Conforme pasan las horas, la gravedad del accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima va ascendiendo niveles en la escala del horror. La Agencia de Seguridad Nuclear (ASN) francesa fue ayer más allá que las autoridades japonesas y lo situó en el nivel de alerta 6, por encima del atribuido al accidente de la central norteamericana de Three Mile Island (Harrisburg) en 1979 y sólo un nivel por debajo de la catástrofe de la central ucraniana de Chernobil en 1986. Se trata del segundo nivel más grave en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (INES) que tiene siete. El nivel 6 –“accidente grave”– comporta la liberación al exterior de importantes cantidades de radioactividad.
La agencia francesa no tiene ninguna competencia oficial para declarar el nivel de gravedad del accidente de Fukushima, pero su opinión pone en evidencia a las autoridades japonesas, que lo mantenían ayer invariablemente en el nivel 4, a pesar de la degradación de la situación. Una segunda amonestación llegó desde Viena: el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), el japonés Yukiya Amano, calificó de “muy inquietantes” los últimos acontecimientos y pidió a los autoridades niponas una información más completa y rápida de lo que ha sido hasta ahora. “La comunicación tiene que ser reforzada”, dijo Amano, quien no se atrevió a pronosticar la evolución de la situación. “En las próximas horas, la situación se puede agravar o puede mejorar, es difícil decirlo”.
La preocupación expresada por el director de la AIEA se centraba especialmente en el reactor número 2 de la central de Fukushima, cuyo núcleo –afirmó– “podría estar dañado”. Después de las explosiones registradas en los reactores número 1 y número 3 –el sábado y el lunes, respectivamente–, el reactor número 2 sufrió en la madrugada de ayer dos deflagraciones consecutivas –a las 6.10 y las 10.00, hora local–, causando importantes daños.
Es precisamente la evolución en el reactor número 2 la que concentra las mayores preocupaciones. Y la que llevó ayer a la ASN francesa a hablar de nivel 6 de alerta. El director de esta agencia, André-Claude Lacoste, consideró confirmada la “fusión parcial” del núcleo del reactor número 2, así como “la degradación del recinto de confinamiento”, que según sus apreciaciones habría perdido su estanqueidad. Ello explicaría, según la ASN, los elevados niveles de radioactividad medidos junto al reactor.
Los núcleos de los reactores 1 y 3 se habrían fundido asimismo parcialmente, aunque el recinto de confinamiento permanecería íntegro, pese a las explosiones registradas. En cuanto al reactor número 4, parado desde noviembre, ayer sufrió un incendio en la piscina de almacenamiento del combustible usado, lo que habría generado la salida de elementos radioactivos directamente a la atmósfera. En la estructura del edificio aparecieron dos grietas de ocho metros. En los reactores 5 y 6 se ha detectado asimismo un aumento de la temperatura en las piscinas de almacenamiento.
La ASN expresó su preocupación por la integridad física de los trabajadores –una cincuentena– que están operando en la central y manifestó sus dudas sobre su capacidad para mantener a largo plazo las tareas en el lugar.
El ministro japonés de Asuntos Exteriores, Takeaki Matsumoto, que ayer participó en la reunión en París del grupo G-8, confirmó que el incendio en el reactor 4 había provocado la salida de radioactividad en un nivel “dañino para la salud de la población”. El Gobierno japonés, explicó, ha evacuado a los habitantes situados en un radio de 20 kilómetros de la central y hecho un llamamiento a los situados a 30 kilómetros a permanecer en sus casas. “Estamos haciendo todo lo posible por resolver el problema–dijo–. Pido a todos que mantengan la sangre fría”.
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