Para nadie es un secreto que fuera de los focos las discusiones entre los líderes políticos mundiales tienen poco que ver, por su nivel de franqueza, con sus habitualmente aterciopeladas declaraciones públicas. En la mayoría de las ocasiones –diplomacia obliga–, las broncas sólo se conocen a tiro pasado, a partir de versiones de segunda mano. Y sólo muy raramente se ofrece a unos pocos la posibilidad de escucharlas en directo.
Esto es exactamente lo que les pasó a un puñado de periodistas que el jueves pasado esperaban pacientemente el inicio de la conferencia de prensa de los presidentes de Francia y Estados Unidos, Nicolas Sarkozy y Barack Obama, en la cumbre del G-20 en Cannes, mientras ambos mandatarios mantenían su reunión en una sala cercana.
Por un error, o por un exceso de anticipación, ambos líderes tenían ya colocados y activados los micros de la conferencia de prensa, pese a que la entrevista todavía no había acabado. Perfectamente al caso, la organización empezó a distribuir entre los periodistas presentes que lo precisaban los transmisores de la traducción simultánea, pero reteniendo los auriculares. Alguna alma cándida, o excesivamente confiada, explicó a los presentes el porqué, consiguiendo que los pocos que llevaban auriculares personales encima los conectaran inmediatamente para escuchar lo que se decía.
Y lo que escucharon, según reveló el sitio web francés Arrêt sur images, dirigido por el periodista Daniel Scheneidermann, no duró más de tres minutos pero fue realmente jugoso.
Al margen de la crisis financiera de la zona euro, los presidentes de Estados Unidos y deFrancia dedicaron la parte final de su conversación al conflicto de Oriente Medio. Obama reprochó a Sarkozy no haberle prevenido del voto francés a favor del ingreso de Palestina en la Unesco. “No me gustó tu modo de presentar las cosas. Nos debilitó. Nos deberías haber consultado. Pero bueno, ahora eso ya ha pasado”, le dijo.
Más tarde, la conversaciòn derivó hacia el papel del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien Francia acusa de obstaculizar el proceso de paz. Sarkozy, que hace un tiempo se dijo “decepcionado” por Netanyahu, esta vez fue más allá, al decirle a su interlocutor: “No puedo verlo, es un mentiroso”. A lo que el estadounidense, lejos de defender al israelí, apostilló: “Tú estás harto de él, pero ¡yo tengo que tratar con él todos los días!”. El Elíseo no hizo ayer comentarios al respecto.
Pillados en falta, confrontados a la obligación de respetar el carácter privado de la conversación, los periodistas aceptaron la petición de la organización de no difundir el contenido de lo escuchado. Tanto por motivos deontológicos como por la voluntad de no crearles un problema a los miembros del servicio de prensa. Sólo el periodista de Le Monde Arnaud Leparmentier evocó la charla en su blog. Pero sin desvelar las palabras pronunciadas.
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