter particularmente odioso del comportamiento y de las afirmaciones de John Galliano”, que están “en total contradicción con los valores esenciales” de la casa.
El desfile previsto por la firma francesa el próximo viernes en el museo Rodin de París para presentar su nueva colecciónpara la temporada primavera-verano 2012 en la semana del prêt-à-porter, corría ayer el riesgo de ser suspendido. La misma incógnita pesaba sobre el desfile que John Galliano tenía programado para el domingo bajo su propia marca.
El modisto gibraltareño, responsable de la línea de moda femenina de Dior desde hace cerca de quince años, se situó al borde del precipicio el jueves de la semana pasada, cuando fue detenido por la policía acusado de haber proferido insultos racistas y antisemitas a una pareja que estaba sentada a su lado en la terraza de la brasserie La Perle, en el barrio parisino del Marais. Galliano, que estaba ebrio en el momento del altercado, fue suspendido en sus funciones el viernes de forma cautelar por la dirección, a la espera de aclarar la situación. No ha habido tal. Nuevos elementos aparecidos después han acabado empujando al excéntrico modisto británico al fondo del abismo.
Galliano compareció de nuevo el lunes en comisaría para un careo con sus demandantes y negó haber pronunciado injuria alguna de tipo racista o antisemita. Los demandantes mantuvieron su acusación –según la cual, el creador les habría llamado en inglés “sucia judía” y “jodido hijo de puta asiático”–, pero varios testigos presenciales aseguraron no haber escuchado semejantes palabras.
Aparentemente, Galliano –que reivindica su inocencia desde el primer momento– podría haber salido del atolladero, a falta de una prueba de cargo fehaciente. Pero la presentación de una segunda demanda por el mismo comportamiento, interpuesta por una mujer que habría sido insultada por el diseñador en el mismo lugar en octubre del año pasado, y la difusión de un comprometedor vídeo le cerraron toda salida.
En el citado vídeo, colgado en su página web por el tabloide británico The Sun, supuestamente grabado el pasado diciembre, puede verse a Galliano, sentado nuevamente en la terraza de un café, en el mismo estado de embriaguez, insultando desagradablemente en inglés a los clientes de la mesa de al lado con afirmaciones del mismo tenor. “Me encanta Hitler”, afirma en la grabación el hasta ahora director artístico de Dior, quien a continuación no deja el menor resquicio de duda sobre el sentido de sus palabras: “La gente como vosotros estaría muerta. Vuestras madres, vuestros padres serían todos unos jodidos gaseados”.
Demasiado para la imagen de Dior. El presidente del mastodóntico grupo de lujo LVMH –propietario, entre muchas otras marcas, de Dior–, Bernard Arnault, decidó zanjar el asunto rápidamente.
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